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Desde México DF
Barack Obama rompió su primera promesa: no buscará restablecer la prohibición de venta de armas de asalto que se aprobó durante la presidencia de William Clinton y que venció en la administración de George W. Bush, pese a que lo había ofrecido durante su campaña hacia la Casa Blanca. Así, Estados Unidos no dará un solo paso atrás en la venta indiscriminada de armas de fuego, según confirmó ayer durante una reunión privada con el presidente mexicano, Felipe Calderón.
Para amainar la decepción de quienes esperaban un mayor compromiso estadounidense contra el tráfico ilegal de armas hacia México, que nutre la narcoviolencia que ha costado casi 11 mil vidas desde diciembre de 2006, Obama dijo que tratará de reactivar la discusión para que el Congreso de su país retome el tratado interamericano de armas que duerme en el Senado desde 1998.
Entre reiteradas alabanzas a Calderón por la lucha contra los carteles de la droga, Obama se comprometió también a intensificar la aplicación de las leyes para evitar que las armas que se venden en Estados Unidos sigan cruzando la frontera con México.
En la conferencia de prensa posterior al encuentro privado, Calderón apenas mencionó que ambos países tendrán un mayor intercambio de inteligencia para prevenir flujos ilícitos en la frontera, en especial de armas y lavado de dinero.
Sobre la posibilidad de una reforma migratoria en Estados Unidos tampoco hubo nada claro. Calderón se limitó a señalar las coincidencias en la necesidad de un debate profundo y que los dos gobiernos trabajarán para que la migración sea segura y respetuosa de los derechos humanos.
Horas antes, al dar la bienvenida a Obama en la residencia oficial de Los Pinos, Calderón había reiterado la necesidad de una reforma migratoria en Estados Unidos y el pleno respeto a los derechos humanos de los trabajadores. Obama reconoció que su país se ha enriquecido con el aporte laboral y cultural de los mexicanos y ofreció “trabajar juntos para restaurar el crecimiento económico, la sustentabilidad, y que este crecimiento sea de abajo hacia arriba, de modo que todos puedan beneficiarse, especialmente los jóvenes”.
Ambos mandatarios tocaron tangencialmente el tema del tráfico ilegal de armas y dinero de Estados Unidos hacia México que, en realidad, fue el tema dominante.
Tras la ceremonia protocolaria, Calderón y Obama se reunieron poco más de media hora y repasaron el trabajo que sus gabinetes han venido realizando en las últimas semanas.
Por la mañana, la secretaria de Seguridad Nacional estadounidense, Janet Napolitano, se reunió con los secretarios de la Secretaría de la Defensa Nacional, Guillermo Galván; de Marina, Mariano Francisco Sainez; de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, así como el embajador de México en Estados Unidos, Arturo Sarukhan.
Napolitano revisó con el Consejo de Seguridad mexicano la instrumentación de programas específicos de carácter binacional para reforzar la seguridad en el cruce desde ambos lados de la frontera.
“Del lado de Estados Unidos queremos asegurarnos de que no se desborde la violencia. Pero también queremos ayudar a México en sus esfuerzos para asegurarnos de tomar medidas drásticas contra los carteles, hacer lo que podamos para disolverlos”, dijo Napolitano a la televisión de su país, y aclaró que “no se trata de encontrar culpables. Se trata de resolver el problema. Y hay varias cosas que hemos trabajado sobre las que el presidente Obama y el presidente Calderón hablarán”.
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