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Economía|Jueves, 4 de marzo de 2004
NEGOCIACION DECISIVA CUANDO FALTAN SOLO 5 DIAS PARA EL DIA D

Apriete a Fondo hasta último momento

En una reunión informal de más de 3 horas en el Directorio del FMI, los técnicos de la última misión admitieron que se sobrecumplieron las metas fiscales. Sin embargo, continúa el rechazo de algunos países del G-7, que presionan en favor de los acreedores privados.

Por Maximiliano Montenegro
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Director Gerente del Fondo Monetario, Hoerst Köhler. Ahora parece que es un amigo de la casa.
En un día clave, Néstor Kirchner mantuvo la apuesta. Mientras el Directorio del Fondo Monetario analizaba, en una reunión informal de más de 3 horas, el caso argentino, el Presidente volvió a acusar al organismo internacional de “mirar con la nuca el sufrimiento de los argentinos”. Los técnicos de la última misión del Fondo expusieron ayer un meticuloso informe sobre la marcha del programa, del cual se desprende claramente que el Gobierno sobrecumplió todas las metas fiscales y monetarias. Sin embargo, en el Directorio continúa el rechazo de algunos países del G-7 (Italia, Japón), que presionan para que la administración Kirchner destine el superávit fiscal excedente a mejorar la oferta a los acreedores privados.
En el equipo económico prevalece la idea de que las cosas están bien encaminadas. Pero el board de 24 directores no fijó una fecha para tratar formalmente la segunda revisión del acuerdo. Y a menos que hubiera una señal de Washington este fin de semana, sería casi imposible conseguir la aprobación antes del martes 9 de marzo, cuando vencen 3100 millones de dólares con el organismo. En los papeles, Kirchner volvería a enfrentar el dilema de pagar con las reservas, y esperar luego el reembolso, o desatender el vencimiento y seguir negociando –en un estatus muy cercano al default– el visto bueno del Fondo en los días subsiguientes.
Más allá de las formalidades, esa encrucijada podría sortearse si, antes del “Día D”, la gerencia del FMI, liderada por Hoerst Köhler, manifestara públicamente una evaluación positiva para el país y la administración Bush garantizara una votación favorable en el Directorio.
Durante 3 horas y media, el subdirector del Departamento para el Hemisferio Occidental, John Dodsworth, y el jefe del caso argentino, John Thornton, integrantes de la misión que estuvo hasta el domingo en Buenos Aires, exhibieron ante el Directorio del Fondo su reporte sobre la situación económica argentina. En su disertación, los técnicos dijeron que el Gobierno había sobrecumplido las metas fiscales y destacaron que los pronósticos de crecimiento para este año superaban las previsiones incluidas en la carta de intención firmada en septiembre. Esa evaluación fue avalada por Anoop Singh, director del Departamento del Hemisferio Occidental.
El flamante representante argentino, Héctor Torres, quien reemplazó en el cargo a Guillermo Zoccali, debió escuchar las preguntas reiteradas sobre qué pensaba hacer el gobierno de Kirchner con el superávit fiscal excedente. Los directores por Italia y Japón volvieron a plantear una posición muy dura contra el país e insistieron con el reclamo de que se debe mejorar la propuesta de pago a los acreedores privados. También llovió una sorpresiva crítica en el mismo sentido, de un actor hasta ahora desconocido: el comisionado por Polonia, quien ocupa interinamente la silla correspondiente a Suiza. En cambio, la posición argentina fue defendida por el delegado colombiano, que comparte la silla de Brasil.
Las discusiones en el Directorio, además, volvieron a desnudar que algunos representantes europeos actúan como lobbistas de ciertos acreedores que como integrantes de un organismo público multilateral. No casualmente, Torres recibió ayer más de un reclamo para que el gobierno argentino se sentara a negociar con el denominado Comité Global –el grupo de acreedores más combativo, que se retiró de los ámbitos de diálogo abiertos por Lavagna y que se sospecha que auspició un furibundo artículo publicado en The Wall Street Journal (ver aparte)–.
Después de la reunión, el clima en el Gobierno era ambivalente. Por un lado, hay funcionarios convencidos de que, con las metas fiscales cumplidas, sería un escenario de ciencia ficción que el Fondo reprobara el segundo examen del acuerdo. Por el otro, el propio canciller Rafael Bielsa admitió que se está haciendo “un enorme trabajo diplomático” para intentar disuadir a los países más críticos del Grupo de los Siete. “Hemos tomado contacto con cada uno de los embajadores y cancilleres de los países que se abstuvieron de firmar el acuerdo en la primera revisión”, reveló Bielsa, en una reunión que mantuvo con los senadores de la comisión de Relaciones Exteriores. En el marco de esa estrategia, el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, intentó en los últimos dos días persuadir a los viceministros del G-7 reunidos en Alemania, y hasta se trasladó a Londres, con la intención de que el gobierno de Tony Blair revea su posición abstencionista.
Un síntoma de esas dificultades políticas es que el Directorio del Fondo no fijo una fecha para tratar formalmente el caso argentino, cuando faltan sólo cinco días para el Día D. Oficialmente, en la agenda del órgano máximo del Fondo hay otras prioridades: según el programa, mañana se abordarán los casos de Filipinas y Sri Lanka, y para el lunes están en la orden del día Pakistán y Gambia.
Pero todo dependerá de cómo se defina la administración Bush en las próximas horas. Una declaración pública del secretario de Tesoro, John Snow, que ayer habló en un lenguaje diplomático y ambiguo (ver aparte), o una comunicación directa con la gerencia del Fondo, serviría para remover todos los obstáculos que todavía aparecen en el camino.

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