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Economía|Lunes, 6 de diciembre de 2004

Nadie quiere la pelea, aunque tenga sus razones

Una encuesta muestra que la amplia mayoría quiere que Lavagna siga en su puesto, como reaseguro de continuidad, y al frente de la dura negociación con los bonistas extranjeros.

Por R. K.

Como suele suceder, a la opinión pública no le gusta nada que los políticos se peleen. En algunos casos, percibe que existen razones de peso para la confrontación, como tal vez ocurrió en tiempos de Carlos Menem y Domingo Cavallo, a los que se veía como contrarios. Distinto es el panorama con Néstor Kirchner y Roberto Lavagna: el ciudadano común no conoce cuáles son las diferencias, cree que ambos tienen posturas parecidas y hay temores a que una pelea ponga en peligro la situación económica y las negociaciones por la deuda. Para colmo, el recuerdo de lo peor de la crisis está más que presente y sigue provocando terror. Por ello, sólo una de cada diez personas cree que Kirchner debe desplazar a Lavagna, una nítida mayoría piensa que una eventual renuncia del ministro pone en peligro la recuperación económica y ocho de cada diez ciudadanos creen que Lavagna debe seguir a cargo del proceso de canje de la deuda. Todo eso, en un período en el que Kirchner vuelve a registrar los más altos índices de adhesión de su mandato.
Las conclusiones surgen del Monitor de Tendencias Económicas y Sociales, una encuesta semanal que realiza la consultora OPSM, liderada por Enrique Zuleta Puceiro. En total fueron entrevistadas esta semana 1100 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo, nivel económico-social y lugares de residencia entre el área metropolitana y el interior el país. El trabajo fue coordinado por Isidro Adúriz y Julián Lisa.
“La política económica está muy afirmada –sostiene Zuleta– y aunque Kirchner tiene la mejor imagen de los últimos tiempos, a la gente no le gusta nada la idea de un conflicto que afecte la economía. Hay cierto acuerdo con los lineamientos: la quita en la deuda, la forma de negociar, cierta gestión realista. Todo eso lo considera vital y no quiere que se arruine. Hay que agregar que no se percibe una antinomia entre Kirchner y Lavagna. Eso es muy de especialistas. De manera que para el ciudadano común sería inentendible. Hace dos semanas hicimos un estudio sobre las características de los hombres de Gobierno y ahí se percibe que los encuestados ven una especie de diferencia de estilo. Kirchner más de confrontación, de posiciones duras, gritos, enojos, aunque termina arreglando. Se valora esa capacidad de pelea. Lavagna es percibido como una persona razonable, más tranquilo. Algo que también se valora. Por eso, para los encuestados existe mucho más el concepto de integración entre Kirchner y Lavagna que el de confrontación.”
“En tiempos de Menem y Cavallo –agrega Zuleta– la percepción era completamente distinta. Al riojano lo veían como intuitivo, astuto, pero sin atención sobre lo que pasaba. En la vida cotidiana se lo asociaba con la idea de pasarla bien, jugar horas al golf. El que aparecía con capacidad de pelea era Cavallo. En el estudio sobre perfiles de los integrantes del Gobierno, el ciudadano común ve a Kirchner muy metido en los temas, enojado, angustiado, muy concentrado. Y a Lavagna se lo asocia con una política económica que crea expectativas: sólo el 11 por ciento de las personas cree que al país le irá peor en 2005, frente a una mayoría que ve un año mejor. Por lo tanto, sintiendo que se trata de una Argentina en recuperación, cualquier recaída preocupa y una pelea Kirchner-Lavagna es vista como eso, una recaída. La concepción del encuestado es que hay que seguir avanzando, no correr riesgos. Y la idea de que hay una pelea de políticos vs. técnicos no está instalada para nada en la gente.”

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