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Economía|Sábado, 29 de noviembre de 2003
REPERCUSIONES DE LOS DICHOS DE ROBERTO LAVAGNA

Devaluación exitosa según para quién

El Ministerio de Economía tuvo que salir a aclarar los polémicos dichos de Lavagna respecto de que la Argentina era “el caso de devaluación más exitoso del mundo”. El vocero del ministro, Armando Torres, explicó que su jefe no se refería a la devaluación en sí misma sino “al éxito de las políticas aplicadas tras la devaluación, que permitieron terminar a partir de abril de 2002 con una espiral inflacionaria y del tipo de cambio”. “En abril la inflación estaba en el 20 por ciento y el dólar amenazaba, según pronósticos coincidentes, en llegar a 10 pesos o más”, agregó Torres.
“Ninguna de las crisis recientes, ni el Sudeste Asiático, ni México ni Brasil lograron una mejora del tipo de cambio real tan sustantiva como al cabo de meses logró la Argentina”, había afirmado Lavagna el jueves, durante una conferencia organizada por la cámara de exportadores.
El ex ministro de Economía de Duhalde, Jorge Remes Lenicov, quien fue el encargado de decretar oficialmente la devaluación, recibió con entusiasmo las declaraciones de Lavagna. “Está absolutamente en lo cierto”, destacó el actual embajador argentino ante la Unión Europea. “Si no se hubiera hecho lo que se hizo en su momento, seguramente estaríamos hoy en una situación mucho peor; no nos olvidemos que en enero, en diciembre de aquella época se hablaba de guerra civil o desintegración nacional”, insistió Remes.
Sin embargo, la mayoría de los economistas reprochó a Lavagna no mencionar los costos que la devaluación trajo aparejados a millones de familias argentinas, que vieron licuado su poder de compra. “El ministro tiene una visión parcial relacionada con el interés de los sectores exportadores de la economía nacional”, disparó el economista de la CTA y diputado electo Claudio Lozano. “Me refiero a que hubo un conjunto de sectores empresarios como el grupo Techint, que hicieron de la salida devaluacionista un objetivo fundamental y terminaron concretándolo con el colapso de 2001. La representación más genuina fue la presencia de Ignacio de Mendiguren”, agregó Lozano.
En tanto, Abel Viglione, de FIEL, consideró que la frase del ministro “no es nada alegre”. Y con cierto toque de ironía, interpretó: “El ministro quiso decir que le importa más el tipo de cambio que los precios. Pero la famosa competitividad es tener salarios y jubilaciones muy bajos”, advirtió. Para Viglione, esta realidad económica “no es sostenible en el largo plazo porque el tipo de cambio real irá cayendo. El dólar a este nivel se puede mantener sólo en el corto plazo”, aseguró.

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