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Economía|Miércoles, 6 de febrero de 2008
ESTAFA DEL SOCIETE

“No seré el chivo expiatorio”

Jérôme Kerviel, el operador acusado que se ha convertido en ídolo en Internet, apunta a sus jefes.

Por Eduardo Febbro
desde París
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Jérôme Kerviel afirma que no estuvo sólo haciendo las operaciones.

Santo de las finanzas, héroe de múltiples causas o estafador, Jérôme Kerviel, el trader francés que le hizo perder al Banco Société Générale 7100 millones de dólares, se ha convertido en pocas semanas en un monarca indiscutido en el mundo de Internet. Para algunos, Kerviel es una suerte de “santo”, “mago”, “guía supremo”, “gurú”, a quien se le debe respeto. Para otros, el hombre de 31 años que se saltó todos los mecanismos de seguridad del banco y puso en juego 70 mil millones de dólares en el mercado sin que, en principio, el servicio en el que trabajaba se diera cuenta, es “un tonto”, “un vulgar estafador”, “un esclavo de las finanzas” que quiso hacerle ganar plata al banco y terminó como un bobo a las puertas de la cárcel.

Sea cual fuere el juicio, Jérôme Kerviel es un fenómeno en Internet. Google ha censado más de un millón de entradas con su nombre, ya se han creado varios fans club y el joven de 31 ya tiene incluso una ficha en Wikipedia traducida a varios idiomas.

Lo único que ha perdido hasta ahora es su trabajo y sus amigos. Kerviel tenía una cuenta abierta en facebook y en ella figuraban once amigos. Cuando la estafa se conoció y el nombre de Kerviel quedó asociado a ella, de los once amigos que había repertoriados primero quedaron cuatro y, algunas semanas más tarde, ninguno. Ayer, en la primera declaración a la prensa después del escándalo que suscitó su aventura solitaria, Jérôme Kerviel denunció la espada que le quieren poner encima al presentarlo a él como único responsable: “Asumo mi parte de responsabilidad pero no seré el chivo expiatorio de la Société Générale. (...) Nunca tuve una ambición personal en este asunto. El objeto consistía en hacerle ganar plata al banco. Cuando uno se compromete en este oficio se pierde la noción de los montos. Se desmaterializa, uno se deja llevar”, explicó.

Dudas sobre su responsabilidad directa en el fraude no queda ninguna. El mismo Kerviel, en el curso de la primera audición que mantuvo con la Justicia hace diez días, reconoció los hechos y explicó en parte cómo había hecho para pasar inadvertido a través de todos los múltiples mecanismos de seguridad. Sin embargo, los especialistas continúan observando esta historia con alto escepticismo. Si Kerviel perdió 7100 millones de dólares, esa suma representa el 10 por ciento del monto que el trader manipuló durante las operaciones, es decir, 70 mil millones de dólares. Es difícil aceptar que una persona pueda manejar esa suma sin que los responsables del banco se den cuenta. Por lo pronto, Kerviel está libre y recién este viernes la Justicia decidirá si va a la cárcel o no. El trader está acusado de “falsificación, abuso de confianza e introducción en un sistema automatizado de datos informáticos”.

“No soy ni suicida ni depresivo”, dijo ayer Kerviel, desmintiendo los rasgos de su personalidad que trascendieron en la prensa. El joven cuenta hoy con una impresionante red internacional de amigos virtuales. Entre tantas otras iniciativas, existe también un portal con su nombre (jeromekerviel.com), unos 20 grupos y un club de fans que consta de más de 2000 miembros. Entre las perlas que pueden encontrarse en Internet están las camisetas con su nombre y sus leyendas cómicas. Hay para todos los gustos y colores. En ese portal se pueden comprar, además de las camisetas Miss Kerviel, teléfonos móviles y relojes Patek que, según ese sitio, son los distintivos del “Lifestyle Jérôme”.

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