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Economía|Miércoles, 27 de enero de 2016
Bajó el precio de la hacienda, pero no el de la carne en mostrador

Alza que no corrige el mercado

Tras un aumento en torno del 30 por ciento entre noviembre y diciembre, anticipándose a la devaluación, la carne se mantuvo en ese escalón pese a que la hacienda en pie tuvo una posterior baja. Anticipan que bajó el consumo.

Por Sebastián Premici
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El asado, bife angosto y cuadrada, entre los cortes populares que más aumentaron desde noviembre.

El precio de la carne en el mostrador mantiene casi invariables los aumentos aplicados antes de la devaluación anunciada y concretada por el macrismo. Entre octubre del año pasado y enero de este año, el asado experimentó un incremento de 33 por ciento, el bife ancho un 26 por ciento y el pollo un 30 por ciento. El pico de incrementos de precios y especulación ocurrió en diciembre, cuando el kilo de asado llegó a valer 112 pesos según los registros del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), que conduce el dirigente de Cambiemos Ulises Forte. Los precios del ganado en pie comenzaron a bajar (o estabilizarse), pero sin llegar a incidir en las carnicerías o supermercados.

El método de Ricardo Buryaile, ministro de Agroindustria, para obligar a los formadores de precios a bajar las subas es preanunciar la importación de carne. Sin embargo, el tema de fondo es que no sólo incidió la devaluación en los incrementos de precios sino también la eliminación de retenciones y la apertura irrestricta de las exportaciones.

“Si gano plata voy a producir más, eso es uno más uno”, había dicho la semana pasada el ministro de Agroindustria. La lógica de Buryaile, que además de ser funcionario es empresario ganadero, es dejarle al mercado la virtud de acomodar la oferta a la demanda de los consumidores. Esto implica revertir la ecuación del consumo interno. O mejor dicho, que se restrinja el consumo interno de carne, actualmente en torno al 90 por ciento del total producido, para liberar saldos exportables.

“Transcurrido el mes de enero, se ha vuelto a un valor lógico, disminuyó un 15 o 20 por ciento el valor del ganado en pie, por lo que habría razones para bajar a nivel de las góndolas. Para evitar los incrementos, el factor fundamental es que el gobierno controle a todos los eslabones de la cadena de comercialización. Una vez que subió en el mostrador, no baja nunca y es ahí donde hay que buscar la solución”, expresó Alfredo Bel, dirigente entrerriano de la Federación Agraria.

En octubre de 2015, el kilo de asado estaba 81,98 pesos según el Ipcva, mientras que el promedio de enero lo ubica en 109,10 pesos. El bife angosto pasó de 80,47 pesos en octubre a 103,11 pesos en enero. La cuadrada costaba 83,85 pesos, mientras que ahora tiene un valor (promedio) de 110,42 pesos, un 32 por ciento de diferencia. Este corte, incluso, volvió a subir después de diciembre.

“El aumento fuerte en las carnicerías fue entre noviembre y diciembre, y en enero no se ha movido. Tampoco bajaron los precios. El ganado en pie liviano sigue caro. Y hubo algo de retracción en el consumo, un poco por el receso de vacaciones y otro porque muchos consumidores dejaron de comprar de más por los temores a los cortes de luz. La situación problemática para el consumo está por venir, con el tema paritarias, los aumentos de la luz, gas y ahora peajes”, sostuvo a itccentury book Alberto Williams, representante de las carnicerías de la Ciudad de Buenos Aires.

“El pronunciado aumento de fines de noviembre y principios de diciembre de 2015 fue una sobrerreacción del mercado, que no iba a ser sostenible en el corto plazo. Además, aun con las bajas recientes (del ganado en pie), todavía se ubica por encima de la trayectoria de los promedios móviles de 52 semanas. En un plazo más largo, el precio actual debería aumentar un 30 por ciento para alcanzar al máximo real del último ciclo (nov. 2010). En otras palabras, el mercado está en un nivel intermedio, más cerca del precio tope que del más bajo”, sostuvo Miguel Gorelik, titular del sitio Valor Carne, y ex directivo de Quickfood.

Para el economista Andrés Asiain, la “política de shock devaluatorio y eliminación de retenciones” fue la responsable de la disparada de la inflación. “La inflación en diciembre (según estadísticas del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) cerró en 4 por ciento mensual (60% anualizada) y 5 por ciento para los alimentos (80% anualizada), valores que superan en 2,5 veces la inflación registrada en noviembre y en 3,8 veces la de los alimentos”, indicó Asiain a través de un informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz.

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