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El mundo|Sábado, 9 de agosto de 2008
Habían instalado cámaras secretas en la selva colombiana

Estados Unidos espiaba a las FARC

Estados Unidos espiaba a las FARC en la selva con cámaras secretas. El embajador estadounidense en Bogotá, William Brownfield, y el ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos reconocieron ayer que en febrero pasado Washington ordenó instalar cámaras en una zona de la selva colombiana. Supuestamente eran para registrar los movimientos de los guerrilleros y evitar que se escaparan con los secuestrados. Brownfield no especificó en qué parte de la selva fueron instaladas ni cómo sabían que allí estaban los rehenes.

Por si acaso, para evitar especulaciones, el ministro Santos se apuró a aclarar que las cámaras sirvieron de poco y que los guerrilleros se escaparon. Sin embargo, los rumores sobre la participación estadounidense en el rescate militar de Ingrid Betancourt, los tres norteamericanos y los 11 militares colombianos son cada vez más fuertes.

Ayer, por primera vez Santos se refirió a los rumores. “La única participación estadounidense en las operaciones fue la entrega de las cámaras”, explicó durante una conferencia de prensa. Una vez que los guerrilleros lograron sortearlas y escapar, continuó, Washington quedó totalmente afuera de la planificación de los operativos de inteligencia. El ministro de Alvaro Uribe intentaba así desmentir una versión muy distinta que había sido publicada un día antes por el diario El Tiempo, un medio que dirige su familia.

“Los estadounidenses llevaban cuatro años trabajando en el asunto a través del envío de fuerzas especiales, expertos en negociación

de secuestros del FBI, aviones de inteligencia y hasta el visto bueno, un derecho que se reservaron hasta último momento”, aseguró el matutino, citando siempre fuentes de inteligencia colombianas.

Según esta versión, desde el secuestro de los tres estadounidenses, el Pentágono ha enviado ininterrumpidas misiones a la selva colombiana para recolectar inteligencia con miras a un rescate militar. En uno de estos vuelos secretos, afirmó el diario, descubrieron que tres grupos de secuestrados habían confluido en una misma zona y se preparaban para movilizarse, como suele pasar antes de una entrega o una liberación.

“A una semana del rescate, el embajador Brownfield pidió explicaciones al gobierno colombiano, que sólo se las dio cuando todo ya estaba listo y para solicitar su visto bueno. Tras consultar con la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el vicepresidente Dick Cheney, Brownfield dio el sí”, publicó El Tiempo.

El informe no dice nada sobre el otro gran rumor que sobrevuela hace semanas Bogotá. Medios ligados a las FARC denunciaron que un agente estadounidense estaba a bordo del segundo helicóptero –el que nunca llegó a aterrizar– que participó en el operativo “Jaque”, como se conoció al rescate militar de los 15 rehenes, el 2 de julio pasado.

Ante la lluvia de preguntas, ayer Santos sólo bromeó. “Nadie tiene los derechos del operativo. El que primero escriba el libro podrá venderlo.”

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