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La progresiva depreciación del real genera preocupación entre empresarios industriales. “Ponernos de acuerdo con Brasil para frenar la entrada de productos de extrazona que dañen la producción de las industrias de ambos países va a ser fácil, porque ellos están muy preocupados por China y otros países del sudeste asiático y nosotros también. El problema es con el resguardo de nuestro mercado, que es mucho más chico que el de Brasil”, aseguró Osvaldo Rial (foto), presidente de la Uipba. Desde el Gobierno aseguran que el valor de la moneda del país vecino todavía no está en niveles dañinos para la producción local, y que un ajuste administrado de la paridad real-dólar para alentar el crecimiento de Brasil es algo positivo para la Argentina.
Desde el Ministerio de Industria siguen de cerca la evolución del real, y afirman que todavía no perciben impacto sobre el comercio. Consultado sobre posibles medidas comerciales para defender el mercado local, el secretario de Industria, Eduardo Bianchi, dijo ayer que “Argentina está siempre monitoreando” la situación brasileña. En ese sentido, la ministra Débora Giorgi ha tenido sucesivas reuniones con sectores industriales locales. Por ahora pondera que Brasil mantenga el nivel de actividad como tracción sobre las exportaciones argentinas.
En una línea similar, el presidente del Banco Nación, Juan Carlos Fábrega, señaló que “la devaluación del real es más bien un reacomodamiento; no me parece que vaya a afectar la relación comercial con Argentina”. Por su parte, el ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Arlía, consideró que la relación entre Argentina y Brasil “es estratégica y, por lo tanto, no hay que tenerles miedo a las tensiones”.
Según la encuesta realizada por la Uipba entre unos 500 empresarios, “más de la mitad de los industriales se mostró inquieto ante la posibilidad de una devaluación de la moneda brasileña y por las consecuencias de la crisis internacional”. Reflejo de esa preocupación, Rial manifestó que “los industriales apoyamos la postura de la presidenta de la Nación de priorizar el empleo y la producción nacional. Hay que acordar pautas para no afectar la producción nacional. Ya vivimos los ’90, cuando se dejó todo liberado al mercado”. Defendió el uso de las licencias no automáticas para regular el potencial desvío de comercio derivado de la profundización de la depreciación del real. “Administrar el comercio no es cerrarlo. Brasil tiene hoy más de 5000 licencias no automáticas, cuando nosotros tenemos una décima parte. Es normal que pongamos alguna licencia no automática para proteger a un sector sensible”, presionó.
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