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Economía|Martes, 2 de agosto de 2016
La recaudación aumentó en julio apenas 23,4 por ciento interanual, con una inflación de más del 45 por ciento

La AFIP no se enteró del segundo semestre

Por sexto mes consecutivo, los ingresos tributarios se ubicaron por debajo de los niveles interanuales de inflación, lo que implica caída en términos reales. La contracción del mercado local redunda en pobre desempeño de impuestos vinculados al consumo, como el IVA.

Por Tomás Lukin
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Alberto Abad, titular de la AFIP, estiró hasta fin de año su pronóstico de cuándo empezará a recuperarse la recaudación impositiva.

El segundo semestre no muestra señales de reactivación. La recaudación fiscal aumentó en julio apenas 23,4 por ciento respecto al mismo período de 2015. Con ese desempeño, los ingresos tributarios se ubicaron por sexto mes consecutivo debajo de los niveles internuales de inflación del orden del 45 por ciento estimados por consultoras privadas, institutos estadísticos provinciales y sindicatos. Los datos publicados ayer por la AFIP confirman las consecuencias económicas del ajuste dispuesto por el gobierno de Mauricio Macri. La contracción del mercado interno redunda en un pobre desempeño de los impuestos vinculados al consumo como el IVA impositivo que, en un escenario de aceleración de los aumentos en las góndolas, creció apenas 31,9 por ciento. La merma en los salarios reales se observa, por su parte, en el comportamiento de los gravámenes asociados al mercado de trabajo: los ingresos generados por el sistema de la seguridad social registraron una suba de 26,3 por ciento.

El escenario recesivo para la recaudación asociada a la demanda interna se complementa con el alza del 48,6 por ciento en los recursos generados por los derechos de importación y la sostenida caída del 29,0 por ciento en los ingresos por retenciones a las exportaciones. El primer dato refleja la aceleración en el ingreso de bienes de consumo -electrodomésticos, alimentos, indumentaria y calzados, entre otros- promovida por la apertura comercial. El segundo denuncia una de las consecuencias que tuvo sobre las arcas públicas la transferencia de ingresos para el sector agroexportador, mecanismo potenciado con la devaluación.

El titular de la AFIP, Alberto Abad, estimó ayer que el Estado dejará de percibir a lo largo del año alrededor de 50.000 millones de pesos por la eliminación y la rebaja de las retenciones a los productos agropecuarios, y una cifra similar por la elevación de las alícuotas del Impuesto a las Ganancias, entre otras cuestiones. Aunque reconoció la existencia de “un momento de menor actividad económica”, Abad consideró que el pobre desempeño en términos reales de la recaudación “es consistente con la baja de la presión tributaria”. El recaudador replicó la máxima neoliberal de que las transferencias de ingresos validadas por el Estado al reducir la “presión tributaria” se traducirá en un impulso para las inversiones de sectores como el agroindustrial.

Los datos publicados ayer por el organismo recaudador muestran un aumento del 28,1 por ciento en los primeros siete meses del año. La lógica se repite: caen en términos reales los impuestos relacionados con la actividad interna, se contraen los ingresos por retenciones y aumentan los fondos generados por la apertura comercial. Para lograr la meta fiscal establecida por el Ministerio de Hacienda y Finanzas, la lógica ortodoxa seguida por sus responsables estipula compensar la caída en términos reales en la recaudación con un mayor ajuste sobre los niveles de gasto que hasta ahora se ha basado en la fuerte reducción de la obra pública. Fueron los directivos del Fondo Monetario Internacional quienes, sin cuestionar un ápice las medidas implementadas hasta el momento, advirtieron que la única posibilidad de reactivar la economía argentina este año vendría por un alza en el gasto público. Desde la AFIP apuestan a los ingresos extraordinarios que genere el blanqueo de capitales ofrezcan hacia fin de año un alivio para el pobre desempeño de la recaudación en 2016. Abad consideró que los resultados impositivos del “sinceramiento fiscal” impulsado por el Gobierno “comenzarán a observarse en la recaudación recién para fin de año”.

Además del pobre desempeño del IVA, entre los recursos tributarios también cayeron en términos reales la recaudación proveniente del impuesto a los débitos y créditos, donde el alza interanual fue del 36,7 por ciento, y especialmente los ingresos generados por el impuesto a las Ganancias, que solo crecieron 8,7 por ciento en julio.

De acuerdo a Abad, el comportamiento en Ganancias no solo se explica por la suba del mínimo no imponible del gravamen dispuesta a comienzos de año sino también por la paulatina devolución de las retenciones a cuenta del impuesto acumuladas por las compras de moneda extranjera para atesoramiento y viajes al exterior. Según estimó el recaudador, ambos conceptos suman 8310 millones de ingresos públicos que “de estar contemplados harían subir la recaudación de este impuesto a 33 por ciento interanual”.

A pesar del retroceso en términos reales exhibido por la recaudación, los ingresos totales ascendieron en julio a 180.091 millones de pesos. Ese registro constituye el mayor valor nominal de la serie histórica, al superar la marca alcanzada el mes anterior.

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