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El mundo|Sábado, 15 de marzo de 2008
A cinco meses de los JJ.OO., violentas manifestaciones sacuden la región autónoma

El Tíbet se alzó en contra de China

Los monjes incendiaron autos y tiendas en Lhasa y al menos dos personas murieron en choques con las fuerzas chinas. El Dalai Lama denunció la represión y su aliado Estados Unidos y la UE urgieron a Beijing a que respete la cultura de la región.

Por José Reinoso *
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Manifestantes tibetanos arrojan piedras contra camiones del ejército chino en Lhasa, la capital de la región autónoma.

Desde Beijing

El gobierno chino se enfrenta a la prueba más dura que ha vivido hasta ahora con vistas a los Juegos Olímpicos (JJ.OO.) del próximo agosto. Las protestas de los monjes que sacuden el Tíbet desde el pasado lunes sufrieron ayer una fuerte escalada, con el incendio de coches y tiendas en Lhasa, que llevaron el caos a la capital de la región autónoma china y provocaron al menos dos víctimas mortales, según varias fuentes. El Dalai Lama, líder espiritual tibetano, urgió a Beijing a que ponga fin al uso de la “fuerza bruta”. La Embajada de EE.UU. en Beijing dijo que ciudadanos estadounidenses habían informado de disparos en la ciudad. Los monjes protestan contra lo que consideran la ocupación china de la región del Himalaya. La comunidad occidental, especialmente Estados Unidos y la Unión Europea, pidieron ayer a China contención y respeto por la cultura del Tíbet.

China, que reivindica el Tíbet como suyo desde el siglo XIII, ocupó militarmente en 1950 este reino del Himalaya, teocracia budista de 1,2 millón de km2 y unos 2,7 millones de habitantes, un año después de la instauración de la República Popular por Mao Tsé Tung. “Estamos muy ocupados, hay muchos heridos. Sin duda ha habido muertos, pero ahora no sé cuántos”, dijo una mujer en un centro de emergencia. Según la emisora financiada por el gobierno de EE.UU., Radio Free Asia, al menos dos personas fallecieron en los disturbios. Los hospitales recibieron a personas heridas mientras los tanques seguían en las calles.

Alrededor de 400 monjes y civiles, incluidos estudiantes, se concentraron en los alrededores del templo Jokhang, donde les hicieron frente 1000 policías, según Free Tibet Campaign, con sede en Londres. El gobierno chino dijo que en las protestas hubo “golpes, destrozos, saqueos e incendios”, y acusó al Dalai Lama de ser el “cerebro” de la revuelta. “Las protestas son una muestra del profundo resentimiento que tiene el pueblo tibetano contra el actual gobierno”, dijo el Dalai Lama. Las revueltas –las más graves que vive el territorio desde hace dos décadas– suponen un fuerte golpe para el gobierno, cuando quedan menos de cinco meses para los JJ.OO. Beijing está obsesionado con mostrar una imagen de estabilidad y armonía con vistas a unos juegos que considera de máxima importancia, ya que representan la vitrina con la que quiere exhibir los avances que ha experimentado el país en las tres últimas décadas.

Pero la revuelta ha puesto de manifiesto la fragilidad del equilibrio social en este país de 1300 millones de habitantes –donde existen 56 grupos étnicos, algunos de los cuales, como los uigures y tibetanos, sienten fuerte rechazo hacia el control de la mayoría–, así como la dificultad de gestionar la creciente presión a la que activistas y organizaciones no gubernamentales van a someter a Beijing los próximos meses.

“La policía está por todos lados. Las fuerzas de seguridad están registrando las casas para ver si hay monjes escondidos”, señaló una fuente citada por la agencia Reuters. Un residente en Lhasa calificó la situación de “caótica” y confirmó que se habían incendiado coches de policías, motos y autobuses. “Ya no son sólo los monjes. Se les han unido muchos residentes”, dijo otra fuente. Otras afirmaron que los militares habían bloqueado el acceso al centro de la ciudad y que los tibetanos estaban saqueando los comercios de los chinos, que controlan la actividad económica en el Tíbet. Xinhua aseguró que el mercado Tromsikhang había sido incendiado. La tensión ha llevado a las autoridades chinas a sellar tres monasterios en el Tíbet (Drepung, Sera y Ganden), según International Campaign for Tibet (ICT), una organización protibetana con sede en Washington, que cita a agentes turísticos. “Hay una creciente atmósfera de miedo y tensión en la capital”, ha dicho ICT en un comunicado.

Dos monjes del monasterio Drepung, donde el lunes protestaron 500 religiosos, se encontraban en condición crítica después de que se cortaran las venas en un aparente intento de suicidio. En Sera, otros iniciaron una huelga de hambre para exigir a las fuerzas de seguridad que se vayan del monasterio y sean liberados los monjes detenidos esta semana.

Las protestas se han extendido a las vecinas provincias de Qinghai y Gansu, donde existe una importante comunidad tibetana, y cientos de religiosos de varios monasterios han salido a la calle para pedir el regreso del Dalai Lama.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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