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El mundo|Domingo, 9 de agosto de 2009
TEHERAN JUZGA POR COMPLOT Y ESPIONAJE A UNA PROFESORA FRANCESA DE 24 AÑOS

Furor europeo contra Irán

La UE calificó el juicio de “acto contra toda Europa” al tiempo que Francia pidió la “liberación inmediata” de Reiss y de la empleada francoiraní de su embajada, Nazak Afshar. La profesora había mandado e-mails de las protestas.

Por Eduardo Febbro
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Reiss escucha las acusaciones en su contra durante el juicio en Teherán.

Desde París

Irán entró ayer en la fase de demostración de que varias potencias extranjeras mueven los hilos de las protestas que siguieron a la controvertida reelección del presidente Mahmud Ahmadinejad. En una nueva ofensiva contra el hasta hoy irreductible movimiento reformista, Irán llevó ayer ante el Tribunal Revolucionario de Teherán a una joven profesora francesa de 24 años, Clotilde Reiss, y a dos empleados locales de las embajadas de Francia y el Reino Unido. Sobre los tres acusados pesan cargos de una oscuridad latente: complot, espionaje y hasta apoyo al movimiento reformista. La profesora francesa fue arrestada el 1º de julio en el aeropuerto de Teherán cuando se disponía a volver a Francia y está acusada de “espionaje” por haber enviado a un amigo francés que reside en Teherán un e-mail con imágenes de las protestas que se produjeron en la ciudad de Ispahán contra la reelección de Ahmadinejad.

Clotilde Reiss es una enamorada de Irán y su cultura y había pasado cinco meses como lectora en la universidad tecnológica de Ispahán, donde dio clases de francés a los estudiantes iraníes. El juicio a Reiss y a los empleados de las embajadas de Francia y Gran Bretaña –todos procesados junto a decenas de activistas iraníes– es un capítulo más de la lucha entre los clanes que se oponen en las esferas del poder. La oposición calificó el juicio de “puesta en escena” mientras que París, Londres y la Unión Europea condenaron sin mesura este proceso durante el cual el fiscal intentó probar que las potencias extranjeras financiaron y promovieron las manifestaciones de protesta que siguieron a la victoria de Mahmud Ahmadinejad en las elecciones del pasado junio. Le UE calificó el juicio de “acto contra toda Europa” al tiempo que Francia pidió la “liberación inmediata” de Reiss y de la empleada francoiraní de su embajada, Nazak Afshar. La Cancillería francesa estimó que las acusaciones contra la universitaria “carecen de todo fundamento” y que los cargos contra la empleada “son inexistentes”. A su vez, el ministro británico de Relaciones Exteriores, David Miliband, consideró una “provocación” la presencia en el banquillo de los acusados de un funcionario local de su embajada. Se trata de Hosein Rasam, acusado de espionaje para Estados extranjeros, según la agencia iraní IRNA.

Lo mismo que ocurrió en los juicios celebrados el sábado anterior, sólo la prensa oficial iraní tuvo acceso a la sala. Según la agencia FARS, el fiscal del tribunal, Abdolreza Mohabati, declaró que todos los acusados “elaboraron un plan, por cuenta de la oposición y de países extranjeros, para derrocar al régimen”. El fiscal acusó a las autoridades británicas y estadounidenses de tener un papel en los “disturbios” que estallaron luego del anuncio de la victoria de Ahmadinejad en las elecciones presidenciales de junio pasado, los más graves de la historia de la República Islámica. Hubo 30 muertos y centenas de detenidos. Las mismas fuentes revelaron que la joven francesa explicó al tribunal que efectivamente había estado en las manifestaciones porque “quería ver lo que pasaba (...) mis amigos y mi familia estaban preocupados; les envié mensajes de correo electrónico diciéndoles que las manifestaciones eran tranquilas”. En espera de la clemencia, Reiss se dirigió al fiscal para decirle: “Pido perdón al país, al pueblo y al tribunal de Irán y espero ser indultada”. Clotilde Reiss también reconoció haber escrito un informe “de una página” que entregó al jefe del Instituto Francés de Investigación en Irán, que depende del servicio cultural de la Embajada de Francia, sobre lo que había visto durante las manifestaciones.

La muchacha no parece tener en nada el perfil que la acusación le quiere poner con camisa de fuerza. Las piezas del ajedrez mundial que se mueven en torno de Irán y su programa nuclear no son ajenas a este caso, como tampoco la batalla entre los clanes iraníes. “Sin querer injuriarla, Clotilde Reiss tiene un perfil modesto, insignificante para las autoridades iraníes”, explicó a la prensa francesa Bernard Hourcade, especialista de Irán y fundador del IFRI, Instituto Francés de Investigaciones en Irán. Los analistas occidentales observan que Clotilde Reiss es un instrumento del sector más conservador para tornar imposible cualquier diálogo o acercamiento con Occidente y, especialmente, con Francia. La elección de Nicolas Sarkozy en 2007 acentuó la rivalidad entre París y Teherán. El presidente francés está acusado de haberse alineado con las posiciones norteamericanas al más puro estilo del ex presidente Georges Bush. El juicio contra Clotilde Reiss y los empleados locales de las embajadas de Francia y Gran Bretaña es un espectáculo con doble escenario: para consumo interno e internacional.

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