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Economía|Miércoles, 27 de octubre de 2004
VISITA A LA ARGENTINA DEL ECONOMISTA FINN KYNDLAND

Un Nobel desde el jardín

Por Claudio Scaletta
En la reestructuración de su deuda, la Argentina no debe dejarse tentar por ganancias de corto plazo. Lo dijo el recientemente galardonado Nobel de Economía, el noruego Finn Kyndland. La salida del default debe considerar “la recuperación de la confianza de los inversores”, agregó. En la conferencia de prensa brindada ayer en la Universidad Torcuato Di Tella, el académico también sorprendió a sus eventuales oyentes con una perlita. Sostuvo que desde hace algún tiempo la ciencia económica estudia el problema de la pobreza en América latina, pero que todavía no ha llegado a ningún resultado.
Kyndland, quien compartió el premio del Banco Nacional de Suecia a la memoria de Alfred Nobel con el estadounidense Edward Prescott, optó por responder todas las preguntas con definiciones preferentemente de carácter general, lo que obligó a sus interlocutores a una inevitable tarea de exégesis.
Preguntado por la crucial renegociación de la deuda, se limitó a afirmar que el problema argentino era “una situación desafortunada”, pero “como concepto general lo importante es no perder de vista las decisiones que afectan a largo plazo y no dejarse tentar por ganancias a corto plazo”. Todo ello debe hacerse con miras a “recuperar la confianza de los mercados y los inversores”. Para aclarar estas expresiones agregó que “los acuerdos permiten pensar a largo plazo”, por lo que “es importante en momentos como éste que las autoridades que llevan adelante la política económica trabajen a largo plazo y lograr así de manera sistemática crecimiento sostenible en todas las variables”, afirmó. “El desafío no es fácil”, reflexionó, pero es posible “crear estas políticas estables y no confundirlas con las de corto plazo que no constituyen las condiciones” para el crecimiento, infirió.
A pesar de que la ortodoxia a pleno siempre acompañó las políticas de los ’90, el Nobel no pudo dejar de reconocer las limitaciones del período. A su juicio, los problemas de la última década se debieron a “la ausencia de confianza, credibilidad y sostenibilidad de las políticas a largo plazo”, frase que no sólo sintetiza los tópicos principales de su pensamiento, sino que despertará la envidia entre los gurúes de la city.
Sobre el rol jugado por los organismos financieros internacionales, Kyndland opinó que “no tuvieron un marco conceptual y por eso sus recomendaciones pudieron haber sido perjudiciales”. “Los organismos tienen que tener una estructura conceptual para entender los problemas de los países y poder aconsejar en consecuencia”, afirmó. Sin embargo, ello no evitó que considere que la reanudación del acuerdo con el FMI, postergado hasta tanto se concluya el canje, “permitirá pensar de nuevo en el largo plazo”.
Kyndland comentó también que la ciencia económica empezó a estudiar los motivos de la desigual distribución de la riqueza en América latina, aunque actualmente “no hay resultados” para solucionar ese problema, dijo. No obstante, ello no debería significar la necesidad de desechar el marco teórico, como todo parece indicar. Según el economista noruego, “los expertos han comenzado a estudiar los ciclos de fluctuaciones económicas en América latina y han encontrado que “son prácticamente” iguales a los de los países desarrollados. La “ventaja” de esto es que “la misma técnica se puede aplicar” tanto a las naciones en desarrollo como a las desarrolladas, lo que supone “un resultado promisorio” que permitirá arrojar luz sobre la distribución de la riqueza en América latina”, concluyó.
Quienes asistan al curso que Kyndland dictará en la selecta Universidad Di Tella podrán, tal vez, profundizar algo más sobre estos conceptos. El Nobel aseguró que “existen aquí estudiantes muy buenos”.

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