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Economía|Lunes, 20 de agosto de 2007
LOS AFILIADOS CON MAYORES INGRESOS SON LOS QUE MAS SE CAMBIAN

Las AFJP, con una deserción VIP

Contra los pronósticos, las AFJP están perdiendo proporcionalmente más afiliados de altos ingresos que de bajos salarios. Además, casi el 90 por ciento de los que optaron por el Estado son aportantes regulares. El Gobierno lanza una campaña.

Por David Cufré
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La migración al régimen público fue muy superior a la prevista por el sector privado.

Después del aumento de 12,5 por ciento en todas las jubilaciones y pensiones nacionales, el Gobierno se puso a trabajar en una campaña publicitaria para promocionar el traspaso de afiliados de las AFJP al régimen de reparto. Todavía no se resolvió cuándo saldrá al aire, pero es posible que ocurra tras las elecciones de octubre, en el tramo final del plazo habilitado para ejercer la opción. Aquellos que quieran saltar de un sistema a otro pueden hacerlo hasta el 31 de diciembre. Cuando aún restan más de cuatro meses para ese momento, la migración que ya se produjo hacia el régimen público fue muy superior a la prevista por especialistas del sector privado: ya lo hicieron 780.656 personas. Pero hay dos datos todavía más sorprendentes, que rompen todos los pronósticos de las administradoras: la gran mayoría de los que pasaron, el 88 por ciento, son aportantes regulares, y de ellos, los de salarios altos son proporcionalmente más que los de ingresos menores al promedio.

Página/12 accedió a datos oficiales que así lo demuestran. El impacto de la reforma previsional en las AFJP debe ser medido por tres indicadores. El primero es la cantidad de afiliados que las abandonan. El segundo, si son clientes activos o personas que dejaron de trabajar hace tiempo. Y el tercero, dentro de los activos, qué ingresos tienen y, por lo tanto, qué aportes realizan.

Los que se fueron

Las AFJP cuentan actualmente con 11,7 millones de afiliados. Ese universo se verá reducido por distintos factores. El Estado rescató a 1,1 millón de personas que habían acumulado tan poco capital en sus cuentas individuales que estaban condenadas a ganar mucho menos que la mínima si seguían en las administradoras. Son mujeres de 50 años en adelante y hombres mayores de 55.

La Anses, a su vez, resolvió que los trabajadores que aportan a regímenes especiales, como docentes, judiciales, investigadores y diplomáticos pasen de las AFJP al Estado. En total serán 400 mil personas, de las cuales ya fue transferida la mitad. La lenta depuración de los padrones completará la tarea gradualmente. El tercer grupo son los que hacen la opción de forma voluntaria, de los cuales ya van 780.656. Distintas estimaciones estiran el número por lo menos al doble cuando finalice el plazo para optar, el 31 de diciembre.

Para completar la cuenta de traspasos seguramente habrá que sumar a más de 500 mil monotributistas. Fuentes oficiales anticiparon a este diario que los inscriptos en ese régimen que hayan realizado aportes entre 1994 y 1999 y conserven una cuenta en una administradora serán desafiliados y anotados en reparto. Es lo mismo que ya se dispuso para los trabajadores de regímenes especiales

En conclusión, el número global de afiliados que dejarían de pertenecer a las administradoras sería de alrededor de 3,5 millones de personas, cerca de un tercio del total de 11,7 millones. La cifra es elevada, sobre todo considerando que toda esa gente tuvo vedada la posibilidad de volver a reparto durante 13 años. El cepo fue una concesión a las administradoras que les permitió crecer a costa de la voluntad de sus propios clientes.

Los aportantes

Más importante que la cifra general de traspasos es el perfil laboral de quienes lo efectivizan. De los 11,7 millones de inscriptos al régimen de capitalización, aportan regularmente a las AFJP 4,7 millones. Los otros 7 millones son personas que dejaron de registrar descuentos para su jubilación, ya sea porque perdieron el trabajo, porque pasaron a hacerlo “en negro” o por cualquier otro motivo.

El universo de aportantes regulares es el que realmente importa a las AFJP, porque son su fuente de ganancias. Las empresas sólo les cobran a los clientes activos. Lo hacen a través de la comisión que se aplica sobre los aportes. Las AFJP deben administrar también el dinero acumulado en las cuentas de quienes no aportan, pero sin cobrar nada por ese servicio.

La Anses reveló que el 88 por ciento de las personas que hicieron el trámite para volver a reparto son aportantes regulares. Es decir, ya van 687.000. Ese porcentaje se mantiene invariable desde el primer día en que se abrió la opción, con lo cual es probable que se sostenga cuando termine el plazo para cambiar de sistema. Si es así, 1.320.000 aportantes de las AFJP habrán pasado a reparto. Lo que ya acumularon seguirá siendo administrado por las empresas. No pierden sus ahorros, sino que las cuentas de capitalización permanecen, y al día del retiro cobrarán un haber mixto, con una parte equivalente a los aportes efectuados al Estado y la otra por lo capitalizado en la AFJP.

Como se indicó antes, existen unos 400 mil trabajadores de regímenes especiales que pasaron a reparto. Son casi en su totalidad cuentas activas. La suma de ese grupo más el otro 1,3 millón arroja 1,7 millón de afiliados con aportes regulares que dejarían las AFJP, sobre un total de 4,7 millones. El porcentaje es todavía más alto que el de la cantidad de traspasos globales: equivale al 36 por ciento de los clientes activos de las AFJP.

Los salarios

Las compañías de jubilación privada se plantearon tres objetivos frente a la reforma: perder pocos aportantes, conservar a los jóvenes y, sobre todo, retener a los de altos ingresos. Como ya se vio, la sangría de aportantes es cuantiosa. En cuanto al rango de edades que están ejerciendo la opción por reparto, el 61 por ciento son mayores de 40 años y el 39 por ciento, menores de 40. En lo que peor les está yendo es en el perfil salarial.

El 64,6 por ciento de los aportantes regulares a las AFJP gana menos de 1700 pesos mensuales, que es el salario promedio de los clientes activos. Son 3.016.477 personas. El 35,4 por ciento restante se ubica por arriba de ese rango de ingresos: 1.652.992. Los que ya pasaron al sistema estatal son el 13,8 por ciento del total de los que ganan menos de 1700 pesos (417.544), pero el 16,3 por ciento de los que tienen salarios superiores al promedio (269.433). En proporción, las AFJP están perdiendo a sus clientes más adinerados.

El proceso de traspasos demuestra que los que dejan las administradoras son principalmente los sectores más informados. Los afiliados inactivos, los desocupados y los que están en negro, que por esa condición deberían ser los más interesados en pasar al régimen público, por ahora no participan masivamente del cambio.

El cuadro del impacto de la reforma en el sistema de jubilación privada se completa con un hecho fundamental: los trabajadores indecisos ya no son inscriptos en las administradoras, sino que son anotados en reparto. Esto afecta la principal fuente de captación de adherentes que tuvieron las AFJP desde 1994 hasta abril pasado. Por esa vía consiguieron cerca del 80 por ciento de sus nuevos afiliados. Es una pérdida que afecta la ecuación del negocio hacia adelante. De allí que los especialistas anticipen un proceso de fusiones y achicamiento del mercado. Para los afiliados, un mercado más concentrado no suele ser saludable, como lo demuestra la experiencia chilena.

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