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Economía|Miércoles, 11 de octubre de 2006

Puja del Gobierno con los textiles por los precios altos de las pilchas

Ningún funcionario invitado y anunciado en el programa participó de la convención organizada por ProTejer. Guillermo Moreno se comunicó con varios empresarios para que bajen los precios. Quiere un ajuste del diez por ciento antes del Día de la Madre.

Por Claudio Zlotnik
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Aldo Karagozian, titular de Pro-Tejer, ayer en la Rural. Sufrió la ausencia de funcionarios invitados.

La pulseada que mantienen el Gobierno y los empresarios textiles por el precio de la indumentaria se puso al rojo vivo ayer en la muestra que el sector organizó en la Rural. Pese al compromiso asumido, ningún funcionario se hizo presente en la convención. Uno de ellos, que mantiene un vínculo más estrecho, el secretario de Industria, Miguel Peirano, se ausentó pese a estar anunciado en el programa. Los industriales volvieron a advertir que si se cumple la amenaza de Guillermo Moreno y se abren las importaciones “ciento de miles de trabajadores quedarán en la calle”, apuntó el titular de ProTejer, Aldo Karagozian, en el discurso de cierre del encuentro. Durante la jornada, algunos textiles recibieron llamados telefónicos del secretario de Comercio instando a bajar los precios. Otros fueron recibidos por el funcionario en su despacho. Los empresarios aseguran que es imposible que los valores bajen antes del Día de la Madre.

Tres de los principales industriales textiles confiaron a Página/12 que Moreno los había llamado ayer para recriminarles las subas de precios. A uno, el secretario le protestó porque la ropa en la Argentina “cuesta lo mismo que en Alemania”. A otro lo habría amenazado con enviarle una inspección a la fábrica. Los empresarios pidieron el anonimato para evitar un mayor enfrentamiento con el Gobierno.

Moreno les viene repitiendo a los textiles que la indumentaria debe bajar por lo menos un 10 por ciento antes del Día de la Madre. Ese rubro fue el que más aumentó durante setiembre, impulsó el índice inflacionario al 0,9 por ciento, y el Gobierno quiere que, este mes, las pilchas le jueguen a favor.

A la convención de la Rural asistieron unos 800 empresarios, en su mayoría fabricantes. Estos admiten que hubo excesos en los incrementos, pero culpan a los comerciantes. “Es cierto que hubo mezquindades individuales, pero no por eso se puede castigar al conjunto”, opinó, en diálogo con este diario, Pablo Sönne, que es fabricante y comerciante a la vez, ya que es dueño de la cadena Rever Pass. Para Sönne, los consumidores están convalidando precios excesivos, actitud que es aprovechada por algunos comerciantes de las marcas reconocidas, y que genera un efecto contagio hacia el resto.

En uno de los paneles que se programaron para analizar la situación, Eduardo Bohm, dueño de la textil Guilford, remarcó: “Nosotros manejamos la política de precios con un alto grado de responsabilidad. Pero la cadena de comercialización se ha desbocado”. Desde ese mismo escenario, Karagozian manifestó que si el Gobierno abre las importaciones “sería un retroceso enorme”. En su discurso también aceptó que “resulta muy peligroso el comportamiento de algunos integrantes del canal comercial”. E incluyó en la crítica a los dueños de los locales que incrementan los alquileres.

Para confirmar la situación, un empresario puso el siguiente ejemplo, en diálogo con este diario: los hilados de primera calidad cuestan 12 pesos el kilo (IVA incluido). Ese volumen le permite la confección de cuatro remeras. Cada prenda tiene un costo de 3 pesos, que llega al comercio a 5,50/6,0 pesos. Esta diferencia le permitiría al industrial apropiarse de una rentabilidad del 20 por ciento. En la mayoría de las marcas de renombre, la misma remera llega al público a partir de los 55/60 pesos. Diez veces más cara del precio de fábrica. En el medio, los comerciantes debieron asumir los costos, como el alquiler, los salarios y los impuestos. En la actualidad existen marcas que venden las remeras al exorbitante precio de 170 pesos.

En este escenario, los fabricantes aseguran que no tienen demasiado margen para abaratar los productos. Les cargan la responsabilidad a los comercios. De todas maneras, algunos de ellos, de las firmas más importantes, aceptaron, en diálogo con este diario, que le acercarían una propuesta a Moreno, presumiblemente en conjunto con el sector comercial. “Pero esa mejora nunca llegaría antes del domingo, que es el Día de la Madre. No descarto que la semana que viene puedan darse rebajas de entre 5 y 10 por ciento”, estimó el dueño de una textil líder del mercado.

Estaba previsto que Alberto Fernández, Daniel Filmus, el secretario de Industria, Miguel Peirano, y la ministra de la Producción bonaerense, Débora Giorgi, participaran del encuentro. En medio de la pulseada, ninguno se hizo presente. La que más cerca estuvo fue Giorgi: justo antes de atravesar la puerta atendió un llamado telefónico, dio media vuelta y se retiró.

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