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El mundo|Sábado, 14 de junio de 2008
Sumándose al llamado de Chávez, el líder ecuatoriano criticó la guerrilla

Correa pidió que las FARC dejen las armas

Aunque se negó a calificarla de grupo terrorista, Correa dijo que sus métodos son obsoletos. Afirmó que el conflicto armado está desbordando a Colombia y negó que fuera a restablecer relaciones plenas con ese país.

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El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ayer llamó a las FARC a deponer las armas.

Rafael Correa se sumó a Hugo Chávez y les pidió a las FARC que dejen las armas. “¿Qué futuro tiene la guerrilla que combate con un gobierno democrático y que no tiene ningún apoyo popular en el siglo XXI?”, cuestionó el mandatario ecuatoriano. Sus palabras sonaron tan duras como las de su par venezolano, quien el domingo pasado había instado a la guerrilla a terminar la guerra en Colombia. Los dos presidentes habían oficiado como mediadores para conseguir el canje de rehenes a principios de este año y, según las supuestas computadoras de Raúl Reyes, tendrían contactos y alianzas con la guerrilla colombiana.

Sin mencionar directamente al presidente Alvaro Uribe o las denuncias que su gobierno viene dirigiendo contra Quito, Correa se tomó unos minutos de una entrevista televisiva para dar un mensaje. Habló pausado, pronunciando con un énfasis espacial cada palabra. “Por favor, ya basta, dejen las armas, vamos al diálogo político y diplomático para encontrar la paz. Lo hemos dicho 500 veces”, dijo.

Para evitar que el presidente Uribe capitalizara sus palabras, como lo hizo esta semana con las de Chávez, el mandatario ecuatoriano dejó bien claro que no se está poniendo del lado del gobierno colombiano. “Ese conflicto se está desbordando a todos los países vecinos y está desestabilizando a toda la región, y entre los secuestrados también hay ecuatorianos”, destacó.

Volvió a ofrecerse como mediador, y también al territorio de su país para reanudar las negociaciones por el canje humanitario. “No-sotros tenemos todo el derecho y el deber de intervenir en acciones humanitarias como la liberación de rehenes sin pedirle permiso absolutamente a nadie”, aseguró, desafiando a Bogotá. Según contó, le volvió a ordenar a su ministro de Seguridad Interior y Exterior, Gustavo Larrea, que busque nuevos contactos con la guerrilla para reabrir el diálogo por los rehenes. “Pero no tenemos todavía ese contacto”, aclaró.

Pero mientras surgen rumores sobre nuevas iniciativas desde los gobiernos de Ecuador y Venezuela, Uribe tiene su propia estrategia. Ayer reiteró que miembros de las FARC le propusieron al gobierno desmovilizarse y entregar a los rehenes civiles, entre ellos a Ingrid Betancourt, a cambio de la promesa de no ser extraditados.

Correa se esforzó en destacar una y otra vez que la situación política con el país vecino seguía tensa. “No tenemos ningún afán de restablecer relaciones, fuimos los agredidos, estamos en pleno derecho de poner condiciones”, dijo, perdiendo la calma con la que le había hablado a la guerrilla. El mandatario aceptó, como “gesto de buena voluntad”, volver a mantener un vínculo a nivel de encargados de negocios, pero no más allá de eso. Por su parte, el gobierno colombiano se niega a aprobar ninguna de las demandas de Quito para restablecer por completo las relaciones diplomáticas.

Al igual que Chávez, Correa también se negó a calificar la guerrilla como un grupo terrorista. Sin embargo, la aclaración no fue suficiente para que las FARC tomaran bien las declaraciones del mandatario venezolano, y seguramente pasará lo mismo con las de su par ecuatoriano. “Las declaraciones de Chávez no tienen sentido y fueron sacadas de contexto por terroristas mediáticos al servicio del imperialismo estadounidense y las oligarquías de Colombia y Venezuela”, publicó esta semana la página web de la cadena Anncol, muy cercana a la guerrilla.

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