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El mundo|Sábado, 8 de marzo de 2008
Ejecutó a quemarropa y por la espalda al ex concejal Isaías Carrasco, del PSOE vasco

La ETA mató y se paró la campaña

Fue el primer atentado mortal desde 2006, cuando se rompió la tregua. Carrasco había desechado su custodia porque ya no ocupaba un cargo oficial. Enérgicas condenas de Zapatero, Rajoy y el Partido Nacionalista Vasco.

Por Oscar Guisoni
desde Madrid
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Un policía vasco filma la escena del crimen en Mondragón, en el norte de la región vasca, donde fue abatido el ex concejal Carrasco.

A los tiros. Con el asesinato rastrero, a quemarropa y por la espalda, del ex concejal socialista del País Vasco Isaías Carrasco. Así fue como ayer a la una y media de la tarde la banda terrorista ETA decidió decir lo suyo en la campaña electoral española. La reacción de todos los partidos políticos fue fulminante. La campaña quedó suspendida definitivamente. No se hicieron los actos de cierre que los partidos tenían previsto realizar por la noche. Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero dejaron de lado sus diferencias a la hora de condenar el ataque. Se esperan masivas marchas de repudio el próximo lunes. Estas manifestaciones no se han convocado para hoy para evitar interferir en la jornada de reflexión previa a los comicios de mañana.

Isaías Carrasco tenía 42 años y había sido concejal del PSOE entre 2003 y 2007 en uno de los pueblos donde ETA y sus acólitos políticos tienen mucha presencia: Mondragón, una ciudad vasca gobernada por Alianza Nacionalista Vasca, uno de los partidos en los que se escuda el grupo separatista para participar en política desde que quedó fuera de la ley su formación Herri Batasuna. Como ya no ocupaba un cargo público había rechazado la escolta policial que le ofreció el Ministerio del Interior apenas ETA rompió la tregua con el asesinato de dos ciudadanos ecuatorianos en la terminal de Barajas en diciembre de 2006. Fue asesinado a balazos en una calle cercana a su domicilio, cuando se encontraba con su mujer y su hija. Pocas horas después del atentado las fuerzas de seguridad solicitaban el apoyo de la ciudadanía para localizar el vehículo desde el que se produjeron los disparos y del que se difundió en todos los medios su matrícula.

Rodríguez Zapatero se encontraba en un mitin en Andalucía cuando el presidente regional socialista, Manuel Chávez, le dio la noticia. “José Luis, vámonos rápido, han tiroteado a un concejal”, le dijo y el rostro del candidato socialista se ensombreció de repente al tiempo que abandonaba el acto para dirigirse de urgencia a Madrid, donde compareció a las cinco de la tarde para condenar el ataque. En su intervención el candidato socialista llamó a partidos, organizaciones sociales y sociedad civil a acabar “con esta lacra que golpea la sociedad española desde hace décadas. Hoy han añadido una víctima más a su larga lista de ignominia. Pero también sabemos que ETA está ya vencida por la democracia. Repudiada y aislada por el conjunto de los españoles y la sociedad vasca. No tiene otro destino que la desaparición y sus miembros no tienen otro futuro que la cárcel”.

Mariano Rajoy también suspendió ayer toda su actividad electoral y en su comparecencia se solidarizó con la “familia, amigos, vecinos, compañeros militantes del PSOE y con todos los españoles de bien”. “ETA –afirmó el candidato conservador– debe perder toda esperanza de conseguir sus objetivos políticos.” “Todo el mundo sabe lo que pienso”, concluyó, pero “hoy es un día de luto y todos debemos estar unidos”. Rajoy se opuso durante los últimos años a las negociaciones del gobierno con el grupo separatista y negó, por primera vez en la historia, el apoyo del principal partido de la oposición a la política antiterrorista del Estado. La posición extrema del PP fue muy discutida en la campaña electoral y formó parte de los argumentos que los conservadores esgrimieron para convencer a los votantes. Conciliador, ayer Rajoy sostuvo que los únicos culpables del atentado “son los terroristas”.

El Partido Nacionalista Vasco también condenó el ataque, al que calificó de una “salvajada”. El presidente del gobierno regional, Juan José Ibarretxe del PNV, se negó sin embargo a respetar la jornada de reflexión y convocó a una jornada de protesta para hoy frente a todos los ayuntamientos del País Vasco. El mandatario vasco se negó a hacer una lectura política del atentado porque considera que de esa manera “se le da un protagonismo a ETA que no merece”. Por su parte, el resto de las formaciones política, desde los pequeños partidos nacionalistas hasta Izquierda Unida, no sólo condenaron el asesinato sino que también decidieron plegarse a la suspensión de la campaña electoral.

En la calle, la sensación era de desasosiego. Es la segunda vez consecutiva que los españoles tienen que concurrir a las urnas pocas horas después de un ataque terrorista, una costumbre nefasta que provoca hastío y bronca en la población. Aunque es difícil que esta vez el ataque termine produciendo modificaciones en el resultado de las elecciones, como ocurrió en marzo de 2004 luego de que el Partido Popular en el poder tratara de convencer a los votantes de que el atentado del 11-M, el mayor ataque terrorista de la historia española, había sido cometido por los separatistas vascos y no, como finalmente se comprobó, por el terrorismo islámico en venganza por la participación del país en la guerra de Irak.

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