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El mundo|Domingo, 27 de abril de 2008
LA OEA CONDENO EL PLEBISCITO DE SANTA CRUZ Y LA INTRANSIGENCIA DE LOS PREFECTOS

Apoyo de las Américas para Bolivia

En una sesión extraordinaria convocada en Washington, los embajadores de 35 países americanos defendieron la institucionalidad democrática boliviana, pero los prefectos de la Media Luna se mostraron indiferentes ante los reclamos.

Por María Laura Carpineta
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El chileno José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, estudia opciones para la crisis.

Después de mucho insistir, el gobierno boliviano consiguió el apoyo unánime de todo el continente en su disputa con el oriente separatista, pero no le sirvió de mucho.

Ayer por la mañana, los 34 embajadores del continente se reunieron en Washington para una sesión extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA), en que se discutió el “complejo desafío” que enfrenta el país andino, a una semana del primer referéndum autonómico de la oposición. Ningún país, ni siquiera Estados Unidos, habló a favor de los prefectos del rico oriente boliviano. “De una forma u otra, todos coincidieron en apoyar la institucionalidad democrática boliviana”, contó aliviado el embajador del gobierno de Evo Morales ante la OEA, Jorge Reynaldo Cuadros. El más enfático fue el propio secretario general, el chileno José Miguel Insulza, quien criticó al prefecto de Santa Cruz por no poner fecha, hora y lugar para una nueva reunión con su representante, el ex canciller Dante Caputo. “Esperábamos una respuesta más directa”, reconoció.

La sesión duró sólo dos horas. Primero habló Insulza y presentó el informe que unos días atrás le había entregado Caputo, su secretario político y el hombre que eligió para mediar entre el gobierno de Morales y los prefectos opositores. La evaluación fue clara: todavía hay espacio para el diálogo entre los bolivianos, pero si no se concreta antes del referéndum del 4 de mayo, es muy probable que corra sangre. El alerta fue tan contundente que el secretario general se enojó al leer la carta que le había enviado el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas. “Estamos dispuestos a propiciar los escenarios para que el gobierno y los departamentos puedan sentar las bases de un acuerdo nacional”, leyó.

Pero la voluntad de Costas no fue suficiente para el ex canciller chileno, quien se está quedando sin tiempo. Según reconocieron ayer fuentes de la Secretaría General, Insulza está moviendo cielo y tierra para enviar a Caputo al país andino antes del jueves próximo, cuando el Consejo Permanente de la OEA se va a volver a reunir para escuchar el informe definitivo. “Espero que podamos ir a Bolivia, pero vamos a ver primero si encontramos a alguien cuando vayamos”, señaló Insulza.

Sus palabras impregnaron la sala con una sensación de incertidumbre, que impulsó a varios embajadores a tomar la palabra. Entre las promesas de apoyo, el embajador panameño Arístides Royo se animó a ir un poco más allá y propuso que Caputo viaje a Santa Cruz con o sin invitación. “Si los prefectos no lo reciben, ¿quiénes quedarán mal ante el mundo?”, aseguró el diplomático. A pesar de las sonrisas y las cabezas que asintieron en todo el semicírculo, en las oficinas de la Secretaría General no estaban convencidos de saltar sin una red. “Por ahora esperamos la respuesta de los prefectos”, aseguró una fuente cercana a Insulza, que pidió no revelar su nombre para no entorpecer las negociaciones.

Después de escuchar la respuesta a medias de la oposición, el canciller boliviano subió al estrado y se adueñó del micrófono. “Lo que está sucediendo en Bolivia es una verdadera conspiración contra un poder democrático”, denunció el canciller David Choquehuanca, uno de los ministros más cercanos y más fieles al presidente Morales. Después de enumerar todos los “peligros que amenazan” al país, el jefe de la diplomacia boliviana fue bajando gradualmente el tono de su discurso, hasta llegar a una sola idea. “Cualquiera que sea el motivo, nuestro gobierno estará siempre dispuesto a usar las armas que conocemos: el respeto a la vida, a la democracia y sus instituciones y al diálogo como único camino para encontrar el equilibrio entre las partes”, dijo casi terminando Choquehuanca.

En Bolivia, ese diálogo parece más imposible que nunca. Ayer, mientras en Washington hablaban de consenso, negociación y gobernabilidad, en Santa Cruz sólo se discutía la autonomía. La reunión de la OEA no cambió un ápice los preparativos para el referéndum, ni para el gran acto de cierre de campaña del miércoles. A través de un comunicado, el gobierno local reafirmó que a pesar de los “esfuerzos desesperados del gobierno central”, los cruceños votarán el próximo domingo. Unas horas antes, el prefecto Costas había prometido el nacimiento de una “nueva república, una segunda república no centralista”.

Anoche, en la oficina de la delegación boliviana en la OEA, el embajador Cuadros se empeñaba en no perder el optimismo. “Hoy tuvimos una buena primera discusión. Tengo que creer que la región no va a dejar sola a Bolivia el domingo que viene”, dijo y se quedó pensando. “Las opciones para el jueves próximo son básicamente dos”, explicó Cuadras.

La primera es que los 34 países miembros (excluyendo a Cuba, que ya apoyaba al gobierno de Morales) reconozcan el reclamo del gobierno de Morales pero no quieran involucrarse en el conflicto. El resultado sería una resolución declarativa, similar a la que informalmente hicieron ayer. La segunda opción implicaría algo más de compromiso. Los embajadores podrían llamar de urgencia a un Consejo de Ministros (cancilleres), lo que elevaría la jerarquía de la discusión e involucraría directamente a los gobiernos. “No es imposible, pero sí muy difícil”, aseguró el diplomático, reconociendo que sólo tendrían dos días para reunirse, discutir y suspender el referéndum cruceño.

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