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Economía|Miércoles, 16 de noviembre de 2005
DURO CRUCE DE LAVAGNA CON LA COPAL POR LA BAJA DE REINTEGROS

“Creen y quieren estar en los ‘90”

El ministro aprovechó las críticas del sector de la alimentación a la baja de reintegros a las exportaciones para lanzar un duro ataque contra los que se oponen a su política. “Quieren todo y que no les toquen nunca nada.”

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Roberto Lavagna, jefe de Economía, con la tranquilidad de quien mira el panorama desde arriba.
Roberto Lavagna se metió de lleno en las disputas sectoriales originadas por el paquete económico dado a conocer la semana pasada. Desde Rosario, donde participó de un evento organizado por un medio local, acusó a la industria alimentaria agrupada en la Copal de “querer estar en los ’90”, cuando la conducta empresaria era “tomar todo y quedarse con todo”. La argumentación ministerial fue que sólo por la apreciación cambiaria, los exportadores ganaron en los últimos meses más de lo que “perderán” por la eliminación de reintegros. Dentro de la UIA, en tanto, la Copal se quedó sola. El resto de la dirigencia optó por permanecer, a regañadientes, en el lavagnismo ortodoxo. Pero los palos no fueron sólo para los “noventistas”. En lo que amenaza ser un contrapunto clásico, el ministro volvió a quejarse de los “setentistas”, lugar que ayer ocuparon los camioneros de Hugo Moyano.
No son pocos quienes destacan que la llegada de Lavagna al Palacio de Hacienda estuvo vinculada a sus relaciones con el sector industrial exportador. El actual ministro era fuente de consulta habitual de los dirigentes de las industrias básicas, los que a su vez conservan una fuerte ascendencia en la Unión Industrial Argentina. Por eso sorprendió la reacción de la central fabril contra el último paquete de medidas de Economía, en particular contra la eliminación de los reintegros a las exportaciones de alimentos. Sin embargo, luego de algunos llamados cruzados entre dirigentes empresarios y hombres de Lavagna, la conducción formal de la UIA se apartó de los reclamos de la Copal y optó por guardar compostura.
La excusa fue que no se expediría hasta evaluar la totalidad de las nuevas medidas. La embestida de Lavagna desde Rosario muestra que los fidelidades se mantienen intactas y que la Copal, liderada por grupos de capital transnacional, con la excepción de Arcor, sigue siendo la única pata no alineada al lavagnismo ortodoxo.
“Se creen que están en los ’90. Y quieren estar en los noventa”, se largó el ministro antes de bajar a los números. “Entre la primera semana de agosto y ayer el tipo de cambio subió cuatro por ciento. Esto es, están recibiendo cuatro por ciento más”, explicó. “Desde hace unos pocos días se redujeron los reintegros, cuyo promedio es de 1,9 por ciento. Todavía tienen un saldo a favor de 2,1 por ciento”, evaluó. “No recuerdo que durante estos tres meses hayan venido a aportar nada a la sociedad”, ironizó.
Dando un paso más, Lavagna acusó a la Copal de “angurrienta” y de no entender que el paquete de medidas de la semana pasada contenía también muchas medidas favorables para los empleadores. “Esta política del toma todo y me quedo con todo: con el 4 por ciento, con una reforma que quiero en las ART y con una reducción en las indemnizaciones, y que no me toquen nunca nada (impide que) el país dé una respuesta a los desafíos y a las posibilidades que tiene por delante”, se ofuscó.
Lavagna metió en la misma bolsa al sindicato de camioneros, que a la hora del discurso todavía mantenía un paro contra la petrolera Repsol-YPF (ver aparte), otro de los aliados empresarios del Gobierno. La mención pudo haber tenido sólo por objeto mantener el contrapunto “noventismo versus setentismo”, pues en la descripción de medidas y efectos, costos y beneficios, la argumentación no los incluyó.
Volviendo a la disputa con la Copal, Lavagna detalló que “en agosto el tipo de cambio era de 2,86 y hoy es de 2,98 (pesos por dólar). Todavía les queda un remanente respecto de la situación anterior. Así que, ni tremendismos ni amenazas encubiertas. No están en los noventa”, insistió.
Otro punto saliente de la exposición del ministro fue cuando apuntó que “ahora resulta que cualquier medida que toma el Gobierno altera las reglas de juego. Es inseguridad jurídica. ¿Pero de qué están hablando? En el mundo se hace eso. ¿No se enteraron que el nuevo gobierno alemán ha subido tres puntos el Impuesto al Valor Agregado? ¿No se enteraron de que el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan, subió doce veces en los últimos meses la tasa de interés? ¿No se enteraron de que en Brasil ha habido cambios impositivos? ¿De qué cambio de reglas de juegos hablan? ¿Así que los gobiernos tienen que atarse las manos y no reaccionar frente a cambios en las circunstancias? ¿Así que tienen que tirar la llave? No”, afirmó terminante. “¿Y sobre todo tienen que tirar la llave justo en el momento que le conviene a algún sector en particular? ¿Así que los gobiernos no pueden hacer más política económica? ¿Qué es eso? ¿Cómo confunden la ruptura de los contratos, las destrucciones institucionales y demás que se produjeron en medio de la crisis de 2001 con la cosa más elemental que es, simplemente, hacer política económica? (...) No confundan, no se escuden en falsos argumentos y no tengan esa reacción de tomar todo, que afortunadamente no la tienen todos los empresarios. Les acabo de dar dos ejemplos recientes. Me refiero a la Copal y me refiero a los camioneros. ¿Está clarito?”, concluyó.

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