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El mundo|Sábado, 20 de junio de 2009
En una inusual aparición pública confirmó el resultado de las elecciones y apoyó al gobierno de Ahmadinejad

El líder supremo prohibió las protestas

El ayatolá dijo que las diferencias se dirimen en las urnas y no en las calles y que si hubo algún error se corregirá, pero que no hay dudas del triunfo de Ahmadinejad, y que de persistir la protesta habrá consecuencias.

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El ayatolá Jamenei habló delante de miles de personas en la Universidad de Teherán y dijo que no tolerará más manifestaciones.

La marea verde iraní cedió por un día y el oficialismo aprovechó para demostrar su fuerza. Decenas de miles de personas se amontonaron ayer en las afueras de la mezquita de la Universidad de Teherán para la plegaria sagrada del viernes. Es una ceremonia que se repite todas las semanas y en todas las mezquitas del país, pero la de ayer en la universidad fue especial: la auspició el guía supremo de la República Islámica, el ayatolá Alí Jamenei. Antes de pasar a la plegaria, dio un largo discurso político. “Se debe decidir en las urnas lo que el pueblo quiere y lo que no quiere, no en las calles. Les pido a todos que pongan fin a este método. Si no lo hacen, serán responsables del caos y de sus consecuencias”, advirtió, de forma categórica, a los cientos de miles de opositores que dominaron el centro de Teherán durante toda la semana. Los miles de personas que lo escuchaban dentro de la inmensa carpa frente a la mezquita no lo dejaron continuar; los aplausos, los gritos y hasta los llantos taparon su voz.

Afuera, decenas de miles seguían sus palabras arrodillados en el suelo, mirando los parlantes gigantescos que reproducían su voz. Lo hicieron durante cerca de una hora. El ayatolá, que apenas se había mostrado a través de breves mensajes televisivos esta semana, ahora contradecía a los analistas y periodistas extranjeros que en las últimas horas habían predicho un quiebre dentro del establishment iraní. “Los responsables políticos que tienen una influencia en el pueblo deberían prestar mucha atención a su comportamiento. Si actúan de manera extremista, este extremismo llegará a un punto sin retorno, serán responsables por la sangre, la violencia y el caos”, advirtió Jamenei.

El mensaje estaba dirigido a Mir Houssein Mussavi, rival electoral de Ahmadinejad que salió segundo el viernes pasado según las cifras oficiales, y a sus aliados políticos: los ex presidentes Mohamed Jatami y Akbar Hachemi Rafsanjani. Los tres apoyaron o participaron de las movilizaciones opositoras que llegaron a convocar a cerca de un millón de personas el lunes pasado.

A pesar de que las marchas tuvieron como objetivo concreto al gobierno de Ahmadinejad, que ayer escuchó inmutable el discurso desde la primera fila, el ayatolá habló como si el movimiento reformista estuviera cuestionando los fundamentos del régimen islámico. “Desde el principio de la revolución hasta ahora, ha habido muchos acontecimientos que podrían haber hecho caer el sistema, pero el barco de la República Islámica de Irán siempre ha superado estos problemas y ha llegado a puerto, porque el pueblo tiene el apoyo de Alá”, tranquilizó a su gente.

Anteayer, Mussavi, ante cientos de miles de jóvenes, mujeres y profesionales, había convocado a sumarse a la ceremonia en la mezquita de la Universidad de Teherán, como un gesto de apoyo al ayatolá y al régimen islámico, instaurado con la revolución de 1979. Pero ayer a primera hora de la mañana cambió de opinión y les pidió a todos sus seguidores que se queden en sus casas para evitar enfrentamientos con los simpatizantes del gobierno, que desde temprano llegaron en masa al campus de la universidad. Quizás el ex primer ministro reformista se había enterado de que el discurso del ayatolá sería durísimo. Ni siquiera él, que había prometido asistir para aplaudir al líder máximo de la revolución, participó de la plegaria. Con Internet cortada durante la mayor parte del día, los celulares casi sin señal y la televisión pública concentrada solamente en los actos oficialistas, ayer los opositores no sabían bien qué esperar para mañana.

El ayatolá Jamenei había dejado en claro que no autorizaría ni la manifestación convocada por la oposición para el día de hoy ni ninguna otra. Anteanoche los bloggers opositores habían difundido miles de convocatorias para reunirse en la Plaza de la Revolución (Enghelab) a las 16 (hora local) y el gobierno había anunciado que Mussavi había pedido autorización para la manifestación. Sin embargo, ayer, después del categórico revés del ayatolá, un aliado del ex candidato opositor le dijo a Reuters que no existía tal convocatoria. “Mussavi no tiene planes de convocar una marcha mañana (por hoy) ni el día siguiente. Si decide hacerlo, lo anunciará en su página web”, dijo el dirigente, que pidió que no se revelara su nombre.

Pero la convocatoria sigue circulando en la blogosfera, que esta semana demostró ser más fuerte que el bloqueo informativo del gobierno y la moderación de Mussavi.

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