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El mundo|Lunes, 23 de febrero de 2009
Unos 600 detenidos no tienen derecho a juicio

Un Guantánamo en Afganistán

Por Stephen Foley *

Menos de un mes después de ordenar el cierre de Guantánamo, el presidente Barack Obama aceptó, con cierto disimulo, seguir negándoles el derecho a juicio a cientos de detenidos sospechosos de terrorismo. Los reclusos se encuentran en Afganistán, en la base aérea de Bagram, al norte de Kabul. Son más de 600 y, detenidos en un limbo legal, se encuentran hacinados en condiciones más que rudimentarias.

Hace algunos días y con una respuesta de apenas unas líneas, la administración estadounidense le contestó a la corte de Washington que podía olvidarse del cierre de la base por un buen rato. Parece que librarse del legado Bush llevará tiempo.

Las organizaciones de derechos humanos ya señalaron que, en vez de detenerse, las prácticas extrajudiciales podrían estar expandiéndose bajo la nueva administración norteamericana, al menos en Afganistán. De hecho, el gobierno estadounidense acaba de aprobar una partida de 60 millones de dólares para ampliar las instalaciones del centro y así quintuplicar la capacidad de alojamiento actual.

Salvo para el personal de la Cruz Roja Internacional, el ingreso a Bagram está restringido a todo el resto del abanico de activistas por los derechos humanos y periodistas. De todas maneras, ya hay varios testimonios de ex prisioneros que señalan las prácticas que allí se cometen: desde aislar a una persona durante meses, hasta encadenarla con grilletes en las manos y los pies y privarla del sueño durante semanas.

La base de Bagram se hizo famosa después de que dos afganos murieran debido a esas prácticas en el 2002. Y a pesar de que informes posteriores a esa fecha parecieran indicar una mejora en las condiciones de detención, los mismos activistas de la Cruz Roja presentaron una denuncia formal contra Washington en el 2007 por los tratamientos infligidos a los detenidos.

Clive Stafford, abogado inglés de Binyam Mohammed, también británico y ex prisionero del campo, denunció la política de Obama afirmando que requiere de un gran cinismo el hecho de ordenar el cierre del penal en Cuba con capacidad de alojamiento para 245 internos, al tiempo que se amplía otra en Afganistán para albergar a miles de personas.

En el mismo sentido, Tina Forster, directora ejecutiva de la asociación Justicia Internacional, señaló ayer que mantener abierta la base de Bagram podría hacer parecer al cierre de Guantánamo como una medida vacía y simbólica. “A menos que reconsideremos de inmediato esta política que nos ha llevado a cometer abusos en Abu Ghraib y muchos otros lugares, estaremos simplemente manteniendo el statu quo”, afirmó. “Se ha detenido gente indefinidamente y en muchos casos se la ha torturado hasta el punto de matarla. No es estratégico para los Estados Unidos continuar con esta clase de políticas. No es consistente con los valores que se supone representamos como país”, agregó.

El Departamento de Justicia explicó el caso. Dijo que, a diferencia de Guantánamo, Bagram se encuentra en el campo de batalla.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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