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El mundo|Jueves, 8 de enero de 2009
Israel y Hamas aceptaron mandar negociadores a El Cairo, pero la guerra continúa

La tregua se demora y se hace desear

El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, enviará hoy a Egipto un emisario de alto rango para negociar. Hamas condicionó su acuerdo a la exigencia de que Israel termine con el bloqueo de Gaza. Apoyo mundial para el plan de paz.

Por Eduardo Febbro
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Desde París

Las informaciones del frente que llegan a París son nefastas. A pesar de que el presidente francés obtuvo el martes que el presidente egipcio Hosni Mubarak diera el primer paso hacia Israel, con una propuesta de alto el fuego inmediato que implica el refuerzo de los controles en la frontera entre Egipto y Gaza a fin de poner término al tráfico de armas, los diplomáticos temían anoche lo peor. La amenaza de la ampliación de la ofensiva contra el grupo radical palestino Hamas evocada durante la reunión del gabinete de seguridad israelí planea sobre Gaza como una segunda sentencia de muerte. Ni la corriente de diálogo abierta por Sarkozy durante su gira por Medio Oriente, ni la pausa en los combates por un lapso de tres horas, ni el corredor humanitario anunciado por el primer ministro israelí, Ehud Olmert, bastan para despejar un nuevo capítulo sangriento.

Pese a ello, la diplomacia continuó ayer desplegando sus buenos oficios. Como resultado de la gestión de Nicolas Sarkozy, el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, enviará hoy a Egipto un emisario de alto rango a fin de negociar lo pactado con el presidente francés y Hosni Mubarak, es decir, el tema de la seguridad en la frontera. “Todo el mundo ha accedido a enviar una delegación técnica”, dijo ayer el embajador de la ONU en El Cairo, Maged Abdelaziz. Con todo, la esperanza es tenue.

El plan francoegipcio no parece ofrecer hoy una solución global al problema. Los observadores europeos estaban seguros ayer de que Israel va a sacar provecho del tiempo necesario para llevar a cabo las negociaciones para agudizar su ofensiva en Gaza. Además, el Ejecutivo israelí no respondió a uno de los puntos esenciales del plan francoegipcio: el levantamiento del bloqueo de Gaza que Israel instauró a partir de 2007. Esa era una de las garantías exigidas a la vez por Hamas y por el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Hamas tampoco dio aún su respuesta.

Un portavoz de Hamas dijo que el plan “está aún en discusión”. Hamas condicionó su acuerdo a la exigencia de que Israel termine con el bloqueo de Gaza. Fuentes israelíes aseguraban ayer a propósito del plan francoegipcio que “hay un acuerdo sobre los principios, pero todavía hay que trasladarlos a la práctica”.

El jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, estimó que existe “una posibilidad” de cerrar un acuerdo dado que el plan franco- egipcio fue prácticamente aceptado por los principales interlocutores: los palestinos, la ONU, Siria, Líbano, Turquía y, a su manera esquiva, el primer ministro israelí. Solana insistió en la validez del plan y dijo que el esquema presentado por París y El Cairo podría terminar, “al menos en este momento de gravedad total, con la tremenda maldición de que todas las iniciativas de paz en Oriente Medio están llamadas a frustrarse”.

Solana permanece en la región y tiene previsto pasar por Turquía e Israel en las próximas horas. Nicolas Sarkozy prosiguió ayer con las gestiones diplomáticas de alto nivel mediante una serie de conversaciones telefónicas con el primer ministro turco, el presidente sirio –a quien vio el martes en Damasco–, el rey Abdalá, de Arabia Saudita; el primer ministro checo –República Checa preside actualmente la UE– y el jefe de gobierno israelí. Lo que está en juego es el contenido de la resolución de las Naciones Unidas. París, que preside actualmente el Consejo de Seguridad de la ONU, busca evitar que los árabes presenten un texto demasiado condenatorio contra Israel. Esa es, al parecer, una de las condiciones para que el plan francoegipcio prospere.

En lo concreto, París y El Cairo proponen el fin inmediato de las hostilidades, la apertura de corredores humanitarios y el inicio de un diálogo que conduzca a acuerdos tanto sobre la impermeabilidad de las fronteras como sobre el fin del bloqueo de la Franja de Gaza. Sin embargo, el plano ha dejado en la oscuridad algunos elementos, dos en lo esencial: la presencia de observadores internacionales en la frontera entre Egipto y el territorio palestino, y el papel que desempeñará Hamas en el futuro. A media voz o con comunicados oficiales, todos los actores de la crisis han aprobado el plan, pero la propuesta pende de un hilo muy frágil.

Ayer, una coalición de unas 50 ONG internacionales exigió que la Unión Europea “suspenda inmediatamente todo refuerzo de las relaciones con Israel y ello hasta que el gobierno israelí acepte un alto el fuego completo y permita el libre acceso humanitario a Gaza”. Souhayr Belhassen, presidente de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), aseguró que Israel rechazó todos los esfuerzos diplomáticos de la UE. “La delegación europea volvió con las manos vacías. Es entonces inconcebible extender los beneficios de una asociación con Europa a un país que viola el derecho internacional humanitario, rehúsa las negociaciones y favorece la violencia continua.”

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