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Fuentes del Gobierno adelantaron ayer a Página/12 que la inflación de febrero, que hoy por la tarde difundirá el Indec, rondará el 0,4 por ciento, igual porcentaje que en el mismo mes del año pasado. Las principales consultoras del mercado preveían un porcentaje mayor, que en algunos casos llegaba al 0,8 por ciento, pero las polémicas modificaciones que viene introduciendo el Ministerio de Economía en la metodología de medición del organismo oficial les hizo relativizar sus propias proyecciones o directamente ajustar los números a la baja. Si se confirma el 0,4 por ciento, la inflación acumulada en el primer bimestre llegaría al 1,5 por ciento, evidenciando una leve desaceleración respecto del mismo período del año anterior.
Miguel Bein, economista de la consultora Bein y Asociados, aseguró a este diario que “preveíamos una inflación de entre 0,7 y 0,8 por ciento luego de medir la utilización promedio de una canasta de servicios de salud con copagos, pero como el superintendente de Servicios de Salud, Héctor Capaccioli, aseguró que el Gobierno todavía no tiene una estimación en firme del impacto de los copagos decidimos revisar nuestra proyección y ahora esperamos entre 0,4 y 0,5 por ciento de inflación para febrero”.
Al igual que el mes pasado, la incidencia de los aumentos de la medicina prepaga continúa generando polémica. En enero, las principales empresas del sector facturaron subas de hasta 22 por ciento, pero el Gobierno autorizó sólo un 2 por ciento para los nuevos planes con copagos y aseguró que los clientes debían reclamar el reintegro si les cobraron de más, provocando un fuerte enfrentamiento con algunos técnicos del Indec que se negaban a aplicar ese criterio para medir los aumentos y terminaron siendo desplazados. Durante febrero, el Gobierno y las empresas modificaron nuevamente las reglas al acordar que quienes acepten un plan con copagos no tendrán que afrontar el aumento general de 2 por ciento. Por lo tanto, si se toma en cuenta esta última modificación, el rubro que incluye la medicina prepaga podría incluso llegar a bajar en febrero respecto del mes anterior. No obstante, distinto sería el resultado de la medición si el Gobierno no toma en cuenta esa marcha atrás y/o si contabiliza el impacto de los copagos.
También surgen diferencias en el caso de los alimentos frescos. Carlos Melconian, titular de la consultora M&S, aseguró a Página/12 que “hasta hace pocos días nosotros veníamos registrando una inflación general para febrero de entre 0,7 y 0,8 por ciento, pero los precios de la verdura que relevamos en algunos casos es tres veces superior a la lista de referencia que difundió Guillermo Moreno”. El economista de la city intentó graficar las diferencias poniendo como ejemplo la lechuga: “Se consigue lechuga a 2 pesos como dice Moreno, pero es una lechuga chiquita y con barro. La lechuga que más se vende vale tres veces más”. Situaciones similares se repiten cuando se releva el precio de las frutas y la carne, ya que hay oferta a los valores sugeridos por la Secretaría de Comercio, pero a una calidad en muchos casos paupérrima. Melconian también planteó dudas respecto de cómo se va a medir el aumento de la medicina prepaga y la incidencia que terminará teniendo en el índice.
Ricardo Delgado, economista de Ecolatina, pronosticó a este diario que la inflación de febrero será de 0,6 por ciento, pero luego relativizó las diferencias que puedan surgir con la cifra oficial al asegurar que “hubo poca claridad con los cambios introducidos para medir ciertos sectores, como, por ejemplo, el turístico donde insólitamente el índice de inflación de enero fue mucho menor que el de diciembre”.
Eduardo Curia coincidió al asegurar que “el Gobierno debió explicar mejor los cambios”, pero respaldó las modificaciones introducidas en el Indec al decir que “sirven para evitar arbitrariedades que condicionaban la política económica”. Para este economista, la inflación de febrero “quedará entre 0,5 y 0,6 por ciento”.
Más allá de las diferencias en torno del número final que arroje febrero y de la polémica generada por los cambios introducidos por el Gobierno en el Indec, los economistas consultados coincidieron en afirmar que históricamente febrero es un mes que no genera demasiadas complicaciones en términos inflacionarios. “El precio de los paquetes turísticos y de la indumentaria caen y todavía no se registran subas significativas en productos escolares”, aseguró Bein. Todos coincidieron, en cambio, en que marzo será un mes clave en términos inflacionarios porque comienzan las clases y se lanza la temporada de indumentaria de otoño/invierno. No obstante, también resaltaron que debería ocurrir una catástrofe para que el Gobierno no logre el objetivo de mantener la inflación por debajo del 3 por ciento en el primer trimestre.
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