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El mundo|Sábado, 31 de mayo de 2008
Firmaron un acuerdo con Brasil para cultivar soja en Cuba

El yuyito llegó a la isla

Durante su visita oficial a la isla, el canciller brasileño Celso Amorim firmó un convenio para facilitar el cultivo de cuarenta mil hectáreas de soja en Cuba. El producido será destinado a la elaboración de alimentos para la población.

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Con la iconografía del Che Guevara como telón de fondo, Amorim (centro) pasea por La Habana.

La soja llegó a Cuba. El canciller brasileño, Celso Amorim, visitó ayer la isla y firmó un acuerdo para cultivar 40 mil hectáreas. A pesar de los cuestionamientos que provoca la expansión de la soja en la región, el proyecto cuenta desde hace tiempo con el apoyo del ex presidente Fidel Castro. El líder cubano es un férreo crítico de los biocombustibles y la soja es una de las materias primas utilizadas para producirlos. Sin embargo, para Castro la soja podría alimentar a millones de cubanos.

Además de avanzar con la cooperación agrícola, Amorim llevó un contingente de empresarios brasileños para impulsar el comercio bilateral. El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva es el segundo aliado comercial de la isla en la región, después de Venezuela y sus importaciones de petróleo subsidiado. “Brasil no quiere ser el socio número dos o tres, quiere ser el socio número uno de Cuba en esta etapa tan importante”, destacó Amorim, después de reunirse con su par cubano, Felipe Pérez Roque.

Los dos cancilleres firmaron varios acuerdos agrícolas, pero el más importante fue el de la soja. El proyecto, todavía en etapa de investigación, no sólo abrirá por primera vez el sector a la inversión extranjera, sino también a ese cultivo. La soja nunca fue parte de la producción agrícola de la isla, a pesar de que Fidel Castro la elogió como nadie en un discurso que descolocó a gran parte de la izquierda latinoamericana en 2001. “La soja es la única oportunidad de alimentar, con un producto de alta calidad, a cientos de millones y tal vez a miles de millones de personas”, había asegurado, al defender la expansión de ese cultivo en la Argentina.

Por ahora, la soja se cultivará solamente en dos provincias, Ciego de Avila (centro) y Matanzas (oeste), y a partir de los resultados de las primeras cosechas se analizará una expansión a otras tierras. “Estamos en un momento especialmente decisivo”, aseguró el ministro cubano de Comercio Exterior, Raúl de la Nuez, y recordó que la crisis alimentaria mundial ya desató un aumento de precios, especialmente en el caso de la soja, a partir de la demanda de China.

En enero, Lula se había reunido con los hermanos Castro y les había prometido unos mil millones de dólares en préstamos e inversiones para enfrentar la crisis alimentaria y energética –dos preocupaciones centrales para Fidel– y para modernizar la infraestructura del país. Ayer, estos compromisos empezaron a convertirse en realidad. Amorim informó que en los últimos cinco meses los créditos para el sector agrícola habían alcanzado los 200 millones de dólares y prometió que en dos o tres semanas liberarán otros 150 millones para financiar la modernización de la maquinaria utilizada en el campo y la construcción de rutas, que agilicen el transporte de la producción. Emocionado por las perspectivas, Amorim auguró que en los próximos años los préstamos podrían llegar a 600 millones de dólares.

A diferencia de otras visitas, la comitiva de Amorim fue mayoritariamente empresarial. Además de los expertos de la Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuaria, el canciller brasileño estuvo acompañado por ejecutivos de Volvo, la empresa automotriz que vende cinco millones de dólares anuales en equipos a Cuba, y de las compañías constructoras más importantes de Brasil. “Nosotros tenemos la convicción de que Cuba está abriéndose a una nueva fase de su desarrollo, de su evolución, y Brasil quiere estar al lado de Cuba en esa nueva fase”, señaló Amorim. Fue la única referencia que hizo a los cambios que viene transitando Cuba en los últimos meses, bajo el liderazgo de Raúl Castro.

La otra pata de la alianza comercial es energética. El viaje de Amorim, quien llegó el jueves a la noche y se quedará hasta el sábado, no se centró demasiado en este aspecto, principalmente porque el tema lo maneja directamente Petrobras, la empresa estatal petrolera. Sin embargo, desde Brasilia aseguran que la cooperación está avanzando. El mes pasado la ministra de Industria cubana estuvo en la capital brasileña y mantuvo varias reuniones con funcionarios de Petrobras.

Los dos proyectos, esbozados ya en enero pasado por Lula, son explorar las aguas profundas del Golfo de México en busca de petróleo –algo que ya le dio resultados en México– y construir una planta de carburantes en la isla. De concretarse estas dos iniciativas, Venezuela perdería el monopolio del sector energético cubano y Brasil se acercaría a su objetivo de ser el principal socio comercial de Cuba.

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