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El mundo|Jueves, 15 de mayo de 2008
Viajó para estar con su mejor amigo en Medio Oriente

Bush, al cumple de Israel

El presidente norteamericano se reunió con el premier Olmert y dijo que se encontrará con su par palestino, pero que no irá a Cisjordania. Habló de un “futuro esperanzador”, pero los avances del plan de paz han sido mínimos.

Por Naiara Galarraga *
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Bush saluda a Shimon Peres en la residencia del presidente israelí en Jerusalén.

Desde Jerusalén

El Estado de Israel celebró el miércoles su 60º cumpleaños con el invitado que más podía desear. El presidente estadounidense, George Bush, viajó a Jerusalén, pese a que los avances en las negociaciones de paz palestino-israelíes son, en todo caso, mínimos. Y pese a que el primer ministro hebreo, Ehud Olmert, es investigado, de nuevo, por corrupción. “El objetivo de Estados Unidos es apoyar a nuestro mayor aliado y nuestro mejor amigo en Oriente Próximo. Y, simultáneamente, hablar de un futuro esperanzador”, declaró al aterrizar. Bush no viajará a Cisjordania. Verá al presidente palestino, Mahmud Abbas, en Sharm el Sheik (Egipto) este fin de semana.

El avión presidencial Air Force One aterrizó a las 11 hora local en el aeropuerto Ben Gurion, cerca de Tel Aviv. Bush fue recibido por el presidente israelí, Shimon Peres, y el primer ministro israelí, Ehud Olmert, antes de trasladarse a Jerusalén por una autopista completamente cerrada al tránsito. Después se reunió con Olmert en presencia de la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice; la ministra israelí de Relaciones Exteriores, Tzipi Livni; el ministro de Defensa, Ehud Barak, y el jefe del Estado Mayor, Gaby Ashkenazi. “Lo he visto más optimista de lo que me esperaba”, dijo más tarde Peres sobre Bush, mientras éste iniciaba su encuentro con el primer ministro israelí Ehud Olmert. Pero prácticamente al mismo tiempo, un cohete lanzado desde la Franja de Gaza impactaba en un centro comercial en Ashkelon causando al menos 14 heridos, tres de ellos –una madre, un niño y un bebé– graves. El proyectil, aparentemente de tipo Grad, impactó de lleno en el centro comercial a una hora de gran afluencia de público.

Este nuevo viaje de Bush, el segundo que realiza a Israel desde el pasado enero, es considerado como la muestra de un compromiso a favor de la paz que muchos consideran demasiado tardío. En los primeros siete años de su presidencia, Bush nunca había viajado a Israel. La visita, sin embargo, comienza con malos auspicios, entre negociaciones que patinan, nuevas sospechas de corrupción contra Olmert y alarmantes tensiones en el vecino Líbano.

Para Bush, Israel es “una democracia que está siendo desafiada por terroristas y extremistas”. Y quien esté en esas circunstancias lo tendrá a su lado, aseguró tras su reunión con Olmert: “Estaremos con las naciones democráticas contra el terrorismo, estaremos con Israel contra la amenaza existencial de un Irán nuclear, y con el gobierno de Siniora en Líbano contra Hezbolá, que ha apuntado sus armas a su propia gente”. Bush no hizo ninguna referencia al proceso de Annapolis.

La visita a Israel es para los palestinos una ofensa, porque coincide con el aniversario de la fundación del Estado judío. Un acontecimiento que denominan la Naqba –catástrofe, en árabe–, pues significó la huida o expulsión de unos 700.000 palestinos. La presencia de Bush trajo a Jerusalén un despliegue de seguridad enorme –14.000 policías– e infinitas molestias para los vecinos por el cierre del centro al tránsito, pero ningún cambio en la rutina cotidiana de violencia. Una incursión israelí en Gaza mató a dos civiles palestinos y a dos milicianos. Y un cohete lanzado desde la Franja dejó tres israelíes heridos graves.

Casi seis meses han pasado desde que israelíes y palestinos anunciaron, con Bush como anfitrión en la cumbre de la ciudad de Annapolis (EE.UU.), el reinicio de las negociaciones de paz tras haber estado congeladas por siete años. Allí se pusieron un objetivo: intentar firmar un acuerdo para la creación de un Estado palestino. Y también un plazo ambicioso: el fin del mandato del estadounidense, en enero de 2009. Un proceso del que Hamas, el movimiento islamista que controla Gaza desde hace casi un año, está excluido. Las reuniones Olmert-Abbas han sido bastante regulares, pero los avances son hasta ahora nulos o invisibles. Y eso que la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, ha viajado a Jerusalén casi una vez al mes.

Sobre el terreno existen más bien retrocesos. El gobierno israelí ha aprobado la construcción de miles de viviendas en varios asentamientos judíos en Cisjordania. La última ampliación fue anunciada el miércoles mismo. Bush, no obstante, era optimista hace unos días: “Creo que podemos alcanzar un acuerdo. Lo creo de verdad”. Su secretaria de Estado fue más escéptica: “Puede ser improbable, pero no imposible”. Una idea que comparte Israel pero no los palestinos, que recalcan que aún “existen desacuerdos en todos los asuntos”. Los principales son las futuras fronteras de un Estado palestino, Jerusalén y los 4,5 millones de refugiados.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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