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El mundo|Sábado, 11 de octubre de 2008
Martti Ahtisaari, ex presidente y funcionario de la ONU, mediador internacional

Nobel de la Paz para un finlandés

Actuó en Indonesia, Namibia y Kosovo. “No existe conflicto que no tenga solución” es su mantra. Fundó la ONG Crisis Management International y usará el premio para financiarla. Ahora quiere atacar los problemas de desempleo.

Por Ramón Lobo *
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El Premio Nobel finlandés durante una conferencia de prensa después del anuncio.

Desde Madrid

Martti Ahtisaari, finlandés de 71 años, es un enamorado de los riesgos del diálogo. En una entrevista realizada el 20 de junio con El País se rebelaba contra la práctica de muchos políticos de evitar a toda costa los peligros de aparcar las crisis en espera del milagro de que se solucionen solas. “No creo que nuestro objetivo deba ser la creación de conflictos congelados, como el de Oriente Próximo, sino el de solucionarlos.” Por esta filosofía y por una vida dedicada a ella –desde sus tiempos de embajador africano en Tanzania en 1973, los posteriores de alto funcionario de la ONU, presidente de Finlandia (1994-2000) y negociador en Namibia, Indonesia y Kosovo– le han otorgado el Premio Nobel de la Paz 2008. Sus esfuerzos por resolver conflictos internacionales han contribuido a hacer un mundo más pacífico y “una fraternidad entre naciones”, en el espíritu de Alfred Nobel. Dijo que “estaba muy contento y agradecido” de recibir el premio y que esperaba que el dinero, 2,4 millones de dólares, lo ayudaría a financiar Crisis Management International, la organización de paz que fundó en 2000.

El ex presidente finlandés cree que su habilidad para solucionar antiguas y amargas disputas se debe a sus andanzas durante su infancia como víctima de la Segunda Guerra Mundial. “Nací en la ciudad de Viipuri, que entonces pertenecía a Finlandia –dijo Ahtisaari recientemente–. Perdimos a Viipuri cuando la Unión Soviética atacó a mi país. Junto con 400.000 karelinos me convertí en una persona eternamente desplazada en el resto de Finlandia. Con mi madre, nos mudábamos de una casa a otra. Esta experiencia, por la que pasaron millones de personas en el mundo, me dio sensibilidad, lo que explica mi deseo de hacer avanzar la paz y así ayudar a otros que han pasado por experiencias similares.”

Ahtisaari, que de joven quiso ser maestro, una profesión que define como “escuela de paciencia”, es un profundo defensor de la capacidad que tienen las personas de sentarse alrededor de una mesa para hallar soluciones. “No existe conflicto que no tenga solución”, decía en aquella entrevista celebrada en Madrid. Este diplomático nacido en Viipuri, que por los corrimientos de fronteras de la Europa de la primera mitad del siglo XX se encuentra ahora en Rusia, está convencido de que la paz es más sólida cuando el conflicto termina mediante el acuerdo y no con la victoria de una de las partes, por muy aplastante que ésta sea.

Kosovo, la provincia serbia que se independizó en febrero, es su última y quizá más polémica obra de ingeniería diplomática. Los contrarios de la secesión (Serbia, Rusia y España, entre otros), algunos temerosos de un contagio debido a sus propias tensiones territoriales, lo acusan de no haber buscado jamás la reintegración pacífica de Kosovo en Serbia, sino su secesión. Y lo culparon después de lo ocurrido este verano en Georgia, la primera víctima colateral de Kosovo.

En la entrevista, Ahtisaari, se defendía de las críticas: “No se puede pedir a un maltratado que vuelva con su maltratador” y recordaba que la independencia de Kosovo (“el 90% de la población está a favor”) no fue producto de su plan sino de la guerra que llevó a cabo el régimen de Slobodan Milosevic en 1998 y 1999, la última de las cuatro guerras balcánicas de los noventa, y que provocó el éxodo de la mitad de los dos millones de albaneses que viven en Kosovo. “Los dictadores no pueden cometer crímenes e impulsar la limpieza étnica y pensar que no tendrá consecuencias jurídicas ni afectará a la soberanía. Milosevic perdió Kosovo y nada lo va a cambiar.”

Gareth Evans, presidente de International Crisis Group, dijo que estaba encantado por el diplomático finlandés que presidió el think-tank de 2000 a 2004. “Tiene una extraordinaria combinación de cualidades personales, un gran encanto y mucho buen humor con una determinación de hierro. No es el tipo de diplomático ambiguo, todos saben dónde está parado.”

En todo camino hacia la paz existe un doloroso proceso catártico, de ruptura con un pasado violento. Ahtisaari decía que el único país europeo que se ha enfrentado a ese ayer terrible ha sido Alemania. “Rusia no lo ha hecho. Rusia no se ha enfrentado a Stalin y a sus crímenes. Serbia y Croacia, tampoco con los suyos.” Ahtisaari es el primer europeo que gana el premio en una década. Ayer dijo que su próximo proyecto será atacar el desempleo de la juventud.

* De El País de Madrid. Especial para Páginai12.

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