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El mundo|Miércoles, 18 de junio de 2008
En Perú exigen que paguen más por las ganancias extraordinarias del cobre

Una pueblada contra las minas

Una multitud detuvo a sesenta policías y un general que intentaban levantar un corte de ruta y por poco los linchan, mientras que los gobernantes de la región hacían huelga de hambre en Lima. Sigue paralizado el sur de Perú.

Por Carlos Noriega
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Los policías golpeados por los huelguistas cerca de la frontera chilena fueron liberados ayer.

Desde Lima

En medio de las violentas protestas sociales que paralizan el sur del Perú, ayer por la tarde los huelguistas liberaron a setenta policías que permanecían retenidos en una iglesia de la ciudad de Moquegua. Los policías, incluido un general, habían sido capturados el lunes cuando intentaron despejar la Panamericana Sur, tomada hace una semana. Los huelguistas que han paralizado la región de Moquegua, a unos 1100 kilómetros al sur de Lima, exigen una mayor participación en la distribución de las utilidades de la empresa minera Southern Perú, de capitales mexicanos.

Al momento de ser capturado, el general Alberto Jordán, que tuvo a su mando el frustrado operativo de desalojo de la Panamericana Sur, debió pedir perdón a los gritos en medio de una multitud. Los manifestantes había reducido a los policías en una batalla campal que dejó a varios uniformados heridos.

“Pido disculpas al pueblo de Moquegua. Yo ordené que no tiraran bombas lacrimógenas, pero desobedecieron mis órdenes. Nos vamos a retirar”, dijo Jordán, con el rostro desencajado. Sus disculpas no alcanzaron para impedir la detención del destacamento, pero sí para salvar sus vidas.

“Querían colgar a los policías, quise impedir la tragedia. Pedí disculpas para evitar que ahorcaran a mis hombres, pero no me rendí”, declaró el general Jordán luego de ser liberado, en tono que sonó a intento de justificación por su actitud del día anterior.

Se estima que en las protestas y bloqueos de rutas en Moquegua han participado al menos veinte mil manifestantes. Al tiempo que los policías eran liberados, cerca de 400 trabajadores de la refinería de Southern Perú, ubicada en Moquegua, se declararon en huelga exigiendo mejoras salariales.

Mientras los policías eran capturados el lunes por los huelguistas, el presidente regional de Moquegua, Jaime Rodríguez, y los alcaldes de esa región, en huelga de hambre, se reunían en Lima con el primer ministro, Jorge del Castillo, para buscar una solución a las demandas de los moqueguanos. Conocida la noticia de la captura de los policías, los dirigentes de la región de Moquegua llamaron a la población a liberarlos y evitar actos de violencia, pero no dieron marcha atrás en sus demandas. El premier Del Castillo acusó a supuestos “grupos radicales” de encabezar la huelga para “intentar desestabilizar el país”. Un libreto que el gobierno repite ante cada protesta social.

La huelga en Moquegua estalló hace una semana, cuando las autoridades de esa región exigieron al gobierno central una mayor participación en los ingresos que deja la minera Southern Perú. Esta empresa explota dos minas de cobre, una en Moquegua y otra en la vecina Tacna, en la frontera con Chile, y opera una refinería en Moquegua. Con más de 2300 millones de dólares de utilidades en 2007, Southern es la principal empresa minera del país y una de las más grandes explotadoras de cobre del mundo.

La empresa paga el 30 por ciento de sus utilidades en impuesto a la renta, monto del cual el gobierno destina la mitad como canon a las regiones de Moquegua y Tacna. El conflicto surge porque a pesar de que en la mina ubicada en Moquegua se produce el 52 por ciento del cobre de Southern, esta región recibe únicamente el 21 por ciento –unos 67 millones de dólares– del total del canon. El restante 79 por ciento queda en la vecina Tacna. El reparto desfavorece a Moquegua porque la ley determina la cantidad que le debe tocar a cada localidad no por la producción de minerales, sino por la cantidad del total del material removido, incluida la tierra, para sacar el mineral.

Las autoridades de Moquegua exigen cambiar ese reparto para recibir el equivalente al 52 por ciento del cobre que produce esa región. En Tacna sus autoridades han declarado que no aceptarán que se recorten sus ingresos para redistribuir el canon minero.

La huelga de Moquegua se produce cuando en el país aumentan las presiones al gobierno para que suba los impuestos a las millonarias ganancias de las empresas mineras, que como único aporte al Estado peruano pagan el 30 por ciento de sus utilidades. El año pasado la minería exportó por más de 15 mil millones de dólares, lo que representa el 60 por ciento del total de las exportaciones del país.

La Federación Minera, que tiene más de cien mil afiliados, ha anunciado una huelga para el 30 de junio, exigiendo un aumento de sueldos y la incorporación a las planillas de los trabajadores mineros, que en un 80 por ciento trabajan en negro.

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