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Economía|Jueves, 30 de junio de 2016
El Indec informó que el Producto Interno Bruto creció apenas 0,5 por ciento durante el primer trimestre del año

Con las exportaciones como motor exclusivo

Un aumento de 13,1 por ciento en las exportaciones del complejo agroindustrial beneficiado por la devaluación y el quite de retenciones permitió amortiguar la contracción de la inversión y el magro aumento del consumo privado.

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La exportación de soja evitó el derrumbe de la economía en la comparación interanual, aunque el PIB cayó 0,7 respecto del trimestre anterior.

El Indec estimó que la economía creció 0,5 por ciento durante el primer trimestre de 2016 en relación al mismo período del año pasado. De acuerdo a las estadísticas que lentamente comienzan a ser publicadas, el impulso para el PIB provino del comercio exterior. Un aumento de 13,1 por ciento en las exportaciones del complejo agroindustrial beneficiado por la devaluación y el quite de retenciones así como el salto de 12,2 por ciento en las importaciones tras el desmantelamiento del esquema de administración comercial habrían permitido amortiguar una contracción de 3,8 por ciento en la inversión así como los magros aumentos de 1,1 por ciento en el consumo privado y 2,7 en el gasto público. De todas formas, para el Indec el nivel de actividad registró una caída de 0,7 por ciento en relación al trimestre anterior. Se trata de la tercera caída trimestral consecutiva del producto confirmando así una situación recesiva desde finales del año pasado.

Además del desempeño entre enero y marzo de 2016, la revisión de los datos del PIB divulgada ayer indicó que la economía creció 2,4 por ciento durante el último año de la gestión kirchnerista. El registro global para 2015 es 0,3 puntos porcentuales mayor que la primera aproximación informada en marzo por la nueva conducción del organismo a cargo de Jorge Todesca. Esos datos confirman la obsolescencia del mantra de que “la Argentina no crece hace cuatro años” repetido a lo largo de la campaña por quienes hoy son los más encumbrados funcionarios del Gobierno de Mauricio Macri. Aunque el año pasado registró un alza en sintonía con la proyectada por el gobierno anterior, 2015 habría terminado con una leve recesión al anotar caídas de 0,1 por ciento en julio-septiembre y 0,4 por ciento en octubre-diciembre.

La revisión de la base de comparación para estimar la evolución del PIB redundó en una significativa reducción del crecimiento económico registrado entre 2005 y 2015. Las principales discrepancias con los datos publicados corresponden a 2009. La expansión del PIB informada por el Indec arrojaba 0,1 por ciento de crecimiento pero, calculada tras la revisión de las nuevas autoridades, la estimación revela una contracción de 6 por ciento, un nivel de caída similar al que registraron las economías más afectadas por la crisis internacional. Otras discrepancias relevantes se observan en 2012 cuando, según el nuevo Indec, se pasa de crecer 0,8 a una caída de 1,1 por ciento. El mismo comportamiento se dio tras la revisión en 2014 cuando un alza de 0,5 por ciento se convirtió en una contracción de 2,6 por ciento. En esos dos casos la caída en el nivel de actividad permite legitimar la máxima oficial sobre un magro desempeño de la economía argentina durante el período 2012-2015.

A pesar del impacto recesivo de la megadevaluación sobre el poder adquisitivo de los asalariados, las crecientes tensiones en el mercado de trabajo y el ajuste del gasto público, el impulso del complejo agroexportador motorizó la mejora de 0,5 por ciento durante el primer trimestre. Los datos están en sintonía con los estimados por distintas consultoras privadas y centros de investigación asociados a las centrales sindicales.

Las medidas económicas implementadas por el Gobierno desde finales del año pasado no solo profundizaron el retroceso de la actividad industrial sino que provocaron una significativa aceleración del proceso inflacionario y una profunda redistribución del ingreso que afectaron el desempeño del principal motor del crecimiento a lo largo de la última década: el mercado interno. Sin embargo, los registros del Indec para el período enero-marzo indican que el consumo privado creció 1,8 por ciento en relación al mismo período el año pasado. Ese desempeño contradice las contracciones observadas en los relevamientos sobre ventas minoristas elaborados por CAME o la estimación para consumo masivo de la consultora CCR. Pero no solo contrastan con fuentes privadas sino que van a contramano de la evolución de las ventas en los supermercados publicadas por la propia autoridad estadística.

Una hipótesis tentativa para explicar ese desempeño en el consumo privado sin recurrir a cuestionamientos sobre la calidad de los datos oficiales es que el desplome del consumo popular se haya visto compensado por un mayor nivel de consumo de los sectores no asalariados vinculados al agro y otras fracciones del capital privilegiadas por las medidas del Gobierno.

La formación bruta de capital fijo, según las estimaciones provisorias publicadas ayer, experimentó en el primer trimestre del año 2016 una caída de 3,8 por ciento respecto del mismo período del año anterior. El retroceso corrobora que el cambio de autoridades y el ajuste del primer semestre fueron insuficientes para reactivar la inversión local y extranjera como prometía el Gobierno. El Indec informó que el desempeño en la inversión responde a una disminución de 4,4 por ciento de la inversión en construcciones y de 16,5 por ciento en el rubro otras construcciones donde se computan por ejemplo los pozos petroleros. Los desembolsos para compra de maquinaria y equipo retrocedieron 1,8 por ciento entre enero y marzo y 1,3 por ciento en equipo de transporte. La ausencia de demanda y el pobre desempeño de los principales socios comerciales atenta contra la reactivación de la inversión productiva y contra cualquier atisbo de reactivación por esas vías.

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