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El mundo|Jueves, 26 de febrero de 2009
Voto en el Congreso de EE.UU. para aflojar restricciones

Más viajes a Cuba

Con 245 votos a favor y 178 en contra, los legisladores aprobaron un proyecto de ley presupuestario de 410.000 millones de dólares que permitirá a los cubano-estadounidenses viajar a la isla una vez al año y no cada tres.

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Media sanción para aumentar la frecuencia de las visitas de estadounidenses a Cuba.

La Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó ayer un proyecto de ley para 2009 que modifica las restricciones de viajes a Cuba impuestas en 2004. “Hoy hemos tomado una acción compasiva, porque corrige una medida que restringía las visitas y además envía un mensaje de que el Congreso apoya un cambio en la política hacia Cuba”, explicó José Serrano, legislador demócrata y presidente de un subcomité de asignación de la Cámara de Representantes.

Con 245 votos a favor y 178 en contra, los legisladores aprobaron un proyecto de ley presupuestario de 410.000 millones de dólares que permitirá a los cubano-estadounidenses viajar a la isla una vez al año y no cada tres años, como lo establecía la legislación actual.

La legislación amplió la definición de familiares cercanos, de manera que ahora se incluyó, además de padres, abuelos, hermanos e hijos, a tíos y sobrinos.

Serrano explicó que la legislación permitirá que los cubano-estadounidenses viajen una vez al año, gasten 179 dólares al día durante su estancia y visiten a miembros de su familia extendida. También se anularon las trabas regulatorias a la venta de medicinas y alimentos a Cuba, de manera que, por ejemplo, el gobierno de La Habana podrá pagar por los productos estadounidenses cuando lleguen a la isla y no por adelantado como hasta ahora. “Cuba es el único país que tiene que pagar al contado, y eso es algo irónico si parte de nuestro deseo es propiciar un cambio en la isla; el crédito es la esencia del capitalismo”, razonó Serrano.

La medida aprobada ayer revirtió las restricciones que impuso en junio de 2004 el gobierno del entonces presidente George W. Bush como medida de presión para alentar un cambio democrático en la isla.

Sin embargo, para convertirse en ley, la medida tiene que ser aprobada en el Senado, donde los demócratas tendrán que reunir al menos 60 votos para impedir cualquier táctica dilatoria de sus detractores.

El senador republicano Mel Martínez (Florida), de origen cubano-estadounidense, ya ha dicho que se opondrá a la medida.

“Este proyecto de ley financia nuestras escuelas, nuestros programas federales de salud y de vivienda y otros programas sociales y si los senadores están dispuestos a votar en su contra, simplemente porque no quieren que un cubano-americano pueda visitar a un familiar moribundo, tendrán que responder a eso”, enfatizó. Mel Martínez agregó que existe la posibilidad de que el exilio cubano una vez más intente controlar la política de EE.UU. e imponer su voluntad sobre el resto del país, pese a que una creciente mayoría de cubano-estadounidenses apoya flexibilizar las restricciones de viaje.

La idea de las restricciones de viajes de 2004 era cerrar el cerco económico contra Cuba, al limitar las divisas extranjeras que genera el turismo en la isla.

En un guiño al exilio cubano que lo apoyó en las elecciones de 2000, Bush redujo las visitas de cubano-estadounidenses a la isla a una vez cada tres años y sólo por 14 días, además de imponer un límite en los gastos de 50 dólares al día.

Salvo algunas excepciones y con el debido permiso del Departamento del Tesoro, los estadounidenses tienen prohibido viajar a Cuba y quienes violan la ley del embargo están sujetos a multas.

En el Congreso, varios legisladores presionan por un cambio en la política exterior de EE.UU. hacia Cuba por entender que la flexibilización del embargo ayudará a promover la democracia en esa nación.

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