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Desde Lima
Sigue creciendo el escándalo de corrupción que involucra a altos funcionarios del gobierno de Alan García en el cobro de sobornos para beneficiar a una empresa noruega con la concesión de cinco pozos petroleros. Ayer, mientras las calles de Lima y de las principales ciudades del país eran escenario de marchas antigubernamentales, el escándalo llegó a tocar al propio presidente García y a su brazo derecho en el gobierno, el primer ministro Jorge Del Castillo. Se supo que el presidente García se había reunido en el Palacio de Gobierno con los directivos de la empresa noruega acusada de pagar sobornos y se divulgaron nuevos audios que comprometen a Del Castillo en esta trama. La oposición exigió la renuncia del gabinete que preside Del Castillo y se anunció la formación de una comisión investigadora en el Congreso.
En uno de sus diálogos con Alberto Quimper, Rómulo León le dice haber recibido 100 mil dólares del empresario dominicano Fortunato Canáan, quien tenía la función de impulsar los negocios de Discovery Petroleum en Perú, para repartir en el pago de sobornos. En otro audio, grabado en febrero, se escucha a León asegurarle a Canáan que el primer ministro ha quedado en gestionar una reunión con el presidente para apoyar sus negocios. Ante la evidencia de la grabación revelada ayer, Del Castillo admitió haberse reunido en febrero con Canáan y León, pero aseguró que se negó al pedido de gestionar una reunión con el presidente. Sin embargo, poco después de ese encuentro, en abril, García recibió en el Palacio de Gobierno a Canáan, quien fue acompañado de Jostein Kjerstad, director de Discovery Petroleum. Cuatro meses después, Discovery Petroleum se adjudicó los cinco pozos petroleros.
Mientras crecía la crisis política a raíz de este escándalo de corrupción, la Justicia ordenaba la captura de los dos principales implicados, hasta ahora: Alberto Quimper, ex directivo de la estatal Perú Petro, encargada de las licitaciones petroleras, y Rómulo León, importante miembro del oficialista partido aprista y ministro de Pesquería en el primer gobierno de Alan García (1985-90). Las conversaciones telefónicas entre ambos, difundidas el domingo, en las que hablaban del negocio con los noruegos y el dinero que se repartirían por conseguirles los pozos de petróleo, hicieron estallaron la crisis, que ya le ha costado el puesto a un ministro y ahora amenaza al jefe del gabinete y al propio presidente. Para evitar su detención, Quimper se refugió en una clínica privada, aduciendo una repentina alza de presión, donde quedó bajo vigilancia policial. León ha desaparecido y hasta ayer en la noche la policía lo seguía buscando.
Desde Oslo, Discovery Petroleum negó haber pagado sobornos, aunque admitió que contrató a Rómulo León y a Alberto Quimper para impulsar sus negocios en el Perú. Los noruegos señalaron haberle pagado a León 63 mil dólares por sus servicios de lobby, y a sus abogados en Lima, equipo encabezado por Quimper, 60 mil dólares. En las conversaciones que se han revelado, León y Quimper hablan de cobrar para ellos entre 100 mil y 200 mil dólares por conseguirle a Discovery Petroleum los cinco pozos petroleros, que, finalmente, obtuvieron.
Este escándalo se da en momentos en que García atraviesa una difícil situación, con apenas un 19 por ciento de respaldo y un incremento de las protestas sociales y huelgas, como la de los médicos de los hospitales públicos, que ya llevan tres semanas de paro exigiendo aumento de sueldos. Ayer, la Coordinadora Política Social, que integran partidos de izquierda, gremios sindicales y movimientos sociales, organizó marchas de protestas contra la política neoliberal del gobierno. Los gritos contra la corrupción gubernamental se dejaron sentir con fuerza.
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