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El mundo|Martes, 28 de julio de 2009
Colombia nombró en Defensa al empresario Gabriel Silva Luján

De gerente cafetero a ministro

Silva Luján recibe el ministerio en un momento que contrasta éxitos en la guerra contra las FARC con denuncias de ejecuciones extrajudiciales. Debe enfrentar los conflictos fronterizos con Venezuela y Ecuador en el último año del gobierno de Uribe.

Por Katalina Vásquez
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El mandatario colombiano nombró al liberal Silva Luján como titular de la cartera más importante.

Desde Medellín

Colombia estrena ministro de Defensa. Ahora será un civil, el liberal Gabriel Silva Luján, quien ocupará la cartera más importante que desde hace dos meses está en manos de los militares. Desde la salida de Juan Manuel Santos, Silva fue el más sonado en la lista de posibles reemplazos del hombre que dirigió las operaciones militares que más han golpeado a la guerrilla en los últimos años, pero también de la cabeza de una institución involucrada en escándalos como las ejecuciones extrajudiciales o falsos positivos.

El anuncio oficial se hizo ayer, mientras el presidente Alvaro Uribe daba un informe sobre los derechos humanos y las fuerzas armadas colombianas y manifestaba su enojo contra los medios que revelaron, antes que su jefe de prensa, el nombre de Silva Luján. Ese era uno de los nombres más preguntados a Uribe, desde que Santos dejó su despacho a mediados de mayo para evitar inhabilitarse en su empeño por ser candidato a la presidencia del país. Desde entonces y hasta el 7 de agosto el encargado es el general Freddy Padilla de León, quien rompió una corta tradición en la cual son los civiles quienes dirigen la defensa nacional.

Gabriel Silva Luján es, más que un político renombrado, un empresario reconocido y un exitoso dirigente del gremio cafetero. Desde 2002 es el gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, donde emprendió una de las campañas comerciales más importantes en la última década: el posicionamiento de la marca Juan Valdez en el país y el mundo.

Silva estudió ciencias políticas en la Universidad de los Andes, en Bogotá, y luego se especializó en economía y relaciones internacionales en la School of Advanced International Studies de Johns Hopkins University, en Washington. Se trata de un destacado estudiante becado por la Fundación Ford.

Como político, su primera aparición fue a finales de los años ochenta, en el cargo de asesor de asuntos internacionales para el entonces presidente Virgilio Barco, y fue después embajador de Colombia en Estados Unidos durante el gobierno de César Gaviria. Después, sus esfuerzos han estado en el sector privado, aunque sus amigos cercanos y familiares hablan de un marcado perfil político en Silva desde siempre.

Quien salvaguardará al país y a sus ciudadanos en el último año del gobierno de Uribe es un empresario de trayectoria, con alta formación en administración pública y aureola de buen gerente. Y recibe el ministerio en un momento especial, que contrasta éxitos en la guerra contra las FARC con denuncias por la vinculación de la fuerza pública con mafias, y unas estadísticas desfavorables. Las bajas a la insurgencia pasaron de 736 en el primer semestre de 2008 a 298 este año. En contraste, aumentaron las bajas de oficiales: de enero a junio de 2009 hubo 259 soldados y policías muertos, un 26 por ciento más que el año anterior. Hoy muere un integrante de la fuerza pública por cada guerrillero asesinado, es decir, un uno a uno que Silva Luján tiene el reto de desempatar.

Además, el nuevo ministro tendrá que mostrar resultados en apenas un año que resta del gobierno de Uribe y en temporada electoral. Los conflictos fronterizos, las amenazas de ataques armados de Venezuela y Ecuador (ver aparte) y la desmoronada seguridad democrática son algunos de los frentes en los cuales Gabriel Silva tendrá que desplegar sus capacidades gerenciales y políticas. Pero su principal desafío es avanzar, con respeto a los derechos, en lograr que Colombia sea un estado social de derecho y no sólo territorio de disputa entre criminales, narcotraficantes y ejércitos ilegales, como ocurre desde hace cuarenta años.

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