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“No es momento de timoratos. Hay que trabajar juntos y poner el hombro. Uno de cada tres compatriotas no lo está pasando bien”. Lo dijo el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat- Gay. Le compró el personaje a los directores del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, quienes lo bautizaron de “valiente y progresista”. Prat-Gay insistió en que la economía dejó de caer en el tercer trimestre y que los precios desaceleraron, permitiendo aumentos en el salario real de los trabajadores. Pese a las declaraciones del ministro, el consumo siguió en la misma tendencia declinante que muestra desde principios de año, lo que se replicó en la industria y la construcción.
“Esto que hoy es incipiente va a ser bastante más generalizado. Nuestras estimaciones preliminares dicen que toda la economía dejó de caer en el tercer trimestre”, mencionó el titular de Hacienda en el evento anual de la Cámara de la Construcción. Aseguró, por caso, que la floja performance de la edificación en la primera mitad del año quedó atrás. “Esta tendencia se está revirtiendo y lo sabemos porque tenemos números confiables: la producción de cemento rebotó 5 por en el tercer trimestre frente al segundo”. El Gobierno ya había festejado el repunte de las ventas de cemento en agosto como el primer “brote verde” de la economía pero en septiembre volvieron a registrar una caída interanual de dos dígitos. Algo similar ocurrió con la faena de carne vacuna (ver aparte).
El Gobierno asumió en diciembre pasado asegurando que iba a implementar cambios radicales en la macroeconomía, con el objetivo de incentivar las exportaciones y la inversión del sector privado. Ni el consumo ni los gastos estatales eran crecimiento genuino, según afirmaban los principales economistas del Gabinete. Pero ahora, con el fracaso de la inversión extranjera directa y el estancamiento de ventas al mundo, hubo un giro de 180 grados. “En agosto la producción de asfalto creció 25 por ciento, cuando de enero a julio cayó en promedio 30 y se debe a que está recuperándose la obra pública”, dijo. Detalló que en el tercer trimestre el gobierno nacional invirtió 51 mil millones de pesos en obras públicas, tres veces más que en el primero. “La obra pública, después de un pequeño impasse, se está transformando en el motor del crecimiento”, definió.
Los gastos estatales en infraestructura dejaron de ser mala palabra para el equipo económico, lo mismo que ocurre con el consumo de los sectores asalariados. “Dijimos que iba a bajar fuerte la inflación y está pasando. También dijimos que se iba a recuperar la capacidad de compra. Los precios le ganaron al salario, pero en la segunda mitad del año afirmamos que iba a pasar lo contrario y es lo que está pasando hoy, al tomar en cuenta las partidarias y el esfuerzo fiscal de Nación y las provincias, que cedieron parte de Ganancias para contribuir a mejorar el poder adquisitivo”, planteó. Agregó que “en los últimos tres meses y en octubre también el salario le ganó a la inflación y esto es un punto de partida diferente para la recuperación”.
El ministro de Hacienda pronosticó que en 2017 será “la primera vez en 6 años que la economía crecerá a una tasa razonable”. Y, justificando el calificativo de progresista de los organismos internacionales, se mostró sumamente preocupado por los más vulnerables. “Es inaceptable moral, política, social y económicamente que uno de cada tres ciudadanos y uno de cada dos niños viva en condiciones por debajo de la línea de pobreza. Hay que instalar la avenida institucional del diálogo y se acabó el sálvese quien pueda”. Es el mismo funcionario que promocionó la devaluación de 60 por ciento y devolvió impuestos a los sectores concentrados del campo, provocando el salto en el precio de los alimentos más elevado de los últimos 15 años.
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