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El mundo|Jueves, 25 de septiembre de 2008
Betancourt es muy popular, aunque con poca intención de voto

Ingrid tiene apoyo pero no tanto en Colombia

Por Pilar Lozano *
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Desde Bogotá

Nadie dudaba en Colombia de que a Ingrid Betancourt le esperaba un gran futuro político. Hasta la gente común vio en la lucidez de esta mujer un terremoto capaz de cambiar el mapa político del país. En plena euforia por su sorpresiva liberación, punteaba con un 31% en las encuestas cuando se preguntaba: ¿si no está Uribe –el presidente Alvaro Uribe, quien no ha dicho claramente si busca o no una segunda reelección–, por quién votaría? El efecto “Jaque” –así se llamó la operación que la regresó a la libertad– se desinfló. Ingrid en un reciente sondeo comparte el primer lugar –con un 14% de intención de voto– con el matemático y ex alcalde de Medellín Sergio Fajardo, cuando se plantea la misma variable. Lo que sí mantiene es su popularidad; un 63% de los colombianos tiene de ella una imagen favorable. ¿Será definitiva su decisión de alejarse de la política? Muchos piensan que no será por mucho tiempo y que tarde o temprano se dejará volver a tentar; “lo político lo lleva en la sangre”. León Valencia, analista y politólogo, cree que, cuando vea una chance, volverá a jugar en este campo. “Con Uribe actuando hay poco espacio”.

Con el presidente en el abanico de candidatos –en las encuestas, días después de la masiva liberación– ella ocupaba un segundo lugar apenas con un 8%; el imbatible Uribe barría con el 72%. Otra de sus afirmaciones genera dudas: dice que no regresará al país, pues las FARC siguen amenazándola. “Esa versión, no obstante, funciona en Europa y le da aún más fuerza a su perfil”, aseguró hace poco la revista Semana. Según esta prestigiosa publicación, para las FARC sería un suicidio asesinar a una de las mujeres más populares del mundo. Ingrid no vuelve, creen muchos, porque es más atractivo el espacio que está tejiendo como heroína a nivel internacional. Los familiares de las 29 personas que aún están en la selva, pues las FARC insisten en lograr a cambio la libertad de todos sus combatientes en prisión, piensan que ese espacio lo debe utilizar Ingrid para convertirse en una “embajadora del diálogo y el acercamiento entre las dos partes”; la comunidad internacional, piensan, es la única que puede lograr este acercamiento entre gobierno y FARC. “Queremos y necesitamos que Ingrid se ponga en contacto con nosotros, que nos llame; ella prometió que nos iba a ayudar. Ella tuvo la fortuna de la operación Jaque, pero ella sabe que eso no se repite; que diga sí al diálogo, que lo diga sin miedo.” Lo afirma Marleny Orjuela, una mujer de pelo ensortijado, mediana estatura y actitud decidida, portavoz de los familiares de policías y militares “canjeables”; sólo quedan cuatro civiles en el grupo. “Cuando Ingrid ganó el premio Príncipe de Asturias lo ofreció a los secuestrados; esperamos más que eso: que cumpla su palabra”, dice enérgica Marleny. El rosario de premios y distinciones que ha recibido en estos meses ha generado malestar. ¿Por qué todo a ella en un país que durante años ha acumulado tantas víctimas, tanto dolor? Daniel Samper, periodista y escritor que vive a caballo entre España y Colombia dijo en su columna del diario El Tiempo: “El premio Príncipe de Asturias desaprovechó la oportunidad de distinguir al soldado John Pinchado –se les voló a las FARC–, o al profesor Moncayo –un humilde profesor que ha caminado medio mundo clamando por la libertad de su hijo “canjeable”– como símbolos del antisecuestro, y prefirió mirarse el blanco ombligo europeo”.

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.

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