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Economía|Lunes, 3 de mayo de 2004

Diputados quiere saber por qué no cambia la hora

Poner horario de invierno ahorraría 1,3 por ciento del consumo eléctrico, pero la ley sigue congelada por el decreto de De la Rúa.
Las privatizadas la bloquearon porque el ahorro podría afectarles la facturación global.

Por David Cufré
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El secretario de Energía, Daniel Cameron, explicó en el Congreso para qué serviría cambiar la hora.
El ahorro parece poco, pero es entre el 18 y el 26 por ciento del total que busca el Gobierno.
El último jueves, una comisión de la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad un pedido de informes al Poder Ejecutivo para conocer si tiene en sus planes implementar una ley de 1999 que permitiría generar un importante ahorro de energía. Se trata de una idea simple, pero potente: atrasar los relojes una hora durante el otoño y el invierno para aprovechar mejor la luz solar. La iniciativa se debatió mucho durante los últimos tres años, pero la novedad es que el secretario de Energía, Daniel Cameron, informó al Congreso el 15 de abril pasado que una comisión de expertos a su cargo llegó a la conclusión de que “modificar el huso horario produciría una economía del 1,3 por ciento en el consumo total de electricidad”. El funcionario agregó que espera instrucciones de sus superiores para avanzar con la medida, pero que su opinión es que debería aplicarse.
El plan de premios y castigos que diseñó el Gobierno pretende lograr un ahorro del consumo eléctrico de entre 5 y 7 por ciento. Pero, con sólo cambiar la hora, el esfuerzo que se les pide a los usuarios sería entre un 18 y un 26 por ciento menor. El diputado socialista Héctor Polino, autor del pedido de informes que se aprobó la semana pasada en la Comisión de Legislación General, se preguntó ante Página/12: “¿Por qué todo el sacrificio recae en la población, que si no logra disminuir sus consumos será penalizada con fuertes subas de tarifas, cuando el Gobierno tiene a su alcance una herramienta que achicaría la demanda un 1,3 por ciento?”.
El diputado recordó que “la ley generó siempre una fuerte resistencia de las empresas eléctricas porque achicaría su facturación. Esa presión debe seguir hoy, porque de otro modo no se explica que en medio de la crisis energética no se tome una medida que permitiría ahorrar energía”. Polino también indicó que la asociación de defensa de los usuarios que preside, Consumidores Libres, se presentará ante la Justicia para reclamar la aplicación de la ley si el Gobierno no da respuestas en breve. En el Congreso, Cameron se limitó a señalar que “espero instrucciones de otros funcionarios”.
La ley en cuestión fue votada por unanimidad el 25 de agosto de 1999. Especialistas en materia energética habían afirmado ante los legisladores que el cambio de huso horario 3, que rige actualmente, al 4 le permitiría al país producir un ahorro real de energía sin que al Estado ni a los usuarios les demande ninguna inversión. Así lo dijeron Elisa Arias, por entonces directora del Observatorio Naval y responsable del servicio de la Hora Oficial Argentina, quien ahora trabaja en París en el Departamento de Pesas y Medidas, y el investigador del Conicet, Federico Norte.
La ley establece que el primer domingo de marzo los relojes deben atrasarse una hora –para que el amanecer quede más temprano, lo que globalmente ahorraría energía– y adelantarse el último domingo de octubre. La norma fue promulgada el 17 de septiembre de 1999 e iba a entrar en vigencia en marzo del 2000 cuando Fernando de la Rúa emitió un decreto para suspenderla. Lo hizo porque se desató un áspero debate sobre si la medida efectivamente achicaría el consumo o, por el contrario, ocasionaría un mayor gasto. El ex presidente encargó a una comisión técnica, integrada por la Secretaría de Energía, las comisiones de Energía del Congreso y expertos en el tema, un estudio a fondo sobre la cuestión.
Un año más tarde, en marzo del 2001, la comisión no había terminado su trabajo y De la Rúa prorrogó la suspensión indefinidamente, lo que algunos diputados interpretaron como una concesión a las empresas eléctricas para no afectarles el negocio. La suspensión sigue vigente, pero Cameron reveló que finalmente la comisión a su cargo completó la tarea y llegó a la conclusión de que atrasar la hora “achicaría el consumo total de energía un 1,3 por ciento”.
La investigación de la comisión incluyó una consulta a 400 instituciones de todo el país –educativas, del sector público y empresarias– para que opinaran sobre la conveniencia o no de mover las agujas del reloj. El estudio se inició en el 2001 y produjo como resultado un 73 por ciento de opiniones favorables. Entre el 23 por ciento de las instituciones que se pronunciaron en contra se hallaban las distribuidoras eléctricas.
En la Argentina no se cambia la hora desde 1993, justo después del inicio de las privatizaciones en el sector energético. Brasil, Chile, Estados Unidos, Alemania, Canadá, Gran Bretaña, Suiza e Israel modifican la hora para bajar el consumo. “El Gobierno se basó en el plan brasileño, pero se olvidó de esta medida”, protestó Sandra González, de Adecua, asociación de consumidores que reclama que no sólo se cambie de hora sino que haya dos husos horarios, uno del Este y otro del Oeste, para que el ahorro sea mayor.

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