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Economía|Miércoles, 30 de enero de 2002

El Fondo quiere la flotación y que no se castigue a la banca extranjera

En su tradicional entrevista diaria para referirse a Argentina, el director gerente del Fondo Monetario Internacional afirmó ayer que restaurar el sistema de pagos debe ser la máxima prioridad para el país si desea que el organismo le vuelva a dar su apoyo. El interlocutor elegido en esta oportunidad fue la agencia Reuters. Horst Koehler aconsejó que Argentina también debe reestructurar su sistema bancario, asegurándose de tener en cuenta a los bancos extranjeros. Y recomendó que los asuntos fiscales también deben ser prioritarios y que el peso debe flotar libremente.
“Lo más importante por el momento es restaurar el sistema de pagos en Argentina”, dijo Koehler cuando se le preguntó qué medidas debe tomar Argentina para que el FMI reanude su ayuda al país. Desde que aplicó un congelamiento parcial a los depósitos bancarios el mes pasado, la economía se ha paralizado. Las compañías han cesado sus pagos a los bancos y a sus proveedores y los gastos de la población en general han quedado restringidos. “En segundo ... los bancos deben ser mirados con mucha atención y debe iniciarse un proceso de reestructuración de los bancos. Esto incluye, al menos es nuestro consejo, a los bancos extranjeros, porque las inversiones de los bancos extranjeros siguen siendo una inversión a favor de un crecimiento sostenido y cooperación en Argentina”, dijo Koehler.
“Esos son los pasos inmediatos, después, por supuesto, estamos hablando con ellos (gobierno argentino) sobre medidas fiscales”, dijo Koehler. El jefe del FMI agregó que la total flotación del peso es también un requisito para que el FMI reanude su asistencia al país, dentro de un programa crediticio actualmente congelado de 22.000 millones de dólares.
En el frente fiscal el FMI desea que Argentina reestructure la relación entre el gobierno federal y las provincias.
El Fondo también quiere que Argentina deje flotar libremente al peso porque piensa que el tipo de régimen cambiario dual que actualmente practica el país puede abrir la puerta a la corrupción y es un obstáculo para el crecimiento económico. El FMI congeló los desembolsos de su crédito por 22.000 millones de dólares para Argentina en diciembre, después de que el gobierno del entonces presidente Fernando de la Rúa no pudiera mantener los gastos del país bajo control.
Koehler indicó que no había un cambio de actitud por parte del FMI con respecto a Argentina, en contraste con las sugerencias de algunas autoridades argentinas. Subrayó que su equipo se mantiene involucrado en la situación argentina desde que el gobierno de Duhalde asumió a principios de enero. “No ha habido cambio porque desde el principio siempre hemos estado en estrecho contacto con las autoridades. Nunca se cortó la comunicación”, apuntó. Ayer, el gobierno dejó trascender que había percibido un “cambio de actitud” en el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el FMI después de que los dos primeros organismos emitieran un comunicado conjunto el lunes en el que anunciaban que desembolsarían algunos fondos, anteriormente comprometidos, para programas sociales.
El secretario de Finanzas, Lisandro Barry, señaló que “debe interpretarse como una señal importante de los tres organismos... Hay un cambio de actitud desde el punto de vista político e institucional (pero) de ahí a la definición de los montos de apoyo todavía hay un trecho importante”. Sin embargo, Koehler señaló: “Pensamos que sería apropiado después de nuestra reunión... hacer una declaración que confirmara nuestro compromiso de trabajar con Argentina y también, por parte del Banco Mundial y del BID, de mirar hacia la preocupación social que tenemos y lo que podemos hacer para aliviar este problema”.
Koehler también señaló que una propuesta ley de bancarrota de Argentina, que en la práctica impediría a las compañías pagar la mayoría de sus bonos extranjeros, “debe evitarse”. Sin embargo, subrayó que el FMI no estaba tratando de imponer políticas al nuevo gobierno de Buenos Aires que, dijo,necesita tiempo para formular sus políticas. “Veo esto como un proceso interactivo. Nuestra gente está ahí y los teléfonos están funcionando. Queremos ofrecerles, y les estamos ofreciendo, consejo. No les estamos presionando en ningún sentido”, concluyó Koehler.

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