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Economía|Sábado, 3 de agosto de 2002
EL TRASPASO DE EMPRESAS ELECTRICAS DE PECOM A PETROBRAS IRA A EXAMEN

El pozo no se tapa, pero habrá cortocircuitos

Duhalde les prometió “neutralidad” oficial a los directivos brasileños, pero advirtió que someterá a análisis de los organismos reguladores la venta de los activos eléctricos. Así busca conformar a los grupos locales que cuestionan la venta. Formarían un holding para la transmisión eléctrica.

Por Raúl Dellatorre
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Eduardo Duhalde, ayer en Olivos, al recibir al embajador brasileño y a directivos de Petrobras.
La presión de los lobbies locales había calentado el ambiente. El encuentro de ayer en la Quinta de Olivos entre el presidente de la Nación, Eduardo Duhalde, y los directivos locales de Petrobras no tuvo el contenido meramente protocolar de otros eventos de la misma índole. Los representantes brasileños, José Carlos Cosenza y Jorge Camargo, llegaron a Olivos a presentarse como los nuevos dueños de la última petrolera grande que quedaba en manos argentinas, Pérez Companc. La oposición de grupos cementeros, aceiteros y constructores locales a la cesión de Pecom a manos brasileñas recibió una respuesta “a medias” en la postura asumida por el Presidente frente a los directivos de Petrobras: no habrá objeciones oficiales en materia de hidrocarburos (petróleo y gas), pero el Gobierno dará intervención a los organismos de control en relación con la transferencia a Petrobras de las empresas eléctricas y gasíferas que pertenecieran a Pecom. Los hambrientos lobbies locales ya se preparan para lanzarse sobre la presa: pergeñan un plan para conformar un holding, con participación estatal, que intentaría atrapar algunos de los negocios que Petrobras sería obligada a abandonar (ver aparte).
El anuncio de la compra de una de los mayores holdings locales, Pecom, por parte del grupo mixto Petrobras (35 por ciento de participación estatal) generó revuelo entre los grupos locales. Una especulación indica que el disgusto surgiría de que, en la nueva situación, aquellos grupos perderán la “ventaja” del acceso al gas barato que le suministraba Pecom. Sin dar especificaciones, especialistas del sector señalaban ayer la existencia de “contratos cruzados” entre proveedor de gas, grandes usuarios industriales y el Estado que terminaba en un privilegio para los segundos, que ahora correrían el riesgo de perder. Otra especulación, en cambio, señalaba que la preocupación pasaba por ver que, detrás de la decisión de “Goyo” Pérez Companc, a cada uno de los grupos locales restantes sólo les quedaba correr la misma suerte. Pero estas dos formas de interpretar la reacción de los ex capitanes de la industria no eran las únicas que circulaban.
Vender los voluminosos holdings locales a grupos extranjeros nunca resultó una perspectiva muy desagradable para sus dueños, y no son pocos los que llegaron a amasar fortunas gracias a estos cambios de mano de sus empresas. Lo particular de este momento es que los grupos empresarios en cuestión se exhiben fuertemente endeudados en el exterior y, muchos de ellos, cautivos de la suerte del mercado interno (cementeras y constructoras, por caso). Por ello, una “buena operación” de venta podría llegar a significarles no más que transferirle la deuda a un tercero, quedándose sin sus empresas ni un verde en el bolsillo. No es casual que este mismo núcleo de capitalistas empezara a trabajar en conjunto, desde la creación de la Asociación de Empresarios Argentinos, con el objetivo fijo de obtener un seguro de cambio (compensación por la devaluación) para sus deudas externas. De allí surgía la tercera especulación: presionar para bloquear parte de la venta de Pecom y, en el previsible caso de fracasar, buscar como compensación el ansiado seguro de cambio.
Con Amalita Fortabat como emblema, el grupo habría interesado a Duhalde en la necesidad de dar señales de protección al capital nacional (por el origen de sus dueños, más que por los intereses que defienden). La pulseada contra Petrobras podía ser una prueba, tanto de amor como de fuerza. El Presidente de la Nación aceptó el convite, aunque debió admitir que cuenta con instrumentos limitados. “El mercado del petróleo y el gas están desregulados, y habría que demostrar que existe posición dominante y además abuso de la misma para poder realizar alguna acción antimonopólica”, comentaron cerca del Presidente. Incluso en sectores regulados, como el gasífero y el eléctrico, no será fácil objetar el ingreso en bloque de Petrobras al sector, comentó ayer un experto regulador. Atenta al accionar de los empresarios argentinos, la diplomacia empresaria brasileña desplegó su propia táctica. Ayer apuraron a Duhalde a través de la visita del presidente para Argentina de la petrolera, José Carlos Cosenza, el director de Negocios Internacionales, Jorge Camargo, y el embajador y ex negociador para el Mercosur, José Botafogo Gonzalves. “Lo convertimos en un encuentro de Estado a Estado”, comentó una fuente brasileña al reseñar la reunión. Avisados de antemano del mensaje “nacionalista” que iban a escuchar, Cosenza se adelantó con un argumento de peso: Petrobras venía a hacer una demostración de confianza en plena crisis y, a diferencia de otras petroleras –incluso argentinas– que dejan en el exterior el 70 por ciento del valor en dólares de lo que exportan, la brasileña reinvertirá “el 100 por ciento” en el país.
Duhalde apuntó la bala contra los activos eléctricos del bloque que recibirá Petrobras de Pecom, confiando –o informado– del interés relativamente menor de la brasileña por este sector en relación al de hidrocarburos. De paso, logrando un paso al costado de Petrobras en ese plano, lograría réditos políticos y conformaría a sus potenciales socios empresarios. No es lo que se aprecia desde la empresa brasileña ni lo que creen en Economía: Petrobras está lanzada a instalarse como la gran empresa energética regional y no descartaría siquiera quedarse con algún activo actualmente en poder de Repsol-YPF. La partida promete nuevos choques de intereses.

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