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Economía|Jueves, 22 de septiembre de 2005

La licitación de Boden 2015 quedó desierta porque pedían tasas altas

Economía no convalidó las aspiraciones de la city que demandaron una tasa promedio del 8,8 por ciento en dólares. Lavagna no pensaba pagar más que 8,4. Comparación con Brasil y presiones de bancos.

Por Claudio Zlotnik
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Guillermo Nielsen, secretario de Finanzas, rechazó las pretensiones de los financistas.
Con el firme propósito de evitar pagar una tasa de interés superior al 8,4 por ciento anual en dólares, el Ministerio de Economía declaró “desierta” la licitación de bonos a 10 años realizada ayer por la tarde. En promedio, los financistas reclamaron un rendimiento promedio del 8,8 por ciento anual. “Las tasas que nos pedían estaban por encima de lo justificable para el actual contexto económico de la Argentina”, explicó ayer Roberto Lavagna, durante su visita al Congreso para presentar el Presupuesto 2006.
Más tarde, y en diálogo con Página/12, un colaborador del ministro completó: “Si aceptábamos la tasa que pedían, nosotros perdíamos credibilidad. Era algo incoherente. Es preferible no pagar cualquier precio que mostrarse desesperados por conseguir financiamiento”. En el comunicado oficial se suscribió que esa medida drástica se tomó para “no convalidar rendimientos que no estén alineados con la situación del mercado internacional”.
Además de tener un evidente significado económico-financiero, la decisión de Lavagna tiene además una lectura política a pocas semanas de las elecciones: que el Gobierno no quiere dar una señal de que paga altas tasas de interés, en dólares, que podrían perjudicar la marcha de la economía. Cabe recordar que hace dos meses se emitieron bonos en pesos indexados a un rendimiento del 16/17 por ciento anual y que, en virtud de que ese costo fue considerado excesivo, dejaron tomar deuda en moneda local.
La operación fue programada porque el Gobierno debe cubrir un bache financiero de alrededor de 2000 millones de dólares hasta fin de año: tiene que hacer frente a vencimientos de deuda con el FMI y con los acreedores privados. Anoche, desde Economía se negaron a revelar la estrategia a seguir: “Falta mucho para que termine el 2005. Hay tiempo”, se limitaron a decir, ante una consulta de este diario.
Los funcionarios negaban rotundamente que piensen en volver a emitir papeles en pesos indexados, aunque reconocían que existe una evidente presión por parte de los financistas para que ello ocurra.
En las últimas jornadas, Economía había dejado trascender a los inversores que no aceptaría pagar una tasa superior al 8,4 por ciento anual. Ante la posibilidad de que los operadores reclamaran un rendimiento superior –como finalmente ocurrió–, Roberto Lavagna se había mostrado flexible. En lugar de buscar 1000 millones de dólares, como se pensó en un principio, el lanzamiento fue por 800 millones. Con la chance de tomar un mínimo de 300 millones.
Pero los financistas pidieron tasas más altas que la que estaba dispuesto a pagar el ministro: por aquel mínimo de 300 millones se reclamaba un costo del 8,9 por ciento anual. En este marco, Lavagna ordenó bajarle el pulgar a la operación y declararla desierta.
Para saber si el costo de la operación era exagerado, vale la comparación con Brasil. Un bono brasileño con vencimiento en el año 2015 en dólares, como el que quería colocar la Argentina, rendía ayer una tasa implícita del 7,38 por ciento anual. Como los financistas consideran a la Argentina como más riesgosa que su socio en el Mercosur y, por otra parte, el Boden 2015 se regiría por la jurisdicción local y no la internacional, se exigió una sobretasa de 1,42 punto.
Desde Economía rechazaron ante Página/12 esos argumentos que encarecían la operación:
- “La Argentina se encuentra en una situación financiera mejor a la brasileña. Aceptaríamos pagar lo mismo que ellos; a lo sumo alguna décima más”.
- “Es inaceptable abonar más porque el bono sea de legislación local. En el canje quedó demostrado que esa variable es irrelevante. Prácticamente no tuvo preferencias.”
Un dato que también influyó en la frustrada operación fue que, frente a la decisión de Economía de no tomar deuda cara, hubo inversores que prefirieron mantener sus Boden 2012, por el cual perciben pagos semestrales y es de más corta duración que el Boden 2015.

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