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El mundo|Miércoles, 16 de julio de 2008
Son imágenes de un adolescente de 16 años preso en Guantánamo

Salió el video de tortura juvenil

Por primera vez se hace pública una filmación de una sesión de interrogatorio en Guantánamo. Se ve a Omar Khadr, 16, llorando después de tres semanas sin dormir. Una corte militar lo exculpó, pero sigue preso en la isla.

Por Leonard Doyle *
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Imágenes de video del interrogatorio de Omar Khadr proporcionadas por sus abogados.

Desde Washington

Una mirada sin precedentes a las duras condiciones en la cárcel de Guantánamo surgió a través de un video de un adolescente canadiense llorando durante su interrogatorio después de que sufriera la tortura de privación de sueño durante tres semanas. El tramo más largo del video, un segmento de ocho minutos, muestra a Omar Khadr sollozando apenas después de cumplir 16 años, ocultando su cabeza entre sus manos y gimiendo “ayúdenme, ayúdenme”, mientras los agentes de inteligencia canadienses lo observan. Durante el curso del interrogatorio de tres días, Khadr negó cualquier asociación con Al Qaida y les mostró a los agentes las heridas que sufrió en el campo de batalla y por las que casi muere.

El video, filmado por una cámara oculta en un conducto de ventilación, y obtenida por orden judicial por los abogados canadienses de Khadr, es el primer video de un interrogatorio de Guantánamo que se hace público. El interrogatorio tuvo lugar en febrero de 2003, seis meses después de la captura de Khadr por las fuerzas estadounidenses en un campo de batalla afgano. Estados Unidos afirma que él mató a un soldado con una granada e hirió a otro en un complejo de Al Qaida, pero los esfuerzos por convencer a los jurados militares de que él era un “enemigo combatiente” fueron desechados el año pasado.

El maltrato de Khadr comenzó después de su llegada a Guantánamo, donde se lo privó del sueño y fue obligado a mudarse de celda cada pocas horas durante un período de tres semanas –un proceso que los militares llaman “programa de viajero frecuente”– para debilitarlo antes de ser interrogado por los agentes de inteligencia canadienses. Pero antes de la rabia y las lágrimas, tuvo confianza. El adolescente pensaba que sus compatriotas canadienses habían venido a ayudarlo y él contestaba a sus preguntas con total libertad. Pero el segundo día de los tres de interrogatorios percibió la dura realidad cuando los agentes le preguntaron por sus vínculos con Al Qaida, sus amigos y su familia fundamentalista en Afganistán. Le preguntaron al muchacho si creía que docenas de vírgenes de ojos negros lo esperaban en Janna o el paraíso.

Al darse cuenta que los agentes estaban ahí para sacarle información, Khadr lloró abiertamente y negó todo. Desesperado, se tiraba del pelo y rasgaba la remera naranja para mostrar sus heridas. El interrogatorio fue observado por Jim Gould, un diplomático canadiense que escribió más tarde en una nota que había conocido a un “muchacho con muchos problemas” de cuya confianza se abusaban todos aquellos que fueron responsables de él.

Khadr es un ciudadano canadiense que fue educado por padres fundamentalistas en el Afganistán gobernado por los talibán, donde se encontró envuelto en el conflicto después de los ataques a Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001.

Cuatro años después del interrogatorio, en abril de 2007, el juez que presidía un juzgado militar en Guantánamo desechó todas las acusaciones en su contra porque Estados Unidos no podía probar que era un “combatiente ilegal”. Khadr también se enfrenta a cargos de conspiración, proveer material de apoyo al terrorismo, así como asesinato, intento de asesinato y espionaje de las fuerzas de Estados Unidos. Sus abogados revelaron partes del video ayer porque quieren avergonzar a Ottawa para que exija su liberación de Guantánamo. Ahora, con 21 años, Khadr es el único occidental que permanece preso en Guantánamo. A pesar de la juventud de Khadr cuando fue capturado y la evidencia de maltrato, el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, dijo que no pediría su regreso. El gobierno canadiense rechazó repetidos pedidos para solicitar su extradición, como hicieron exitosamente el Reino Unido y Australia con sus propios ciudadanos.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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