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Un hombre de la conducción de la Unión Industrial asegura que un operador del Gobierno le anticipó que Julio De Vido empezará a tener reuniones con referentes empresarios para confirmarles la candidatura de Cristina Fernández a la presidencia. Un banquero nacional que supo escalar con Néstor Kirchner comenta que le prometieron que “cuando llegue la señora va a mejorar el diálogo con las cámaras patronales”. “Habrá más comunicación y será por canales institucionales”, agregan desde la Cámara de la Construcción. En la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que agrupa a las compañías más grandes del país, confiesan que de poder elegir se quedarían con Néstor, pero que están dispuestos a trabajar con Cristina. Cada día con mayor dedicación, la dirigencia empresaria va tomando posiciones frente al escenario político que vislumbra como más probable, con la esposa del actual presidente al mando en la Casa Rosada.
En las charlas con Página/12, empresarios de la industria, la banca y la construcción repiten una definición que escucharon de distintos interlocutores del oficialismo: Cristina se propone que su gobierno tenga con ellos una relación fluida, de búsqueda de consensos para consolidar el modelo productivo. Repiten eso de que habrá un “diálogo institucional”, lo que demuestra que alguien desde el poder bajó ese discurso. La promesa les entusiasma, pero, como confiesa uno de ellos, aunque no existiera, igual se alinearían detrás de la nueva conducción política.
“Acá nadie piensa en el país de mañana. Todos estamos detrás del negocio que podamos hacer hoy”, sentencia un industrial para describir a sus no muy apreciados colegas, aunque de inmediato aclara que él sí apuesta al kirchnerismo. La central fabril eligió como futuros presidente y vice a Juan Carlos Lascurain y Luis Betnaza. El primero es un dirigente de larga trayectoria, dueño de una pyme, que alternó en la presidencia de la cámara metalúrgica (Adimra). Tiene una buena relación con el grupo Techint, el cual jugará un rol central en la etapa que se inicia dentro de dos semanas con el recambio de autoridades. De hecho, Betnaza es director del grupo de Paolo Rocca.
Meses antes de las elecciones que consagraron a Kirchner en 2003, la UIA tuvo que elegir a su propio presidente. En ese momento fueron mayoría quienes creyeron que Carlos Menem se impondría en los comicios y entonces se inclinaron por un dirigente con buena llegada al riojano y a su entorno: Alberto Alvarez Gaiani. El error de cálculo provocó un distanciamiento entre el gobierno K y la entidad. Ahora, la UIA apuesta a la continuidad del kirchnerismo, y confía en que Lascurain y Betnaza podrán hacer pesar sus opiniones en el nuevo gobierno. Como las demás cámaras empresarias, en la UIA esperan la confirmación de la candidatura de Cristina, y mientras tanto van intentando averiguar qué se cocina en el cerrado círculo del Presidente.
“Nos dijeron que De Vido empezará a reunirse con empresarios para ratificar que viene Cristina”, confió un industrial del entorno de Lascurain. La misma versión fue transmitida a este diario por un allegado al ministro de Planificación. En la Cámara de la Construcción, que conduce Enrique Wagner, se preguntan si De Vido seguirá en funciones en caso de que ascienda Fernández: recuerdan que el ministro tuvo diferencias importantes con la senadora cuando Sergio Acevedo renunció a la gobernación de Santa Cruz. Ella defendía al renunciante y De Vido a su sucesor, Carlos Sancho. Además, especulan con supuestas inquinas personales que se remontarían a varios años. Aun así, desde la UIA afirman que es lógico que sea De Vido quien hable con ellos sobre el futuro político porque es su interlocutor más directo con el actual gobierno.
Entre las asociaciones patronales también mencionan que Cristina produciría una renovación integral del gabinete. Es una versión extendida. Algunos arriesgan que seguirían Carlos Zannini y Alberto Fernández. Y tiran nombres de quiénes serían los que tienen chances de acceder al Ministerio de Economía. A esta altura, no puede ser más que un ejercicio de adivinación o una operación para instalar candidatos, pero los empresarios procuran adelantarse a los acontecimientos y jugar sus fichas.
En AEA creen que el presidente del Banco Central, Martín Redrado, está en carrera. Es un candidato que también suena con fuerza en la Asociación de Bancos de la Argentina. Los industriales lo repiten, pero creen que Fernández optará por una persona de otro perfil, sobre todo porque Redrado estuvo identificado con la década del ’90 y la convertibilidad. “Una cosa es el Banco Central y otra el ministerio donde se diseña la política económica”, reflexionan. En la UIA circula el nombre de Mercedes Marcó del Pont, diputada del ala progresista del kirchnerismo, y socia de Héctor Valle en la consultora FIDE. Desde la banca levantan a Alfonso Prat Gay, ex presidente del Central, quien supo tener, según rememora este sector, una buena relación con Cristina.
AEA, que encabeza Luis Pagani, de Arcor, se replegó durante el gobierno de Kirchner. Evitó confrontaciones y dejó que sus asociados, todas grandes empresas, manejaran por su cuenta el contacto con los funcionarios. A pesar de que muchas veces se mordieron la lengua para no pelearse en público con el Presidente, finalmente se acostumbraron a su estilo. Al punto de que ahora admiten que preferirían que se postulara a la reelección, en lugar de dejar la posta a su esposa, como suponen que ocurrirá. “Mejor malo conocido que bueno por conocer”, le brota a un hombre de la asociación, receloso por tener que empezar todo de nuevo.
Los dirigentes empresarios esperan para este año un crecimiento vigoroso de la economía. Los sectores liberales critican el aumento del gasto público y el debilitamiento del todavía elevado superávit fiscal. Pero reconocen que el modelo de dólar alto les permitió hacer buenos negocios. Ninguno anticipa con Cristina cambios profundos del esquema actual. Cada sector, igualmente, va preparando su agenda para procurar instalarla en los próximos meses. La UIA habla de desarrollar la banca de inversión, en AEA postulan una suba de tarifas de los servicios públicos y todos coinciden en que los acuerdos de precios deberían ser reemplazados.
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