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El mundo|Viernes, 3 de octubre de 2008
EL PRIMER Y UNICO DEBATE ENTRE LOS CANDIDATOS A LA VICEPRESIDENCIA DE ESTADOS UNIDOS

Biden alteró un poco a su rival Palin

La experiencia jugó a favor del senador demócrata frente a la neófita republicana. Biden estuvo tranquilo, mientras la compañera de fórmula de McCain se enredaba. Los temas centrales fueron la economía, la guerra y la energía.

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“Todavía no escuché cómo las políticas de McCain van a ser diferentes de las de Bush”, le dijo Biden a Palin.

Todos esperaban ver a la desconocida Sarah Palin en el debate de anoche en Missouri. La ultraconservadora compañera de fórmula de John McCain mostró sus garras desde el principio hasta el final. “Lo que ustedes proponen es flamear la bandera blanca de la rendición”, dijo con una firmeza que hasta ahora no había mostrado. A su lado, su rival, el candidato a vicepresidente demócrata, Joe Biden, se mostró medido y respetuoso. Una sonrisa de vez en cuando, alguna repregunta, pero nunca llegar a atacarla. “Si no se entiende la causa, no se puede encontrar la solución. Esa es la diferencia clave entre John McCain y Barack Obama.” Casi llegando al final, el senador demócrata perdió por única vez la paciencia. “McCain no es un Maverick (independiente) en los temas que realmente le importan a la gente”, aseguró.

La experiencia le jugó a favor al veterano senador demócrata. Se mantuvo tranquilo cuando su rival se alteraba y se enredaba. “Todavía no escuché cómo las políticas de McCain en política exterior van a ser diferentes de las de George Bush, y ya sabemos a dónde nos llevaron estas políticas. Nuestro gobierno va a hacer cambios significativos, lo prometo.” Palin, con poca sutileza pero con una enorme sonrisa, evitó este tipo de desafíos y volvió a su discurso de outsider. Mientras Biden hablaba de debates, cifras y fechas, su rival repasaba el discurso oficial de campaña, casi como si repitiera un libreto. “Se nota que no vengo de Washington. No hablo como ustedes. La gente quiere que le hablen de forma directa, simple.”

Como el primer debate presidencial del viernes pasado, la discusión empezó con el tema del momento: la economía. Biden fue al punto. “Los súper ricos están haciendo muy bien, no necesitan hacer mejor. Los que están luchando son los trabajadores de la clase media”, aseguró el senador, que criticó la campaña republicana por proponer un millonario recorte impositivo a las grandes empresas. Palin intentó evitar hablar de las grandes compañías. “Todd (su esposo) y yo siempre estuvimos en la clase media y la entendemos. Dejemos que el sector privado y nuestras familias crezcan y se desarrollen”, reclamó la joven gobernadora de Alaska.

El clima previo al debate estuvo marcado por una encuesta que publicó ayer el diario The Washington Post, en la que quedaba en evidencia el derrumbe de la imagen de Palin en las últimas semanas. El 60 por ciento de los norteamericanos cree que la gobernadora de Alaska no tiene suficiente experiencia para ser presidenta, un 15 por ciento más que hace un mes. Normalmente los estadounidenses no se preocupan tanto por el segundo de la fórmula presidencial. Sin embargo, esta vez el candidato es un veterano de guerra de 72 años, con un historial médico que incluye varios cánceres de piel y un sinnúmero de operaciones.

La imagen de debilidad que proyecta McCain ha aumentado la atención puesta en su posible sucesora, en caso de llegar a la Casa Blanca. Hasta ahora Palin, una total desconocida para la mayoría de los norteamericanos, dio tres entrevistas televisivas. En las tres salió mal parada, pero la última fue lejos la peor. La ex reina de belleza defendió con una sonrisa su conocimiento sobre política exterior por la cercanía entre Alaska, su estado, y Rusia. Con la misma naturalidad no supo citar ningún fallo histórico de la Corte Suprema, excepto Roe contra Wade, el fallo que legalizó el aborto en 1973.

Para superar estos traspiés, la dirigente ultraconservadora se alejó de las cámaras y se encerró en el campo que tiene McCain en Sedona, Arizona. Plantaron dos atriles en el pasto, detrás de la casa, y practicaron día y noche. Ayer McCain salió a darle su apoyo y restarles importancia a las nuevas encuestas. “Dejamos que Sarah sea Sarah. Ella es lista, es dura, estuvo antes en debates. El pueblo estadounidense, cuanto más la ve, más la quiere, y yo confío en eso”, dijo McCain al canal Fox News.

Seguramente su rival no necesitó tanta preparación; hace décadas que se dedica a discutir. Joe Biden juraba como senador por primera vez hace 36 años, cuando Palin cumplía apenas ocho. Años en Wa-shington y puestos claves como la Presidencia del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara alta le permiten hablar sin parar de temas que van desde los lugares más recónditos del mundo hasta la jurisprudencia de los últimos cincuenta años de la Corte Suprema. Como miembro del Capitolio, está empapado de todo lo referente a las guerras en Irak y Afganistán –cuánto cuestan, cómo es la situación en el territorio, cuántos soldados murieron, cuántos volvieron heridos– y al plan de salvataje financiero que votaron el miércoles por la noche, dos de los temas centrales del debate.

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