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Economía|Viernes, 17 de mayo de 2002
REPUDIO A TOPES A LAS CUENTAS SUELDO. ROCES ENTRE LAVAGNA Y BLEJER

Empujones en la puerta del corralito

Dan por segura una marcha atrás al límite de movimientos a las cuentas sueldo. El plan que Lavagna preparó para salir del corralito es rechazado por Blejer, quien incluso blandió su renuncia.

Por Claudio Zlotnik
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Roberto Lavagna, ministro de Economía, con la lapicera y el papel listos, pero sin acuerdo.
Los últimos anuncios de Economía provocaron un nuevo temblor en el Gobierno. Desde la Casa Rosada repudiaron la reposición de un tope a las cuentas sueldo. Lo mismo hicieron los legisladores del justicialismo y de la oposición. Por tal motivo, es casi seguro que el Palacio de Hacienda dará marcha atrás con la intención de restringir los retiros por arriba de los 2 mil pesos mensuales. Desde el Banco Central también salieron a disparar contra el nuevo plan que Roberto Lavagna preparó para el corralito. Mario Blejer le advirtió al equipo económico sobre el peligro de una hiperinflación en caso de avanzar con la flexibilización. En la entidad monetaria negaron que el presidente del BCRA hubiera presentado su renuncia, pero lo cierto es que Blejer ya les comentó a sus íntimos que se irá en caso de que Lavagna insista con el programa a su regreso de Europa y Estados Unidos.
Bien temprano fue el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, quien ralativizó públicamente el programa económico. “No hay nada definido, son sólo trascendidos periodísticos”, dijo Atanasof, sin reparar en que el día anterior había sido un miembro del equipo de Lavagna quien presentó el plan ante un grupo de periodistas. El tema que más rechazos despertó en el ala política del Gobierno fue el anunciado límite a la extracción de efectivo de los bancos. “El tema lo definirá Eduardo Duhalde a su regreso del viaje. Mientras tanto, desde Economía pueden decir lo que quieran, pero no tiene ningún valor”, señaló en diálogo con este diario el estrecho colaborador de un ministro con despacho en la Rosada.
Por la tarde, las presiones se incrementaron cuando los integrantes de la comisión de Finanzas de Diputados visitó en el Palacio de Hacienda a Guillermo Nielsen, secretario del área, para interiorizarse sobre el plan para el corralito. Los diputados Darío Alessandro, Rodolfo Frigeri, Horacio Pernasetti y el salteño Julio Loutaif rechazaron el límite a las extracciones. “Lo vamos a anular en el Congreso”, le advirtieron a Nielsen. Diputados consultados por Página/12 coincidieron en que en el Gobierno habían entendido que la medida “irritaría a la gente después de que el propio Presidente había prometido el levantamiento del corralito para dentro de cuatro meses”.
Lo curioso del caso es que en el Banco Central también se oponen a la limitación en las cuentas sueldo. “Se trata de un monto marginal, unos 300 millones de pesos mensuales”, refirió a este diario un alto funcionario de la entidad. En la entidad monetaria, no obstante, resisten la idea de Lavagna de ofrecer bonos opcionales para los depósitos reprogramados y de permitir las compras de bienes con plata del corralito. “Está claro que el Gobierno no tiene voluntad política para ‘pisar’ los depósitos. Pero lo cierto es que cualquier esquema alternativo desliza a la economía hacia la hiperinflación”, advirtieron cerca de Blejer.
Para los funcionarios del Central, con las iniciativas presentadas no hay conciliación posible con Economía. “La batería de medidas resulta inconsistente”, subrayaron. Y argumentaron que ningún ahorrista optará por un bono a 10 años mientras pueda especular con un amparo judicial exitoso. “La Ley Antigoteo frenó el drenaje de depósitos, pero no eliminó la huida. Hace falta una reestructuración compulsiva”, aseguraron. Según la fuente, la Corte daría su aprobación a la emisión de bonos compulsivos. Justamente, en el equipo económico evadieron esa alternativa argumentando todo lo contrario.
Respecto de la necesidad de canjear los depósitos por otro instrumento de largo plazo, Blejer parece no estar dispuesto a ceder. A sus íntimos ya les dijo que renunciará si Lavagna insiste con su plan. En el Central advierten que queda poco tiempo para una definición. “Estamos trabajando a ciegas. No podemos planear una política monetaria sin definiciones y mientras persiste la corrida contra los bancos y a favor del dólar”, apuntó el funcionario. A los directivos del BCRA se le presentan dosproblemas: la posibilidad de que en algún momento algún banco extranjero se caiga en caso de que se niegue a aportar fondos para devolver los depósitos y la posible suba del dólar. Si bien la cotización se mantuvo estable en las últimas jornadas, en el Central temen un recalentamiento en la plaza cambiaria si se posterga la decisión de “pisar” los depósitos. Incluso, los técnicos manejan un “punto de no retorno”. Sería en caso de que el dólar trepe a los 4,50 pesos. “En este caso, todo el mundo indexaría sus precios por el tipo de cambio y ya no por la incidencia del dólar sobre sus costos. Sobrevendría la espiralización y la híper. Y nosotros no vamos a estar acá para dolarizar la economía”, sentenció la alta fuente a Página/12. Blejer ya fijó su posición en reuniones mantenidas en Economía.
Por ahora, el secretario de Finanzas sigue adelante con el plan. Frente a los legisladores, Nielsen reveló que entre los instrumentos para atraer fondos del corralito figurarán plazos fijos que se indexarán por el tipo de cambio además de la tasa de interés. También la creación de nuevas cuentas corrientes para movimientos de fondos por afuera del corralito. “Serán la fundación de una nueva banca transaccional”, explicó un diputado. En un borrador, otro legislador tenía detalladas las deudas bancarias de varias terminales automotrices y de un grupo de constructoras. Pasivos que podrían pagarse con los nuevos certificados de depósitos: entre las cuatro principales terminales adeudan 318 millones de pesos, mientras que las cuatro constructoras más grandes deben 574 millones. Si estas compañías aceptan el plan oficial para fabricar a cambio de recibir una parte en efectivo y otra en certificados para pagar deuda, el Gobierno podrá cantar victoria. Aunque antes tendrá que definirse la disputa política.

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