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El clima en los mercados financieros en el último día de operaciones antes de las elecciones no podía ser mejor. La Bolsa de Comercio marcó un nuevo record histórico, los bonos de la deuda registraron fuertes aumentos, el riesgo país retrocedió a 351 puntos básicos y el dólar, muy demandado durante toda la semana, dejó de generar presión. El Banco Central no necesitó esforzarse demasiado para bajar otro medio centavo la cotización de la divisa, a 3,16/3,19 pesos para la compra y la venta, respectivamente. En una jornada llena de records, a nivel internacional se produjeron tres, con nuevos máximos en los valores del euro, del oro y el petróleo (ver nota en página 15). Aquí, el euro cerró a 4,55 pesos para la compra y 4,66 para la venta.
La combinación de factores internos y externos le permitieron al Gobierno exhibir un panorama despejado en el frente financiero a horas de los comicios. En el caso del dólar, que estuvo en el centro de las miradas durante toda la semana, las compras de bancos y empresas mostraron un marcado descenso respecto de las jornadas previas. La explicación que dieron operadores de la city fue que esos actores ya habían completado sus coberturas anteayer, mientras que las compras del público minorista también disminuyeron.
El Banco Central volvió a repetir su estrategia del día anterior de ofrecer rápidamente divisas al mercado para voltear el precio a nivel mayorista. Al mediodía, con sólo 20 millones, consiguió una caída a 3,167 pesos, algo más de un centavo respecto del último cierre. Al final de las operaciones, el dólar mayorista quedó en 3,171 pesos. Esta vez el Central tuvo la ayuda de los exportadores, que al ver que la cotización apuntaba hacia abajo empezaron a liquidar divisas que habían retenido esperando un aumento de su cotización. Ese incremento de la oferta junto a una ligera contracción de la demanda favorecieron la caída en el valor de la divisa.
A nivel minorista, el dólar terminó la semana a 3,19 pesos para la venta, tal como la había empezado. A pesar de ello, en los últimos días se instaló en la city la versión de que el billete verde pegará un salto a un rango de 3,30 a 3,35 pesos después de las elecciones. Las especulaciones se acentuaron cuando el martes subió a 3,20. Sin embargo, fuentes del Gobierno negaron cualquier posibilidad de una disparada de la divisa.
En la Bolsa de Comercio los operadores encontraron razones para el entusiasmo. En primer lugar, anticipan un triunfo del oficialismo en las elecciones de mañana, lo cual consideran una buena noticia, porque se despejará cualquier incertidumbre política y se afianzará un clima de continuidad. “La plaza accionaria está mucho más optimista. En gran medida, esta situación responde a los muy probables resultados de los comicios presidenciales”, reflejó Jorge Alberti, analista de ElAccionista.com.
El índice de acciones líderes MerVal aumentó 1,9 por ciento y alcanzó el record de 2327,1 puntos. La de ayer fue la cuarta rueda consecutiva con resultado positivo y así el MerVal superó por 23,7 puntos su marca máxima anterior, alcanzada el 23 de julio pasado. Ese día empezó la crisis de las hipotecas en Estados Unidos y los mercados se desplomaron. Pasados tres meses, la Bolsa local pudo retomar la corriente alcista: ganó 4,0 por ciento en la semana, 6,4 en lo que va de octubre y 11,3 desde fines de diciembre. De acuerdo con especialistas del sector, la resolución del Gobierno que obliga a las AFJP a repatriar unos 6700 millones de pesos impulsa al mercado local, ya que parte de ese dinero se empezará a volcar a la compra de acciones.
Otro elemento clave es la expectativa que tienen los financistas de que la Reserva Federal (banca central) de Estados Unidos baje otro cuarto de punto la tasa de interés en su reunión del próximo miércoles. Eso también se convertiría en un estímulo para el ingreso de capitales en busca de opciones de inversión más rentables. Esa probable medida tiene efectos diversos. En los mercados de los países centrales, influyó en una nueva escalada del euro frente al dólar, a 1,4378 dólares por euro. También provocó una escalada del petróleo y del oro, que llegó al record de 788 dólares la onza, su máximo en 28 años. Aquí resultó un incentivo para una fuerte suba de los títulos de deuda, de entre 2,1 y 3,7 por ciento, apuntalado también por la recompra de bonos que prepara el Gobierno.
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