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Economía|Viernes, 19 de agosto de 2016
EL DOLAR SUBIO 16 CENTAVOS LUEGO DEL FALLO DE LA CORTE

La city se puso verde

La decisión del máximo tribunal generó ruido en el mercado financiero, que apostaba por el tarifazo. El tipo de cambio trepó 21 centavos en dos días, para cerrar a 15,18 pesos. El Banco Central le restó importancia.

Por Federico Kucher
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La suba del tipo de cambio concidió también con la baja de la tasa de interés.

El dólar cerró ayer a 15,18 pesos, con una suba de 16 centavos respecto del miércoles y de 21 centavos en relación con el martes. El fallo de la Corte Suprema que frena el ajuste del gas para los usuarios residenciales generó ruido en el mercado, con caída fuerte en el precio de las acciones de las empresas dedicadas a la distribución del gas y repunte en la demanda de dólares por motivos especulativos. Esta suba del tipo de cambio ocurre en un esquema de apertura irrestricta para la compra de divisas, disminución en la tasa de interés en pesos y menor liquidación de la cosecha por finalización de la estacionalidad en las ventas de oleaginosas. Operadores del mercado agregan que el tipo de cambio por debajo de 15 pesos genera expectativas de devaluación, puesto que los inversores creen que no puede sostenerse la apreciación real de la moneda, que ya se encuentra en niveles casi idénticos respecto de los de finales del año pasado. En la autoridad monetaria insisten que la estrategia es continuar con un tipo de cambio flexible, que implica no intervenir cuando hay subas abruptas del dólar. Pese a las evidencias, estiman que la devaluación ya no tiene impacto en el proceso inflacionario porque la nueva política monetaria, que se concentra en el manejo de la tasa de interés, modificó las expectativas de la población.

El dólar minorista alcanzó su mayor nivel en más de dos semanas. La plaza cambiaria registró una demanda record de dólares de empresas y bancos, que decidieron refugiarse en la moneda extranjera ante la incertidumbre del fallo de la Corte. La imposibilidad para subir la boleta de gas a usuarios residenciales, una medida que podría extenderse en nuevos fallos también para los usuarios no residenciales, incrementa desequilibrios fiscales y lleva a los inversores a pensar que el Gobierno tendrá más dificultades para continuar tomando deuda externa a tasas bajas. La cifra que miran en la city son 30.000 millones de nuevo endeudamiento que se colocaron en los primeros meses de gestión, flujo que consideran que no podrá sostenerse si no se revierten desequilibrios macroeconómicos como la inflación y el rojo de las cuentas públicas.

Pese a que las sacudidas del tipo de cambio fueron en los últimos años uno de los elementos de mayor presión para el proceso inflacionario, las autoridades del BC insisten en la idea de que ahora dejó de haber relación entre el dólar y los precios. Es un desafío notable a la estructura económica argentina. “El país hoy se encuentra en un régimen diferente, en el que el Banco Central se fija objetivos de inflación y usa los instrumentos a su alcance (la tasa de interés) para lograrlos. Incluso si eso implica fijar la tasa de interés en 38 por ciento por varios meses. En este nuevo régimen, la política monetaria no se acomoda a las expectativas de inflación sino que actúa para que las expectativas sean coherentes con los objetivos del Central”, dijo ayer el presidente de la autoridad monetaria, Federico Sturzenegger, en un discurso en La Plata. Agregó que “resultan preocupantes los comentarios que sugieren o arrojan algunos colegas sobre que la política monetaria debería ser complementada por políticas de ingreso, fijando el tipo de cambio o haciendo un acuerdo social, con el objetivo de ayudar a la autoridad monetaria a reducir la inflación. Usar el tipo de cambio para equilibrar el mercado monetario no es una buena idea. Para Argentina esto siempre terminó siendo una suerte de trampa”, afirmó.

El discurso de Sturzenegger estuvo concentrado en el rol del Central para bajar la inflación y aseguró que eso debe priorizarse frente a la meta de crecimiento y, por tanto, de empleo de la economía. “Argentina tiene que animarse a ser un país normal. Ser normal significa asumir que las cosas pueden ser. Si la gran mayoría de los países tienen una inflación más baja que la nuestra, ¿por qué no vamos a poder bajarla nosotros? Simplemente tenemos que implementar políticas monetarias que funcionaron, y animarnos a afrontar los desafíos que implica cambiar la historia de nuestro país”, cerró. Desde que asumió al frente del Banco Central, la tasa de inflación interanual se duplicó, al pasar de 25 a casi 50 por ciento.

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