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Economía|Lunes, 21 de agosto de 2006
EL INDEC ANUNCIARA UNA DISMINUCION DEL DESEMPLEO

En baja, pero con dos dígitos

La desocupación del segundo trimestre se ubicaría entre 10,5 y 10,8. Optimismo del Gobierno. Advertencias de sectores críticos.

Por Fernando Krakowiak

El índice de desocupación del segundo trimestre se ubicaría entre 10,5 y 10,8 por ciento, según reveló a Página/12 una fuente oficial. El dato será anunciado mañana por el Indec. Desde el Gobierno van a salir a destacar la baja del desempleo con relación al mismo período de 2005, cuando era de 12,1 por ciento, y también se encargarán de resaltar la caída respecto del 11,4 por ciento del primer trimestre de este año, en todos los casos sin contar como desocupados a los beneficiarios de los planes sociales. La intención del presidente Néstor Kirchner es dejar en claro que el crecimiento económico continúa generando puestos de trabajo y que en poco tiempo se podrá perforar la barrera de los dos dígitos, algo que no se registra desde mayo de 1994. Los analistas más críticos señalan, en cambio, que, pese a la inminente baja, la cifra se mantiene por encima del 10,1 por ciento que se había alcanzado a fin del año pasado, dejando en evidencia las limitaciones que comienzan a surgir para combatir la desocupación, aun creciendo a tasas chinas.

Ernesto Kritz, titular de la Sociedad de Estudios Laborales (SEL), indicó a Página/12 que “hubiera esperado una baja un poco mayor a la que se prenuncia. Eso índica que estamos frente al núcleo duro del desempleo, con dificultades de reinserción mayores de las que teníamos hasta ahora, aunque es probable que también estemos en presencia de una sustitución de trabajo por capital generada por el incremento de los costos laborales de los últimos meses”.

Según Kritz, los desocupados con origen en el sector formal que perdieron el empleo durante la crisis ya volvieron al trabajo. Por lo tanto, quienes todavía quedan fuera no son “funcionales”, en su mayoría, a las necesidades del mercado. Un estudio de SEL publicado en marzo destacaba que la gran mayoría de los desocupados con experiencia laboral proviene de ocupaciones de baja calificación y más del 20 por ciento no tiene ninguna experiencia o estuvo fuera del mercado más de cuatro años.

Quienes todavía permanecen desempleados son trabajadores informales de la construcción que mayormente viven de changas, personal de servicio doméstico, vendedores y empleados de pequeños comercios informales y mantenimiento de hogares. Ocupaciones que en su mayoría no son demandadas por las empresas sino por hogares particulares.

Eso explica por qué ha venido disminuyendo la elasticidad empleo-producto. Según datos del Ministerio de Economía, en 2003 por cada punto de crecimiento el empleo aumentaba 0,9 punto, casi cinco veces superior al registrado entre 1991 y 1994 (0,15) y 60 por ciento mayor que el alcanzado en el segundo período de la convertibilidad 1995-1998, cuando el coeficiente trepó a 0,58. Sin embargo, la elasticidad empezó a ser cada vez menor y ahora sólo aumenta 0,4, cifra más cercana al promedio histórico.

El economista Javier González Fraga también destacó ante Página/12 que “hay un desempleo estructural que no depende del crecimiento económico para disminuir. En ese caso tiene que haber acciones directas, tanto en educación como en salud. Me sorprende cuando algunos colegas se preocupan por el crecimiento del gasto público. Esta situación demuestra que el gasto tiene que crecer”.

El núcleo duro del desempleo no es una sorpresa para el Gobierno. Por eso desde los ministerios de Trabajo y de Desarrollo Social se está impulsando el traspaso del Plan Jefes y Jefas al Seguro de Empleo y Capacitación y al Plan Familias. En el primer caso para mejorar las posibilidades de inserción laboral y en el segundo para asistir a quienes parecieran haber quedado definitivamente fuera del mercado.

Sin embargo, el presidente Kirchner confía en poder perforar el piso de 10 por ciento de desocupación fin de año. Los especialistas coinciden en que eso podría ocurrir, pero la variación de algunas décimas no modifica el problema central que se consolidó luego de las políticas neoclásicasesbozadas a partir de 1976 y desplegadas definitivamente en la década del ’90. Del lado empresario también están interesados en la baja, pero por una cuestión muy puntual: el Gobierno prometió que si el índice de desempleo se consolida por debajo de las dos cifras volverá a implantar la indemnización por despido simple que regía antes del estallido de la crisis.

La tendencia registrada desde 2002 permite suponer que la tasa de desocupación continuará bajando durante el año. Sin embargo, los especialistas coinciden en que las perspectivas no son tan alentadoras para el futuro, pues si el desempleo se resiste a bajar del 10 por ciento luego de casi cuatro años de crecimiento anual cercano a los 9 puntos, es probable que cuando esa tasa china se desacelere el problema resurja con mayor intensidad. Además, a medida que el país se vaya normalizando las comparaciones comenzarán a realizarse con momentos mejores en cuanto a ocupación como, por ejemplo, 1991 cuando el desempleo era de 6,8 por ciento y los planes sociales eran muchos menos.

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