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El proyecto de reforma a la Carta Orgánica del Banco Central impulsado por diputados del kirchnerismo dio lugar ayer a opiniones enfrentadas entre economistas, al tiempo que fue duramente criticado por el ex presidente de la entidad Aldo Pignanelli. Martín Redrado, actual titular del instituto emisor, también mantiene sus reservas con respecto a esa iniciativa. Esas dudas se las trasmitió ayer en forma directa al presidente Néstor Kirchner. Cerca de Redrado dicen que tenía el compromiso de la Casa Rosada de que esos cambios no iban a avanzar.
Probablemente sin conocer el rumbo de esas negociaciones, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, defendió ayer ese proyecto, al asegurar que la iniciativa amplía las atribuciones de la entidad y prevé el trabajo coordinado con el Poder Ejecutivo. “ No veo que el Ejecutivo se esté metiendo en el manejo (de la entidad), sino que le está dando posibilidades de análisis financieros a futuro”, dijo el ministro en diálogo con Radio 10.
La iniciativa fue propuesta por la diputada kirchnerista Mercedes Marcó del Pont y aprobada por la Comisión de Finanzas de la Cámara baja –con la objeción del legislador macrista Federico Pinedo– y contempla la modificación del artículo 3 de la Carta Orgánica. Y establece como “misión primaria y fundamental” del Banco Central la de “preservar el valor de la moneda, de un modo consistente con las políticas orientadas a sostener un alto nivel de actividad”. También prevé que la entidad “coordinará su cometido con el Poder Ejecutivo” en lo que respecta a la formulación y ejecución de las políticas monetaria, “sin estar sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones de este último respecto del manejo de los instrumentos de su competencia”. La iniciativa –según la agenda que maneja el oficialismo en el Congreso– podría ser tratada en dos semanas por la Cámara baja. “La modificación del artículo 3, además de la preservación del valor de la moneda, incluye el acompañamiento de las políticas de crecimiento y del empleo, que es lo que necesitamos hoy en el país”, explicó Marcó del Pont. La legisladora aseguró que la “coordinación” que deberá existir entre el Central y el Palacio de Hacienda “no significa subordinación, sino ponerse de acuerdo, y eso está presente en todos los países del planeta”.
Por su parte, Pignanelli sostuvo que muchos de esos propósitos son buenos, pero se preguntó “qué tienen que ver con el Banco Central” objetivos como el de “proteger el pleno empleo”. “A mí me preocupa quiénes son los originarios de este proyecto, espero que hayan estudiado bien el tema”, señaló. Y advirtió que las eventuales modificaciones a la Carta Orgánica podrían darles argumentos a los bonistas que no aceptaron el canje de deuda, para decir que el BCRA no es independiente y embargar las reservas, “ya que aún no hemos salido del default”.
Con un punto de vista cercano al del Gobierno, el economista y director de Enarsa, Aldo Ferrer, indicó que el Banco Central debe ser “autónomo y parte de una estrategia de desarrollo económico y de gobernabilidad”.
Agregó que “el Banco Central tiene la responsabilidad de manejar la política monetaria, algo esencial para el crecimiento de la economía”.
El economista justicialista Eduardo Curia consideró que esa iniciativa va “en la dirección correcta”, ya que el Banco Central debe tener “cierta autonomía instrumental” pero “no puede tener objetivos de política (económica) propios al margen de la política global”. No obstante, admitió que “por una cuestión de oportunidad, quizás (el proyecto) amerite algún tipo de conversación con las actuales autoridades del Banco Central, para eliminar cualquier tipo de equívoco o malentendido”. Se estaba refiriendo, en concreto, sobre la oposición de Martín Redrado a ese proyecto.
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