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El mundo|Jueves, 20 de noviembre de 2008
Calderón encargó al ejército mexicano el control de Tijuana

Detienen al jefe de Interpol

En México, el director de la organización fue arrestado junto a dos altos cargos de la policía bajo la sospecha de haber brindado información a narcotraficantes. Interpol investigará sus oficinas en ese país.

Por Pablo Ordaz *
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El jefe de la Interpol en México, Ricardo Gutiérrez Vargas, sospechado de dar información a un cartel.

Desde México

Elejército tomó Tijuana y tres altos cargos de la policía fueron detenidos por su presunta conexión con el crimen organizado. Entre los arrestados el pasado 16 de noviembre se encontraba el jefe de la Interpol en México, Ricardo Gutiérrez Vargas, sospechado de brindar información al cartel de los hermanos Beltrán Leyva. A raíz este caso, desde las oficinas de Interpol en Lyon (Francia), ayer comunicaron que enviarán un equipo especial para investigar un probable uso equivocado de sus sistemas de información y bases de datos, a pesar de no contar con elementos que cuestionen el desempeño del director general de este organismo.

Estas detenciones forman parte de la denominada “Operación Limpieza”, a través de la cual se investiga a funcionarios públicos que hayan proporcionado información a sectores vinculados con el narcotráfico y el crimen organizado. Investigado por los mismos hechos que Gutiérrez Vargas, la Procuraduría General de la República también detuvo a Rodolfo de la Guardia García, su antecesor en la dirección mexicana de Interpol.

Asimismo, en el operativo militar por recuperar el control en Tijuana, también se cayó un helicóptero de la fiscalía en Chihuahua, muriendo los dos agentes que lo patrullaban, y quince personas más fueron asesinadas en distintos estados de México, lo que ya eleva a 4662 las muertes violentas en lo que va del año. La crónica imposible de este país en guerra tiene también otras dos historias, de titulares menos rotundos quizá, pero también muy representativas del poderío del narcotráfico y de la impotencia del Estado ante un enemigo tan bien alimentado durante décadas de impunidad.

La primera de esas dos noticias se refiere a un tipo llamado José Joaquín Castillo Coronel, más conocido por “El Changel” y por ser el sobrino de Nacho Coronel, uno de los líderes del poderoso cartel de Sinaloa, por quien Estados Unidos ofrece una recompensa de cinco millones de dólares. Cuando, hace unos días, la policía detuvo a El Changel en Tonalá, estado de Jalisco, en compañía de catorce de sus secuaces, comprobaron que el rifle AK-47 que utilizaba estaba bañado en oro. Aunque sin orfebrería, sus lugartenientes tampoco andaban desnudos. Se les encontraron 10 armas largas, cuatro cortas, granadas y cargadores para fusiles AK-47 y AR-15, además de chalecos antibalas y uniformes para hacerse pasar por federales. Dos de los detenidos son menores de edad. No hace falta aclarar que del tío de El Changel, el tal Nacho Coronel –uno de los jefes del temible cartel de Sinaloa junto a El Mayo Zambada y a El Chapo Guzmán aún no se sabe nada.

La segunda historia habla de una emboscada que un grupo de sicarios tendió a dos agentes que patrullaban el centro de San Luis Potosí. Los delincuentes sujetaron a uno de los policías, pero cuando éste se resistió e intentó sacar su arma lo acribillaron sin contemplaciones. A continuación, redujeron al otro agente y se lo llevaron en su mismo coche de patrulla. No hay noticias del secuestrado, pero raro sería que en las próximas horas no pasara a engrosar la lista de “bajas por narco” que cada día publican los periódicos. La de ayer ascendía a 21 asesinados, 13 de ellos en Tijuana, la ciudad de Baja California fronteriza con San Diego. Dos de los últimos ejecutados son una niña de tres años y un chico de 11. De los crímenes selectivos –sicarios contra sicarios– se ha pasado a una especie de narcoterrorismo para amedrentar a la población. El pasado domingo fue ametrallado un billar, matando a cinco clientes e hiriendo de gravedad a otros cinco.

La situación es, por tanto, tan crítica allá –más de 650 muertos desde enero– que el gobierno de Felipe Calderón decidió encomendarle al ejército el control de la ciudad, con especial hincapié en algunas delegaciones muy conflictivas, como la de La Mesa.

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.

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