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Economía|Domingo, 29 de octubre de 2006
UN CONJUNTO DE EMPRESAS NACIONALES IRRUMPE EN EL NEGOCIO DE HIDROCARBUROS

Lalín y Manzano, nueva burguesía petrolera

El ex presidente de Racing y el ex ministro del Interior del menemismo son dos de los principales exponentes de una transformación inesperada en el mundo energético. Invierten cifras millonarias en exploración y se imponen sobre las petroleras tradicionales. Cristóbal López, empresario K, y el ex YPF Roberto Monti también participan.

Por Cledis Candelaresi
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José Luis Manzano es directivo de Cliveden, que acaba de batir a Repsol YPF en una licitación. Ricardo Lalín lidera Oxi.

Quizá podría definirse como una emergente burguesía petrolera nacional. Se trata de un núcleo de empresas locales que, en algunos casos con la asistencia de capitales foráneos o en asociación con la estatal Enarsa, están descollando con multimillonarias propuestas de inversión en las licitaciones de áreas secundarias que encararon las provincias, desplazando con sus ofertas a las firmas tradicionales como Repsol, Petrobras y otras varias consagradas en el rubro. Otro dato singular de esta llamativa arremetida empresaria es que entre sus máximos directivos o accionistas figuran nombres rutilantes como el del ex funcionario menemista José Luis Manzano, el otrora titular de Racing Ricardo Lalín, el joven y próspero empresario K, hombre de los casinos, Cristóbal López, o el ex titular de YPF Roberto Monti. Protagonistas de un singular fenómeno que amaga modificar el mapa patronal argentino de la energía.

Las generosas propuestas de inversión fueron formuladas en las licitaciones petroleras que están convocando las gobernaciones para entregar áreas secundarias, aquellas ya explotadas y que por su grado de madurez entrañan para la actividad exploratoria mayor riesgo de frustración. Aunque previsiblemente fundadas en cuidadosos análisis geológicos, las ofertas en este contexto pueden considerarse más audaces. Mendoza, primero, y Salta, después, fueron los dos últimos escenarios de concursos donde días atrás esta osadía quedó demostrada por las ofertas de los notorios inversores.

“El mercado petrolero debería ser espejo del minero, en el que las pymes cumplen un rol vital en exploración y búsqueda. Recién cuando se descubre algo importante aparecen las grandes empresas”, opinó hace un tiempo Carlos De Souza, socio con un 30 por ciento de Cristóbal López, en Oil M&S, una petrolera fundada en el año 2001, luego de que este empresario de Comodoro Rivadavia vendiera Almería Austral, firma dedicada a la perforación de pozos.

La vinculación amistosa con Néstor Kirchner parece un dato accesorio en el currículum empresarial de López, quien podría definirse como un emprendedor polirrúbrico, que incursionó con Clear en la recolección de residuos pero se destaca en juegos de azar: opera desde el casino misionero a las tragamonedas del Hipódromo de Palermo. Oil, sin embargo, la sociedad que tiene con Souza y su esposa Muriel, parece una de sus apuestas más contundentes. Entre otros emprendimientos, opera el área Pampa María Santísima en el golfo San Jorge, Jachal en San Juan y Barranca Yankowsky en Santa Cruz, en este caso, junto a Repsol.

Mendoza licitó el 10 de octubre cuatro áreas. Oil ofertó por varias, entre ellas por la más disputada, Chachauén, carrera en la que quedó en segundo lugar, con una propuesta de inversión de 56 millones de dólares, muy por encima de la que formularon tradicionales inversores como Tecpetrol, Pluspetrol o Petrobras. Eso sí, la firma que tuvo un lugar absolutamente descatado en ese concurso cuyano y primereó a todo el resto en tres de los cuatro casos –desplazando rotundamente a Repsol YPF, que a pesar de tener el grueso de su producción en esta zona resultó muy rezagada en esta disputa– es otra empresa de marca local y no tan célebre: Chañares Herrados.

De este novedoso núcleo nacional, la firma que preside Héctor Lapeyrade es quizá la más antigua y consolidada, la tercera productora de hidrocarburos en suelo mendocino, pero que nunca llegó a tener el brillo que en su momento consiguieron Bridas o Astra. Operó durante años el área cuyana homónima, pero ésta sólo fue reactivada cuando se asoció a otra compañía local, El Trébol, de quien fuera titular de YPF antes de su privatización, Roberto Monti.

El Trébol se presenta en realidad como una subsidiaria de la multinacional Trifoil Unlimited, con sede en Oslo. Con esos capitales noruegos el ex funcionario público apuesta en un rubro que conoce y donde la fortuna no le es esquiva. Tan así es que acaba de descubrir en la mendocina Tupungato el pozo de petróleo más importante que se hallara en los últimos veinticinco años, con una capacidad de producir entre 1000 y 2700 barriles por día y, de broche, surgente: donde el oro negro fluye sin necesidad de bombeo. Con este ánimo, prometió invertir 170 millones de dólares adicionales hasta el 2008.

Otra área apetecida en el concurso mendocino fue la de río Atuel, en la que con una promesa de inversión de 33 millones de dólares Cliveden quedó en primer lugar, marginando contundentemente a Repsol YPF. El consorcio está integrado por Cliveden Petróleo Argentina, Kilwer SA e Investmen SA, presidida por el ex ministro del Interior José Luis Manzano. “Nosotros podemos dar información acerca del concurso pero no de quiénes integran las sociedades oferentes”, eludió el secretario de Hidrocarburos de Mendoza, Alejandro Rodríguez, ante una consulta de este diario sobre las celebridades que participaron en esa compulsa. El argumento formal del funcionario es tan atendible como el pudor de reconocer que una personalidad controvertida de la política esté protagonizando bajo su órbita negocios de gran envergadura.

La manzanista Cliveden no es una advenediza en el rubro. Entre otras, opera el área de Cañada Pilar, Pico Salamanca y Mina Salamanca con Austrofueguina SA, y acaba de hacer una apuesta de 25 millones de dólares en Salta para quedarse con Chirete, una de las áreas secundarias recientemente licitadas, en la que los brasileños de Petrobras resultaron los mejores rankeados.

La que sí parece haberse asegurado un triunfo en el concurso norteño del 25 de octubre es Oxipetrol, compañía gerenciada por el ex titular de Racing Ricardo Lalín, que va en sociedad con la china JHP, a priori la verdadera aportante del capital de riesgo. Con una promesa de inversión de 42 millones de dólares es muy factible que se quede con Tartagal Oriental. El dirigente deportivo también tuvo un papel notorio en la licitación mendocina realizada días antes, en la que apostó junto a Chañares Herrados y asociándose a la estatal Enarsa.

Junto al empresario mediático y cuyano Daniel Vila, Lalín hizo otros intentos en el territorio del gobernador filo K, Julio Cobos: ofertó por Aguas de Mendoza y, sin éxito, por la energética Edemsa. Iniciativas que prueban la versatilidad del que en otro momento condujera los destinos de La Academia.

La suerte de las licitaciones provinciales aún no está definida, ya que la inversión propuesta es un ítem muy relevante pero no el único que talla a la hora de decidir el adjudicatario, pero el privilegiado posicionamiento de las mencionadas es indiscutible. Luego habrá que ver de qué modo el elegido honra su promesa de desembolsar los recursos comprometidos para desarrollar áreas a su juicio prometedoras. Más allá de esta definición, está el dato insoslayable de esta notoria irrupción de empresas nacionales, que parecen haberse lanzado en firme a la búsqueda de hidrocarburos justo cuando desde el Gobierno se intenta con dificultad impulsar a los grandes inversores tradicionales para que hagan lo propio, con el fin de recuperar las menguantes reservas de gas y petróleo.

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