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El mundo|Lunes, 22 de septiembre de 2008
Al menos un muerto y diecinueve heridos en el País Vasco y Cantabria

La ETA atacó tres veces en horas

La organización separatista vasca intentó causar una masacre al hacer estallar un coche bomba con más de 100 kilos de explosivos en la puerta de una comisaría de la policía vasca. El grupo sí dio aviso de otros dos atentados, uno de ellos en el norte de España.

Por Oscar Guisoni
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Según la consejería vasca, se trata del peor atentado del grupo separatista en los últimos años.

Desde Madrid

ETA se cansó de avisar cada vez que pone una bomba. Acosada su rama política por la Justicia española, que la semana pasada declaró ilegales a los dos partidos que la representaban ante la sociedad vasca, la banda terrorista intentó en la madrugada de ayer provocar una auténtica masacre al hacer estallar un coche bomba con más de 100 kilos de explosivos en la puerta de una comisaría de la Policía Autónoma Vasca. El atentado no produjo víctimas mortales, pero terminó saldándose con 11 heridos. La consejería vasca de Interior afirmó que se trata del peor atentado del grupo separatista en los últimos años, ya que tuvo una fuerte intencionalidad de provocar la muerte de un gran número de personas, un tipo de ataque que ETA evita para no perder el apoyo de sus simpatizantes. Otro coche bomba estalló también en la madrugada en la ciudad vasca de Vitoria frente a la sede de Caja Vital, una caja de ahorros de capitales regionales. En este caso sí hubo aviso previo por lo que no hubo que lamentar muertos, ni heridos. Lo mismo sucedió en la madrugada de hoy lunes: una llamada alertó de otro explosivo cerca de una institución militar Cantabria. Hubo al menos un muerto (un militar) y ocho heridos.

El mensaje está claro: ETA está viva, sigue operativa a pesar de los duros golpes que recibió durante los últimos años a su aparato logístico y militar y está muy molesta con el cerco que el Estado español ha ido tendiendo en torno de los partidos y organizaciones sociales que representan sus intereses ante la sociedad vasca. La semana pasada, el Tribunal Supremo no sólo dejó fuera de la legalidad al Partido Comunista de las Tierras Vascas y Alianza Nacionalista Vasca sino que, además, la Audiencia Nacional condenó a penas de hasta veinte años de prisión a la plana mayor de Gestoras Pro Amnistía, una de la organizaciones clave en el entramado etarra que servía para mantener la disciplina política en el colectivo de presos, al tiempo que daba cauce a las protestas de los familiares de los detenidos y sus simpatizantes. Por otro lado, la Justicia española invalidó también el referéndum soberanista que pensaba realizar el gobierno vasco, con lo cual el camino hacia la independencia de la región cada vez aparece más oscuro y lejano. Por si esto fuera poco, ETA tiene que afrontar cada día con más incomodidad el aumento de las voces críticas dentro del propio entramado social de la izquierda radical vasca, que comienza a replantearse seriamente la validez de la lucha armada.

Ayer, ETA dejó claro hasta dónde llega su desesperación. A las 4.30 de la madrugada, hora local, un comando terrorista estacionó un coche bomba frente a una comisaría en la localidad de Ondarroa, del que bajaron un par de personas que arrojó cócteles molotov contra el edificio. El objetivo era hacer que los agentes salieran a responder la agresión. Luego abrieron el baúl del auto en el que se encontraba la bomba, para aumentar la onda explosiva, con lo cual dejaron claro que tenían intención de provocar una auténtica masacre. Los policías vascos salvaron la vida porque entre sus estrictos protocolos de seguridad está contemplada la posibilidad de que se produzca este tipo de provocaciones, por lo cual salieron por la puerta trasera de la comisaría a repeler el ataque. De los once heridos que dejó el ataque, tres son policías y sólo dos se hallaban ayer con pronóstico reservado.

En menos de 24 horas se produjo un tercer ataque. En la madrugada de hoy, ETA hizo estallar un coche bomba en la localidad de Santoña (Cantabria, norte), cerca de una institución militar. Causó un muerto yocho heridos y cuantiosos daños materiales. Una llamada anónima dio aviso en nombre de ETA a la Asociación de Ayuda en Carretera de San Sebastián, lo que permitió despejar la zona antes del estallido.

José Luis Rodríguez Zapatero reafirmó ayer su convicción de que, luego del fracaso del último intento de tregua, a los miembros de ETA sólo les espera “la cárcel”; y a la banda, su definitiva desaparición. Desde el Partido Popular, Mariano Rajoy ratificó su apoyo al gobierno para lograr “la derrota final”, aunque no se privó de hacer leña del árbol caído al afirmar que “las negociaciones o los experimentos sólo sirven para retrasar la derrota definitiva” de la banda. A pesar del optimismo de la clase política, los expertos en la lucha antiterrorista no se animan a vaticinar el fin de ETA.

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