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Economía|Martes, 20 de octubre de 2015
Alzas en la producción, el consumo y las exportaciones. Cambios en los patrones de alimentación

Mitos y verdades sobre la actividad ganadera

El Ministerio de Agricultura analizó la evolución del sector en las últimas décadas. Se destaca el avance entre 2002 y 2014 de las producciones de carne aviar y porcina. El consumo total de carnes el año pasado superó en 16 por ciento el máximo de los noventa.

Por Sebastián Premici
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Las exportaciones de carne porcina tuvieron un alza de 297,7 por ciento entre 2002 y 2014, según el informe oficial.

“La producción de carnes tuvo un crecimiento de 49,8 por ciento entre 2002 y 2014, y de esta manera se rompió el estancamiento de la década del 90, en la cual la producción aumentó apenas un 0,8 por ciento. El marcado incremento de la producción se generó en un contexto sectorial de gran crecimiento de la agricultura, que tuvo tasas de expansión también superiores a las de la década menemista”. Esta es la principal conclusión de un trabajo del Ministerio de Agricultura, que analizó la producción de carne bovina, porcina y aviar de los últimos doce años. En 2014, el consumo total de carnes alcanzó los 109,9 kilos por habitante por año, un 16,3 por ciento más que el consumo registrado entre 1991 y 2000. En el período analizado, las exportaciones aumentaron, en volumen, un 96,3 por ciento, alza liderada por las ventas de porcinos y aviar. En carne bovina hubo un retroceso en las cantidades (-42,0 por ciento), pero se registró un incremento de 119,0 por ciento medido en dólares. Estos datos coinciden con los informes elaborados por Página/12 en los que se analizó el sector ganadero durante el período kirchnerista.

“En el sector de carnes se produjo una intensificación del proceso productivo y un retroceso en las técnicas del tipo extensivo. Este marco promovió el avance de producciones cárnicas caracterizadas por modos de producción intensivas, como la aviar y porcina”, puede leerse en el informe elaborado por Agricultura. En el período analizado, la producción de carne aviar tuvo una variación positiva de 187,6 por ciento, seguido por la carne porcina con un 158,5 por ciento, mientras que la carne vacuna se mantuvo casi estable con una suba de 6 por ciento.

Las ventas al exterior de todo el conjunto cárnico es otro de los datos escamoteados por la dirigencia agropecuaria, como la Sociedad Rural, CRA y Coninagro. Entre 2002 y 2014, las ventas totales al exterior crecieron un 264,1 por ciento en valor y un 93,3 por ciento en volumen. Según el informe oficial, desde 2010 las exportaciones de carne aviar fueron las principales en términos de cantidades. En 2014 se vendieron 336.000 toneladas, un incremento de 712,2 por ciento en comparación con 2002. Las exportaciones de carne porcina tuvieron un alza de 297,7 por ciento entre 2002 y 2014, aunque todavía presentan una baja participación sobre el total (1,3 por ciento).

El año pasaron ingresaron al país 1868 millones de dólares a partir de las exportaciones de carne, un incremento de 264,1 por ciento en relación al registro de 2002. En el período 1994-2002, las ventas totales de carne al exterior decrecieron un 40,6 por ciento en dólares. Es decir, no hay una crisis en el sector de la carne, como sostiene la dirigencia de la ex Mesa de Enlace, sino que se evidencia un proceso de reconversión. La merma de la carne vacuna fue compensada por el pollo y los cerdos. Es decir que se pusieron en juego otras cadenas de valor.

Desde 2009 en adelante, la dirigencia agropecuaria ha sostenido que la Argentina importaría carne, producto de la pérdida de “12 millones de cabezas de ganado”. Invariablemente, año tras año, repiten esta cifra. El presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, lo mencionó la semana pasada, durante la jornada de protesta en el Obelisco. También sostuvo que se habían cerrado 138 frigoríficos. En 2003 había un stock de 55,8 millones de cabezas, que ascendió a los 58,7 millones en 2007.

Desde el 2004 hasta 2009, el sector experimentó un incremento de la faena cuyo pico máximo fue 2009, cuando se faenaron más de 16 millones de cabezas. Este aumento y su consecuente caída del stock bovino encuentra su explicación en los efectos de la sequía del año anterior, que provocó ventas masivas para recuperar parte de lo perdido en la agricultura y debido a la mala alimentación del ganado y al mal estado de las pasturas. También hubo una fuerte liquidación de hembras (49,25 por ciento) y novillos (19,6). Todo esto fue lo que confluyó, sumado a un cierre temporal de exportaciones, para que en 2011 el stock de ganado bovino haya caído a las 47,9 millones de cabezas, es decir una pérdida de 10,8 millones desde el pico de 2007 (y no 12 millones). De ahí en adelante comenzó una recomposición del stock ganadero. En 2012 ascendió a 49,8 millones de cabezas y al año siguiente a 50,9 millones. El 2014 concluyó con un stock bovino de 51,6 millones de cabezas, según la Encuesta Nacional Agropecuaria del Ministerio de Agricultura-Indec.

De acuerdo a los últimos datos disponibles del Ministerio de Trabajo, a diciembre de 2013 la cantidad de empresas del sector cárnico se incrementó en 155 unidades productivas. Si bien desde 2011 se nota un leve retroceso, este también puede explicarse a procesos de concentración que no implican el cierre de la empresa. Desde 2011 se cerraron siete empresas frigoríficas, y el empleo se redujo en sólo 500 puestos. En el acumulado de los 12 años, el empleo registrado en empresas cárnicas creció en 24.394 puestos (Boletín de Empresas Serie Anual 2013. Ministerio de Trabajo de la Nación).

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