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El mundo|Sábado, 24 de mayo de 2008
El presidente Medvedev obtuvo el apoyo de Beijing en contra del escudo antimisiles

China y Rusia se unen contra Bush

Los líderes de los gigantes asiáticos coincidieron en rechazar los planes de Washington de crear un sistema antimisiles global en la primera visita del nuevo líder del Kremlin a China.

Por Pilar Bonet *
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El presidente chino, Hu Jintao, recibió a Medvedev en el aeropuerto.

Desde Moscú

El presidente de Rusia, Dmitri Medvedev, y su colega chino, Hu Jintao, expresaron el viernes inquietud y oposición a los planes norteamericanos de un sistema de defensa antimisiles global. El rechazo al escudo antimisiles, que figura en la declaración conjunta firmada en Beijing con ocasión de la visita del nuevo líder del Kremlin, es uno de los puntos de coincidencia entre Rusia y China. Ambos países temen que EE.UU. despliegue elementos del escudo en cercanías de sus fronteras (en la República Checa y Polonia, por el Oeste, y en Japón y Taiwan, por el Este).

La instalación de un sistema antimisiles en algunas regiones del mundo “no contribuye a mantener el equilibrio estratégico y la estabilidad, socava los esfuerzos internacionales de control de armamento y no proliferación, así como la confianza entre los Estados”, señala la declaración. Medvedev y Hu Jintao reiteraron su voluntad de seguir desarrollando la relación estratégica ruso-china. Ambos se pronunciaron, además, por resolver el problema nuclear iraní mediante el diálogo y, en general, recomendaron “precaución” a la hora de imponer sanciones internacionales.

La primera visita oficial de Medvedev a Beijing propició un contrato para la industria nuclear rusa por valor de más de 1000 millones de dólares (636 millones de euros). A tenor del mismo, Rusia construirá una planta de enriquecimiento de uranio por centrifugación en la provincia de Gansú (la cuarta en el marco de un acuerdo bilateral que data de 1992) y la empresa Techsnabexport suministrará, además, uranio de bajo enriquecimiento. Serguei Kiriyenko, el jefe de Rosatom (la corporación estatal responsable de la energía atómica), manifestó que el contrato dará trabajo a las empresas rusas que producen centrifugadoras. Moscú, añadió, ha iniciado conversaciones con Beijing para montar un reactor de neutrones rápidos de gran capacidad en el territorio chino.

En una entrevista con periodistas chinos, Medvedev manifestó que los suministros de energía rusa han pasado de 500 millones de dólares en 2001 a 6700 millones en 2007. Moscú está interesada en exportar su producción industrial, tecnología y armamento, mientras China se concentra en la energía, aunque los grandes planes de cooperación energética esbozados en 2006 se están retrasando. Las discrepancias entre la petrolera estatal Rosneft y la CNPC, la compañía de petróleo nacional de China, sobre los precios del crudo están paralizando la construcción de un desvío (hasta la frontera china) del oleoducto destinado a unir Siberia Oriental con la costa rusa del Pacífico.

Rosneft calcula que perdería 40 dólares por cada tonelada de crudo que suministre a China y no a Occidente, según un analista citado por Kommersant. Medvedev, sin embargo, dijo que Rosneft y CNPC están en la “fase final” de sus conversaciones. En el transporte de gas existen dos proyectos de gaseoducto y, según el presidente, se están manteniendo conversaciones sobre la fórmula del precio al que se venderá el gas a los consumidores chinos. Mientras Rusia regatea, China ha negociado suministros de hidrocarburo desde Kazajistán y Turkmenistán.

Beijing, por otra parte, ha disminuido el número de pedidos militares a Rusia y la comisión mixta de cooperación técnica y militar está prácticamente paralizada desde 2006.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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