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El mundo|Martes, 11 de noviembre de 2008
En Afganistán, las fuerzas estadounidenses tiran bombas sobre civiles

EE.UU. alimenta el odio a las tropas

La estrategia basada en los bombardeos aéreos de Estados Unidos contribuye a extender el apoyo de los afganos a los milicianos rebeldes. Zapatero descartó enviar más fuerzas españolas.

Por Angeles Espinosa *
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Dos soldados españoles fueron muertos en un ataque el domingo en Afganistán.

Desde Teherán

Siete años después de que los bombardeos de EE.UU. acabaran con el régimen talibán, el futuro de Afganistán se presenta cada vez más incierto. Las dificultades para la transición política en un país que salía de tres décadas de guerras se han visto eclipsadas por la creciente inseguridad que ha elevado los ataques a las tropas extranjeras hasta los niveles de Irak. En ese contexto se produjo anteayer el atentado suicida contra el convoy de la OTAN que dejó dos soldados españoles muertos y cuatro heridos, uno de ellos de gravedad. En ese contexto, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero descarta aumentar las tropas en Afganistán.

Más allá de las circunstancias particulares de ese incidente, otro más de los que a diario se producen en amplias zonas de la mitad sur de Afganistán, hay dos precisiones que conviene recordar. En primer lugar, el distrito de Shindand, una especie de salvaje oeste situado a dos horas al sur de Herat, es uno de los que más víctimas civiles ha padecido desde el inicio de la Operación Libertad Duradera.

Aunque inicialmente no se trataba de un reducto talibán como Kandahar o Uruzgán, la rivalidad del cabecilla local, el comandante pastún Amanullah Khan, con Ismail Khan, el tayico que controló Herat hasta septiembre de 2004, permitió que los talibán encontraran un aliado.

A partir de ahí, la estrategia basada en los bombardeos aéreos de EE.UU. (el país que lidera la coalición y provee la mayoría de los soldados de Libertad Duradera, 19.000) ha contribuido a extender el apoyo a esa milicia rebelde entre los habitantes, debido a las numerosas víctimas civiles que ocasiona. En uno de los casos más graves, el pasado agosto, una operación conjunta de fuerzas especiales norteamericanas y tropas de elite del ejército afgano contra un presunto colaborador de Al Qaida en la aldea de Azizabad dejó 96 civiles muertos, incluidos 60 niños y 15 mujeres, según una investigación del gobierno afgano, respaldada por otra de la ONU.

Llovía sobre mojado. Apenas un año antes se había producido muy cerca otro incidente parecido, y reclamaciones similares llegan con demasiada frecuencia desde otros puntos del país. La última, el pasado lunes en Kandahar, habla de 37 muertos. Ayer mismo, la comandancia estadounidense en Afganistán admitió la muerte de los 37 civiles en uno de sus bombardeos y aseguró que ha indemnizado a las familias de las víctimas.

Según fuentes de la ONU, cerca de 1500 civiles han perdido la vida en los primeros ocho meses de este año a causa de los combates, el 60 por ciento víctimas de la insurgencia. Aunque reconociendo que los talibán a menudo se esconden entre la población civil, a la que usan como escudos humanos, el presidente Hamid Karzai, cuya popularidad decrece al mismo ritmo que la de las tropas extranjeras, se vio obligado a anunciar una improbable revisión de los acuerdos bajo los que esas fuerzas operan en Afganistán.

Así que los soldados españoles se encontraban patrullando en una zona especialmente sensible con la presencia militar extranjera y, en consecuencia, favorable a los insurgentes.

Hay que destacar que las tropas españolas no actúan en el marco de la mencionada Operación Libertad Duradera, sino en el de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad. La ISAF se estableció en los Acuerdos de Bonn de diciembre de 2001 y, al amparo de varias resoluciones de la ONU, ha ido extendiendo su área de operaciones por todo el país a partir de Kabul. Hoy cuenta con 50.000 soldados de 41 países, 15.000 de ellos estadounidenses. El mandato de ésta es, como se desprende de su nombre, ayudar a las fuerzas afganas a establecer la seguridad en su país, frente la lucha contra los talibán y miembros de Al Qaida que persigue la Libertad Duradera de EE.UU. En otras palabras, la segunda es una misión de combate y la primera sólo recurre a las armas en caso de verse atacada.

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.

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